5. Tantas maneras posibles

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Años atrás, en la escuela a las tres de la tarde, ¿Qué hacían allí Blas y el pequeño de ojos azules? La hora de salida había sido hace dos horas.

-Ya te lo dije, venimos por mi guitarra -explicó Blas.

-¡Oh, está bien! ¡Vamos! -respondió el pequeño, entrelazando sus deditos con los de Blas.

El pequeño se sintió extrañado cuando el pelinegro se desprendió de su agarre, ya que siempre lo dejaba sujetar su mano.

-Espérame aquí mientras voy por ella, ¿está bien? -le pidió Blas, hincándose a su altura. El menor asintió, y antes de salir, le dio un beso en la mejilla, dejándolo solo.

-Hola, lindo -saludó a Juani, confundido al ver a Marcos también presente. Quizás él también había venido por algún instrumento, pensó.

-H-hola...

-¿Qué haces aquí solito?

-Y-yo acompañé a Bl...

-Da igual, ¿Me puedo sentar? -preguntó Marcos, sentándose sin esperar respuesta. Estaba muy cerca de él, y su mano acariciaba su pierna, dándole algunos apretones. Juani se sentía incómodo y esperaba que su amigo llegara pronto para sacarlo de allí.

Lo que no sabía era que Blas estaba escondido detrás del salón junto a sus "amigos", quienes grababan mientras se reían del miedo que Juani estaba sintiendo. Lo que no esperaban era que el pequeño le gritara furioso a Marcos que dejara de tocarlo y a su vez terminara confesando lo mucho que le gustaba Blas.

-¿¡Tú también eres una florecita!? -lo miro Jonathan con asco, agarrando a Juani del cuello.

Blas, que se había acercado para ver qué sucedía, lo miraba esperanzado con sus bonitos ojos verdes. Por su lado, este tenía miedo y no sabía qué contestar a las insistentes preguntas de Jonathan.

-¡NO! ¡A mí me dan asco las personas como él! ¡No sé por qué demonios dice eso! -se defendió Blas.

Cierto pelinegro salió de sus entrenamientos y al ver la escena, golpeó el estómago de Jonathan provocando que soltara al pequeño niño de cuarto año.

-¿Estás bien? -preguntó.

-¡No! -respondió Juani, con lágrimas en los ojos y un puchero en los labios. -Enzo, ¿Puedes llevarme a casa?

-Claro, vamos -respondió Enzo, tomando su mano mientras caminaban hacia la salida del instituto.

Blas quería ir tras ellos, quería alejar la mano de ese idiota de su niño, pero antes de poder reaccionar, Jonathan ya se encontraba gritando de nuevo.

-¡Dale el maldito teléfono! -le gritó a Marcos, quien le entregó el aparato. -¡Publica ese maldito video! ¡Ese mocoso no se va a salir con la suya!

Encendió el teléfono y vio que habían grabado desde que llegaron juntos. No quería hacerlo, pero Jonathan de nuevo estaba de pie junto a él, viéndolo molesto.

-¡¿Qué demonios esperas?! ¡Hazlo ya! -le exigió Jonathan, y con el dedo tembloroso, Blas publicó el video en la página oficial de la escuela.

[•••]

-Blas -llamó su hermano. -¿Recuerdas que dijiste que querías trabajar en una nueva versión tuya? ¿En tu mejor versión?

-Sí -respondió, sorbiendo su nariz.

-Bueno, para lograr eso necesitas perdonar tus errores del pasado, dejar ir todo ese dolor...

-Pero...

-¡Pero nada! Cariño, debes dejar de ser tan duro contigo mismo. Fue hace años y eras un niño con miedo -dijo su madre al entrar a la habitación. -Juani ya te perdonó.... Ahora te toca a ti.

"-1" ; Juani & BlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora