Capítulo 05

73 8 3
                                    

Una amistad que se tiene desde ya hace mucho tiempo ocupa un lugar muy especial en la vida de cualquiera.
El cariño y la confianza que se obtiene a través de los años no puede ser reemplazada por una amistad que apenas lleva meses.

Estas amistades regularmente pasan dificultades a causa del tiempo y la distancia, se pierde en gran parte la comunicación y, de a poco, la confianza que se tenía hasta quedar como unos completos desconocidos. Por ello, es importante que ambos individuos pongan de su parte para que está sea restaurada.

En estos casos, se tiene presente que se restaure a una velocidad muy lenta, para evitar mal entendidos y ciertas presiones por ambas partes.
Pero existen otros, que les vale un comino lo anteriormente mencionado y se toman dos días enteros para volver a lo que eran antes, siendo así Rusia y China.

Estos se encontraban plantados en la gran sala de la rubia, comiendo como cerdos todo tipo de platillos que les traían y riéndose de cualquier estupidez que pasaba por televisión, principalmente por las novelas que se transmitían.

-- "No se como decírtelo, Jack..." -- La pelirroja paró su andar y llevó su mano a su corazón, que se encontraba muy descontrolado por los nervios de la misma-- "No se como puedas reaccionar."

-- "¡No te detengas! Puedes decírmelo, es lo mejor tanto para ti como para mí." -- Jack detuvo su andar y dio la vuelta para encarar a su amiga.
Ambos jóvenes se fijaban en los ojos del contrario. Una sentía temor por la reacción de su amigo y el otro sentía muchos nervios, pensando los supuestos sentimientos que puede tener Laura por él.

-- "Yo... YO-"
-- ¡DILO DE UNA MALDITA VEZ!
Jack no podía aguantar más, quería escuchar esa confesión y corresponder a aquel que consideraba el amor de su vida.

-- ¡NO ME GUSTA EL POLLO KENTUCKY!

-- "Qu..." --Sus ojos abrieron sin más, apretando su envase de pollito.
Veía como Laura caía de rodillas y se ponía a llorar a moco herido.

-- "Yo quería mi cajita feliz" --Decía la pelirroja tratando inútilmente borrar los grandes caminos de lagrimas que trazaban sus mejillas.

Ambas naciones se reían como marmotas agonizando, no sabían si era por las caras estúpidas que ambos formaban o la estupidez que estaban viendo.

-- Mira! Aquí podemos ver como su corazón se rompe en mil pedazos. -- Dijo el asiático mientras adelantaba un poco la escena, viendo así como se le deformaba el semblante alegre del chico a uno dolido y triste.

-- ¡Deja eso! Ya me duele el estómago por tanto reír -- Expresó la contraria limpiando sus lágrimas a causa de las carcajadas que le sacaba su amigo.

Después de aquel abrazo que se dieron en la oficina de Rusia, se pusieron al día con las vidas de cada uno, contando miles de anécdotas y expresando de cuanto se extrañaban, dejando muchos asuntos resueltos ese mismo día y varias promesas que jamás romperían.

Ambos ya calmados, siguieron viendo aquella novela, dándose por terminada cuando el protagonista se alejaba de la escena, abrazando su envase de KFC y diciendo por último: "Un culito no vale lo mismo que tenerte en mis brazos".

Después de un breve corto de comerciales seguía una película, al parecer romántica por su portada cursi y algo "llamativa".

-- Deberías cambiar el programa, hay muchos canales con mejor programación que ese-- Dijo la euroasiática al chino, mientras se levantaba del cómodo sofá y se dirigía a la cocina por más comida.

Tú... ¿Me amas? - Ruscol -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora