Sunggyu gimió cuando JiHyun ató una soga alrededor de su cuello. —Te lo advertí. —El tono era agresivo con un toque de locura y un toque de alegría—. Tenías que involucrarte con los lobos. Gran error de tu parte.
Sunggyu no tenía fuerza para discutir. De cualquier manera a él no le importaba. Él se estaba desangrando, había sido golpeado y estaba cansado de todo eso.
¿De qué serviría seguir luchando si su vida parecía ser una interminable batalla solo para mantener la cordura? El estrés estaba cobrando su cuota dejándolo agotado y golpeado.
Solo no podía seguir más con eso. Su cuerpo estaba adormecido y su corazón quebrado. No podía pensar en una buena razón para tratar de luchar contra la loca perra.
De cualquier manera no era como si tuviera fuerzas. Había perdido tanta sangre que apenas si era capaz de levantar los brazos.
Hizo un gesto de dolor cuando la gruesa soga rozó la piel de su cuello desgarrado. Se sentía como un chuchillo caliente sobre su lastimada piel. Podía sentir las lágrimas amenazando caer por la manera en que su vida terminaría, pero Sunggyu ni siquiera tenía la fuerza para permitir que cayeran. Solo estaba tan cansado.
Rezó porque rápidamente y no demasiado doloroso llegara el final. Incluso si él tuviera toda su fuerza, no era suficientemente fuerte para luchar contra JiHyun. Él nunca había conocido a una mujer tan poderosa como lo era JiHyun. Era como si ella fuera dos hombres en lugar de una mujer. Nunca imaginó por qué ella era tan fuerte. Y en ese momento, a él realmente le importaba una mierda.
—Levántate. —Ella jaló la soga como cuando un propietario obliga a su perro a ponerse de pie. Sunggyu rodó los ojos mientras la veía. Él no tenía fuerza ni para levantar el meñique. Sunggyu podía sentir su vida drenándose mientras su cuerpo estaba cada vez más frío.
—Bien. —JiHyun lo lanzó sobre su hombro y subió la escalera. Sunggyu caía flojo, sus brazos y sus piernas colgando y su cabeza se movía de un lado a otro mientras ella subía por la delgada escalera.
Cerró los ojos deseando una última mirada a su oscuro y encantador lobo. Solo una caricia más, un beso o incluso alguna apasionada palabra antes de que la luz se fuera permanentemente, dándole algo de consuelo en su hora más oscura.
—Woohyun —gimió a través de su seca garganta cuando una sola lágrima se le escapó. Quería a su lobo. Quería lo que era suyo para siempre.
—Nadie vendrá a ayudarte. —JiHyun dejó a Sunggyu y se apartó, sus pies apenas tocaban la escalera—. Esto realmente no es acerca de un libro. Para que lo sepas no soy tan estúpida para estar aquí y revelarte mis planes. Incluso los idiotas como tú pueden ser afortunados. Aunque realmente lo dudo. — Ella se carcajeó y bajó las escaleras—. Adiós, Sunggyu.
JiHyun pateó la escalera bajo sus pies, dándole una última mirada antes de salir corriendo de la oficina.
Baekhyun, Seokmin, y Seokjin atravesaban el bosque, los vampiros los seguían de cerca. Ellos fueron muy afortunados de caer al suelo antes de que los vieran.
Muy mal que Seokjin llevara las malditas cadenas.
Seokmin corría tan rápido que sus rodillas golpeaban su pecho y sus brazos se movían a la velocidad de la luz. Su corazón golpeaba sin control mientras sentía sus extremidades arder. Los tres corrieron hasta que llegaron al pueblo.
Seokmin iba a enrollar esas jodidas cadenas alrededor de la cabeza de Seokjin.
Baekhyun corrió haciendo su mejor esfuerzo por abrir la librería pero estaba cerrada. Su cabeza giraba treinta seis grados buscando algo mientras movía los brazos salvajemente.
ESTÁS LEYENDO
Manada Park #15
FantasyKim Sunggyu está manejando su vida. Cuando Kang Ji Hyun se proclama su fan número uno al descubrir que él secretamente escribe libros, Sunggyu cortesmente declina sus atenciones, haciéndole saber que él es gay. Pero eso solo hizo que ella estuv...