Capitulo 7

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—Hey, Sung. —Seokjin se dejó caer en el sofá al lado de Sunggyu.

A él realmente le agradaba el chico. Seokjin era siempre amable y gracioso cuando iba a su tienda. Levantó el cuello de su camisa. Le avergonzaba que todo el mundo viera lo que creían que se había hecho él mismo.

—No necesitas esconderlo. Sé que tú no te hiciste eso. — Seokjin se acomodó de lado en el sofá de cara a él—. Seokmin, Baekhyun, y yo fuimos a tu tienda esa noche para probar que tú realmente tienes un acosador. Aunque no la vimos cuando llegamos, nosotros te creemos.

Sunggyu no sabía qué decir. ¿Las parejas le creían? ¿Por qué no tenía ese tipo de seguridad en su propia pareja? Era molesto que Woohyun lo hubiera juzgado y declarado culpable sin un juicio. Él estaba siendo acusado erróneamente por todo el mundo incluso por su pareja. Eso lo enojaba, pero Sunggyu estaba tratando de mantener la paz así que trataba de que no se viera la marca de la horca para que ni siquiera tuviera que comentar.

Sunggyu se limpió la garganta, sus dedos se congelaron alrededor de su cuello. —Gracias, significa mucho para mí. —Y era cierto... Había pensado que todos estaban seguros de que él estaba loco y que estaban listos para lavarse las manos con respecto a él. Esa era una solitaria sensación cuando crees que estás por tus propios medios.

—La atraparemos. Entonces le haremos pagar. —Seokjin tronó sus nudillos.

Sunggyu se rió. —Un golpeador tan joven. Qué lindo.

—No, no soy violento, pero por otra pareja, mato una roca.

—Gracias a los dioses no hay rocas que traten de destruirme, pero te avisaré si las piedrecillas organizan un levantamiento.

Seokjin se sostuvo su costado mientras se carcajeaba. —Me agradas.

—Lo siento, Woohyun tiene la exclusiva. —Sunggyu se rió. Ahora se sentía mejor.

—Rebenka, ven.

Sunggyu se inclinó sobre Seokjin. —Te juro que voy a comprar un collar de perro si él sigue con eso.

Seokjin sonrió ampliamente. —Tengo uno arriba.

—Apuesto a que lo tienes. —Sunggyu le dio un guiño al joven con piercing antes de levantarse.

—Woof, woof. —Sunggyu salió del estudio y siguió a Woohyun a la oficina del demonio.

—Por favor, toma asiento. —Chanyeol extendió la mano hacia el sofá de cuero.

—Creo que prefiero estar de pie si voy a estar frente al escuadrón de fusilamiento —dijo Sunggyu impertinentemente, estaba realmente cansado de todo ese barullo.

Woohyun negó con la cabeza mientras se quedaba a unos centímetros de distancia. —Nadie te está juzgando. Wonwoo cree que lo mejor es que veas a un psicólogo y quizás que te den algún medicamento que te ayude.

Sunggyu dio un paso hacia atrás, su mirada viendo de Woohyun a Chanyeol. ¿Ellos lo decían jodidamente en serio?

—Va a estar bien, rebenka.

Sunggyu negó con la cabeza y nerviosamente pasó la mano por su cabello. —Pero no estoy loco. —Se mordió el labio inferior y bajó la mirada.

JiHyun es real.

Él no trató de ahorcarse. ¿Lo habría hecho? Sunggyu levantó la vista hacia los tristes ojos de su pareja. Woohyun dudaba de él, dudaba de su cordura. Eso estaba en su jodida mirada.

—Woohyun no te abandonará, Sunggyu. —Chanyeol trataba de tranquilizar a un hombre que no podía ser tranquilizado ahora mismo.

Sunggyu miró hacia el Alfa que parecía motociclista y entonces de nuevo a sus zapatos. No había manera de que él hubiera hecho todo eso. Sus dedos se flexionaron al recordar que ella lo había golpeado con el maldito martillo. Aun sentía el ardor alrededor de su cuello.

Manada Park #15Donde viven las historias. Descúbrelo ahora