Sunggyu corría alrededor de la estantería de la librería tratando de escapar de la lunática con el martillo. Este no era uno de sus mejores días. —Ahora, Ji Hyun, sé razonable. —Él comenzó a correr por un pasillo y luego por otro.
Su corazón estaba golpeando fuerte bajo sus costillas mientras trataba de escapar de la loca que lo acechaba por su librería.
—¿Razonable?— ella gritó—. Ni siquiera has sacado un nuevo libro en un mes, ¿y quieres que yo sea razonable?— ella trató de cortar camino, pero Sunggyu vio lo que ella estaba haciendo y se movió hacia el otro lado. ¡Esto era una locura!
—He estado ocupado, lo sabes, viviendo. —Sunggyu saltó sobre la pila de libros de misterio que aún no había acomodado. Eso era otra muestra de lo que estaba posponiendo. Corrió por un pasillo y rodeó el sofá, deseando haberse quedado en la cama esa mañana.
Casi había llegado a la puerta cuando Ji Hyun blandió el martillo, golpeando su muñeca causándole gran dolor. — Maldición, Ji Hyun —Sunggyu aulló mientras instintivamente jalaba su brazo hacia su pecho. Ella se movió de un pie a otro pie, como si estuviera preparándose para atacarlo.
—Quiero que empieces ese nuevo libro o la próxima vez vendré por tus bolas. —Las aletas de su nariz se movieron cuando ella bufó y lanzó el martillo sobre su hombro—. Lo digo en serio. Sin excusas. ―Ella entrecerró los ojos mientras lo señalaba con su dedo—. Y yo sé, siempre sé.
Sunggyu vio cómo su amiga loca salía apresuradamente de la librería, cerrando la puerta de golpe detrás de su loco culo. ¿Desde cuándo los escritores de libros tenían un estatus digno de un acosador? Ella no tenía un tornillo flojo. Ella los había perdido todos, y la caja que sostenía su cerebro había colapsado.
Sunggyu se apresuró hacia la puerta, sus manos temblaban incontrolablemente mientras cerraba el lugar con llave.
No estaba seguro si las puertas cerradas con llave mantendrían a la gente loca afuera, pero él no quería correr ningún riesgo. Después de todo ella estaba tan loca como para usar un martillo. ―¡Quién infiernos carga un martillo!— gritó frustrado mientras se dirigía a su oficina.
Se apresuró hacia su escritorio, buscó una venda bajo toda la pila de papeles legales e inspeccionó el daño. Estaba rojo e hinchado con un gran círculo sobre su mano causado por la cabeza del martillo.
—Y ahora, ¿quién va a pagar la cuenta médica de esto?— murmuró mientras se colocaba la venda alrededor de su lesión. Nadie, porque él no podía arriesgarse a ir al Centro Médico del otro lado de la ciudad y que le sacaran sangre.
Luchó por poner el gancho que detenía la venda en su lugar y entonces movió los dedos para asegurarse de que no estaba tan apretada. Sunggyu hizo un gesto de dolor cuando el dolor recorrió su brazo. Quizás él no debió de haber hecho eso.
Levantó la cabeza cuando oyó que golpeaban en la puerta. Sunggyu rezó porque ella no hubiera regresado a cumplir con una de sus amenazas. Sus bolas se elevaron y se apretaron contra su cuerpo mientras se asomaba por una esquina. Si era ella de nuevo...infiernos probablemente de nuevo correría alrededor de la tienda como el cobarde que era.
Lentamente asomó la cabeza por la esquina para ver la puerta del frente. Gracias a Dios no era ella. Con una respiración de alivio cruzó la librería y le quitó la llave a la puerta con una gran sonrisa pegada en la cara.
—Hola, Seokjin.
Escondió su lesión atrás de su espalda mientras se hacía a un lado y permitía que el joven hombre entrara.
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Manada Park #15
FantasyKim Sunggyu está manejando su vida. Cuando Kang Ji Hyun se proclama su fan número uno al descubrir que él secretamente escribe libros, Sunggyu cortesmente declina sus atenciones, haciéndole saber que él es gay. Pero eso solo hizo que ella estuv...