Capítulo 28

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—¡Esto no va a ser una repetición de la última vez! —El entrenador grita mientras nos preparamos para el partido.

Me miran con ojos de lince.

—No se va a repetir. —digo obedientemente.

Por muy patético que sea Norrapat por ir a por Gun por haberlo rechazado, no voy a tomar represalias. De nuevo.

Ya tuve mi oportunidad con él. No necesito otra.

Quiero otra, pero no a costa del hockey o de Gun. Le prometí a Gun que no lo haría.

—Jugamos inteligentemente. Jugamos duro. Y nos vamos con la victoria. —dice el entrenador.

Nos animamos, y me pongo a jugar.

Sólo hemos perdido un partido esta temporada, sin incluir el último lío de la UVM. Si seguimos como hasta ahora, la maldición de la CU será nuestra perra. Ese es un legado que me encantaría dejar atrás.

El entrenador nos deja para salir al palco, y en cuanto se va, Anan me lanza su guante.

—¿Estás seguro de que tienes la cabeza en el lugar correcto?

—Sí. —Le devuelvo el guante.

Lo coge fácilmente.

—Hmm, ¿han roto Gun y tú?

—No.

—Pero no vas a ir tras Norrapat...

—En todo caso, él vendrá tras de mí. Si puede atraparme.

—Estará buscando sangre.

—Puede intentar todo lo que quiera. Estaremos concentrados en los puntos.

Anan asiente.

—Así es como debe ser.

—Seguro, Topher.

Me mira fijamente.

—No. Eso no va a ser así.

—Mmhmm.

—Tu novio es molesto.

—Pero es guapo, ¿verdad?

Me da una palmada en el hombro.

—Si te gustan esas cosas. Claro que sí.

Me dirijo a la sala.

—Salgamos y demostremos a todos que la maldición no es real.

Los gritos y la excitación antes de un partido nunca fallan a la hora de ponernos en sintonía.

La adrenalina llena mis venas mientras bajamos por la rampa hacia el hielo. Nos movemos como un equipo. Estamos sincronizados.

Y eso dura hasta que cae el disco.

No es sólo Norrapat el que quiere sangre. Es todo el maldito equipo. Conmigo como su principal objetivo.

Recibo más golpes que si estuviera en un ring de boxeo.

Los entrenadores piden un cambio de línea, sacándome del hielo.

—La venganza es una perra, ¿no? —pregunta Anan.

—¡War! —El entrenador grita—. Protege el culo de Jumpol ahí fuera. Le están apuntando, y es el máximo anotador de este maldito equipo.

—Sí, entrenador. —dice War.

El entrenador me da una palmada en la espalda.

—Mantén la cabeza.

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