De una manera muy especial, elohim solía pedir sacrificios humanos y de animales en todas sus épocas. Hay un vínculo especial eincontroversial entre la sangre, el sacrificio y la deidad. Por eoneslos profetas hicieron ceremonias sacrificiales de víctimas vivaspara apaciguar la ira de elohim. Explicar las razones de este método sólo es posible mediante un estudio más avanzado de la deidad, pero a esta altura es menester afirmar sin lugar a duda queel sacrificio de víctimas vivas es una prerrogativa de elohim en todas sus eras.
El propósito del sacrificio para los humanos que seofrendaban era el santificarlos.La palabra sacrificio proviene de sacrum (sagrado) y facer (hacer): el sacrificio hace que lo sacrificado se santifique y se considere sagrado delante de elohim y para las personas que atestiguanel evento. La víctima se entrega de manera voluntaria al tiempoque se hace sagrada para el pueblo y para elohim. Debido a nuestroconcepto tan pobre sobre la vida y la muerte, para nosotros elsacrificio es algo que significa dolor y tristeza, pero para elohim ylos iniciados en los saberes cúlticos antiguos, el sacrificio es unprivilegio y el mayor honor; el ser hecho sagrado por su elohimmediante el derramamiento de la sangre le garantiza a la víctima una resurrección efectiva con grandes dones en la nueva vida. Asípues, elohim exige siempre sacrificios humanos y de víctimas animales para hacer sagrados a esos seres. La elección de las víctimas—siempre en mano de elohim o de los profetas o de los sacerdotes— era una obligación, dejándose la opción del sacrificio voluntario en el que la víctima se ofrecía a sí misma para ser sacrificada y derramar su sangre en honor a su elohim.Nuestra cultura, tan tierna e ignorante en el conocimiento yrevelación de elohim, percibe esta ofrenda —seleccionada o voluntaria— como un acto aberrante y lejos de la vista de un diosde amor y de misericordia, pero —reitero— nada más distantede la realidad. Podemos entender que en todas las religiones yculturas religiosas avanzadas o primitivas, que recibieron lamisma revelación desde las tierras antiguas, siempre sucedían losmismo rituales y los mismos sacrificios de víctimas animales ohumanas como un acto de voluntad solemne del hombre haciasu elohim.
En todas las religiones existe un lugar llamado altar, y es queen todo culto o acto ritual en que se involucra a una víctima mortal debe haber un altar, pues es el lugar elegido por los dioses pararecibir el tributo de las víctimas, beber su sangre, saciar su ira yhacer santo y muy sagrado a lo sacrificado. Hoy en día, las religiones occidentales cristianas y sus derivadas siguen ostentandoun lugar al que llaman altar, sin saber siquiera que para que eselugar sea un lugar de consagración debe ser iniciado con el sacrificio de una víctima animal escogida por elohim, o voluntaria, paraque su sangre abra las puertas al mundo divino y sea canal decomunicación entre elohim y los creyentes.Dicho esto, la creencia y defensa de los modernos líderes religiosos de sus «altares» es sólo ignorancia pura y engaño, no hayaltar sin sacrificio y derramamiento de sangre, ergo, nada que subaa ese lugar —mal llamado altar— se santifica ni es santo en lo absoluto, pues la condición de la consagración no se cumple sielohim no demanda el sacrificio y este se realiza hasta la muerte.Los altares son entonces lugares de muerte y de vida, son lugares duales, en los que la oscuridad de la muerte y la luz de unanueva vida se entremezclan liberando y purificando a la víctimahasta el estado de santidad máxima, en el que la ira y la alegría deelohim llegan al clímax, en donde el juicio y el perdón de mezclanen una danza perfecta de redención y comunión entre el Creadory la creatura.
Estas prácticas rituales que vemos en los libros de historia ylos documentales sobre los sacrificios humanos y víctimas animales, los catalogamos como actos siniestros de una mente animal salvaje y sin temor de Dios, pero es necesario comprenderque lejos de este pensamiento es precisamente elohim, el Dios detodo el universo, quien incita, pide y exige estos sacrificios paracalmar su sed, su ira, y hacer justicia para perdonar a los que sobreviven, no sin antes garantizar el levantamiento póstumo de lavíctima a un nivel de gloria y santificación que nadie puede lograra menos que pase por el sacrificio de la muerte en el altar deelohim.Desde tiempos inmemoriales, en las tierras antiguas, podemosentender que el sacrificio siempre fue exigido por elohim y nocambió para nada en la nueva creación, es decir, en nuestromundo. Este nuevo mundo en que vivimos sigue siendo regidopor elohim y él exige todavía este tipo de rituales y sacrificios, tantohumanos como de animales, para apaciguar su sed, su ira, y otorgar galardones a la víctima en el más allá y dar a su vez el perdóna los sobrevivientes, gracias a la sangre derramada. Muchos cristianos devotos quizás ahora sientan repulsión por lo que menciono en estas páginas, pero sólo estoy diciendo una verdad absoluta, patente en todas las religiones de la historia, patente eindiscutible en la escritura hebrea y en la Biblia cristiana; ese es tu elohim, ese es el mismo Dios creador de todos los Cielos quiense revela y hace como él quiere en medio de los hombres.Los sacrificios humanos son la parte más elegible y favoritade las ofrendas dadas a elohim en el mundo antiguo. En la tierraanterior el tema no era prohibido sino más bien pan de cada díaentre sus moradores. Siempre en los altares y en los santuarioshubo víctimas de ofrenda a elohim para calmar su sed y otorgarlos favores a la humanidad al santificarlos y darles honra y gloriapóstuma a las víctimas. Los sacrificios humanos en los altareseran incontables cada día. Por las costumbres presentes en lashistorias que cuentan las rocas de antaño, la predilección en laofrenda eran los niños y las jóvenes que no habían conocido varón —íntimamente—, de hecho, también hay rastros de laofrenda de jóvenes varones que no habían conocido mujer; siempre eran la ofrenda más estimada y valiosa que se podía presentary eran aceptadas por elohim como un olor grato y fragante delantede su trono.
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Profetas, el llamado de la sangre, Libro I
Ficción históricaEn el siglo XX y lo que va del XXI se han hecho grandes descubrimientos arqueológicos que desencadenaron mucho entusiasmo en la comunidad científica por las implicaciones que venían con los hallazgos. Gran parte de lo que creíamos saber de la histor...