Capitulo 08 (Maratón ³/³)

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Rusia aún no se podía imaginar estar en un lugar como lo estaba viviendo ahora mismo.

Cuando llegaron al hotel no sintió aquel desesperante calor como el que llegó al aereopuerto, era refrescante a causa de los múltiples ventiladores a la disposición del lugar y la brisa marina al estar un poco cerca del mar.

Colombia hablaba animadamente con la recepcionista, que le indicaba amablemente su habitación y daba a su disposición la llave de la misma.

Se fueron juntas con el botones a su respectiva habitación, la cual estaba en el quinto piso de aquel establecimiento. Hablaban amenamente y organizaban sus planes para aquellas dos semanas que se quedarían de su vacaciones mientras el ascensor las llevaba a su destino.

Al ver cómo las puertas fueron abiertas, vieron con asombro donde pasarían cómodamente su estadía. Era un apartamento amueblado no tan pequeño ni grande, era perfecto para ellas dos. Tenían a su alcance una gran sala de estar, cocina con mesón que funcionaba como comedor, dos baños y una habitación grande con dos camas y dos armarios. Y como anillo al dedo, tenían un balcón donde podían ver una gran parte de la playa y de la ciudad que jamás habían imaginado.

-- Entonces, ¿Solo quieres ir a caminar por hoy?-- Preguntó la de nacionalidad latina mientras dejaba sus productos de belleza en los estantes de uno de los baños.

-- Sí, no quiero gastar las pocas energías que me quedan y sufrir un colapso-- Respondía apenada la rubia mientras sacaba su ropa y la acomodaba en el armario que se había adueñado. Tenía miedo de que Colombia fuera a pensar que era una aburrida al no empezar disfrutando desde que pisaron allí.

No iba a negar que estaba emocionada en probar aquellas aguas cristalinas bajo el sol, degustar la comida típica que servían ahí y tomar muchas fotos para presumirlas en sus estados, pero realmente el viaje había gastado sus fuerzas para aventurarse en aquel paraíso y solo pensaba en reestablecerlas durmiendo todo el día.

-- Hágale china, no debes de preocuparte por nada. Yo me encargo-- Dijo Colombia dándole una gran sonrisa antes de tumbarse en la cama de al lado, cerca de la ventana.

Le iba a recordar que ella era Rusia hasta que escuchó como daba pequeños ronquidos.
No era la única cansada después de todo.
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Unas horas después, ambas amigas salieron del hotel con ropas más adecuadas para soportar el clima en donde estaban; Colombia llevaba puesto una camiseta un poco más grande a la de su talla de color azul marino con una pantaloneta poco visible al ser tapada por la prenda de arriba. Sus botines preferidos fueron reemplazados por unas bonitas sandalias negras, y su cabello fue recogido en un moño desordenado con la ayuda de su fiel ganchito; Mientras Rusia tenía un cómodo enterizo color verde pastel suelto, llevando también unas sandalias pero de color dorado y su pelo rubio recogido en una cola baja.

Caminaban en aquella arena blanquecina sin ningún apuro, apreciando como el mismísimo sol simulaba hundirse en el mar y este reflejaba su luz en el agua, dando un bonito espectáculo a esa hora.

Antes de que la pelinegra se diera cuenta, Rusia adelantó el paso y se adentró en la orilla del mar. Miraba como la última nombraba caminaba en el borde que separaba el agua con la tierra firme, sin importar que sus pies se mojaran en el proceso. Daba vueltas sobre su propio eje, haciendo que su cabello y su cuerpo danzara a la par con el viento, y su sonrisa fuera más brillante que nunca.

Rusia estaba experimentando lo que ella ahora mismo consideraba "vivir". No sólo es tener un trabajo estable, una familia y estar psicológicamente bien. También era disfrutar de las maravillas que el mismo mundo les daba a todos por igual, disfrutar hasta el último respiro las situaciones sin importar que sean buenas o malas, y sentir lo que no puede ser comprado, pero si anhelado por cualquier otra persona que no tendría todavía: Paz.

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⏰ Última actualización: Apr 23 ⏰

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