Blas
Reflexioné durante un buen rato sobre acercarme a hablar con él nuevamente. Las cosas estaban tensas, y tal vez lo mejor era dejarlo en paz de una vez. Me rendí y me alejé poco a poco del castaño que leía un libro entretenido en la banca de la biblioteca.
De repente, apareció Alma, mi amiga, y notó mi expresión facial preocupada. Sin decir nada, hice un gesto extraño y solté el aire que había retenido.
-Deberías luchar por él-me dijo Alma.
-No, Alma, ya lo lastimé suficiente-respondí mientras le quitaba su sándwich.
Ella se arrodilló a mi lado y trató de convencerme de soltar mis errores del pasado: -Eras solo un niño de 12 años que no sabía el daño que podía causar. Ambos éramos demasiado pequeños e inmaduros. No te atormentes con algo que sucedió hace años-me dijo con compasión.
-No, almendra. De cualquier manera, solo le pediré perdón y después lo dejaré-respondí con determinación.
Alma suspiró desanimada. -¿Al menos me das mi sándwich?-preguntó.
-No-le dije con picardía mientras le pellizcaba la frente. -Ten, puedes comprarte algo-agregó, depositando un billete en su mano para que pudiera comprar algo y también comer.
Luego, mentí sobre ir al baño y me alejé de Alma. No era normal que yo fuera a los baños de la escuela, ya que siempre me habían parecido un tanto incómodos.
Cuando vi que Alma se dirigía hacia la cafetería escolar, di la vuelta para dirigirme a las piscinas escolares. A esa hora, generalmente estaban solitarias, justo lo que necesitaba. Saqué mis audífonos, un libro y el medio sándwich que le había quitado a Alma. Me recosté contra la barandilla de las albercas y abrí el libro, deteniéndome en la hoja marcada por un desgastado y algo viejo dinosaurio azul.
Mientras escuchaba la lista de reproducción que tenía especialmente para leer, me sumergí en la historia. Fue en ese momento cuando Juani, que me conocía bien, me sorprendió al encontrarme.
-¡Al fin te encuentro!-exclamó-. Ah, tienes audífonos-agregó al ver que estaba leyendo.
Después, me arrebató el libro de las manos con cierta fuerza, lo que hizo que el dinosaurio cayera. Ambos nos quedamos en silencio, hasta que Juani soltó un jadeo de sorpresa.
-¿Aun lo tienes? -preguntó, tomando la figura de papel entre sus manos.
Recordé que, cuando aún él tenía 8 años, elaboró un separador en forma de dinosaurio y me lo regaló. En ese momento, no me gustaba leer, pero él me regaló una libreta de superhéroes, lo que me hizo empezar a disfrutar de la lectura. Fue un momento muy especial, por eso había guardado el separador durante tantos años.
-Yo... Lo encontré en casa algunos meses atrás y necesitaba un separador -vacilé nervioso.
-Entiendo -dijo Juani, todavía sosteniendo el dinosaurio-. Bueno, toma.
Extendió la figura hacia mí y, al tomarla, nuestras manos se tocaron por una fracción de segundo, desencadenando emociones que ambos creíamos olvidadas.
-¿Para qué me estabas buscando?-preguntó Juani.
-Sobre eso quería hablarte -respondí, mordiéndome el labio.
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"-1" ; Juani & Blas
Romance♪ | • Besar a un chico lindo. Con sutileza, tachó la línea con la ayuda de la pluma azul. "-1", anunció en voz alta mientras doblaba la lista para guardarla en el bolsillo trasero de sus pantalones, luego salió de su habitación con una sonrisa en el...