Capítulo 9

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Apenas hemos llegado al exterior, el aire de principios de otoño ya es fresco y me produce un escalofrío, cuando Anan se acerca a mí.

—¿Estás en una cita ahora mismo?

—No es una cita. Por millonésima vez, él es...

—El mejor amigo de tu hermano. Ajá. Claro. Tenías tu brazo alrededor de él.

Jadeo.

—Escandaloso. Espera, ¿Cuánto tiempo estuviste ahí?

—Creía que estabas intentando follar con el tipo, no —Anan hace un gesto con la mano en dirección al edificio— lo que sea que había ahí dentro.

—Por el amor de Dios —murmuro—. No es así.

No lo es.

No. En absoluto.

Anan parece que no me cree.

—De acuerdo, ¿y qué pasa si lo es? Quiero decir, no lo es, pero ¿y si lo fuera?

¿Por qué actúas como un novio celoso? ¿Tengo que recordarte que eres heterosexual? Heterosexual, heterosexual, heterosexual, como dijiste cuando salí del armario. Ya sabes, en caso de que alguna vez en mis sueños más salvajes pensara en ti de esa manera.

La mandíbula de Anan se pone como si estuviera apretando los dientes.

—No estoy actuando como... eso. Estoy actuando como un compañero de equipo preocupado. ¿Qué pasó con las relaciones y las distracciones? ¿Vamos a llegar a la Frozen Four este año o no?

—Sin distracciones. —Estoy de acuerdo—. Gun no es una distracción.

—¿No lo es?

—No. Es un amigo. La última vez que lo comprobé, se nos permitía tenerlos.

Lo traje aquí para que pudiera hacer otros amigos. El enfoque de Anan se mueve detrás de mí.

—Ni siquiera quería venir.

Me estremezco ante la voz de Gun y luego miro a Anan.

—Gracias por el aviso. —murmuro y me vuelvo hacia Gun.

—Me voy a casa. —Gun pasa por delante de mí.

Mierda.

No es que haya dicho nada que no sea cierto, pero sé cómo ha sonado al salir de mi boca. Como si lo hubiera traído para que no fuera más mi responsabilidad.

Lo alcanzo.

—Gun...

—Soy perfectamente capaz de llegar a casa por mi cuenta. No soy un indefenso...

—Lo sé. Quiero acompañarte a casa.

Se detiene en seco.

—¿Por qué?

—Porque fui yo quien te sacó a rastras. Es lo más educado.

—No creía que los jugadores de hockey conocieran el significado de esa palabra.

Lanzo una carcajada.

—¿Por qué somos tan tontos? Me gusta el Gun sarcástico.

Vuelve a despegarse.

—No estaba siendo sarcástico. Me refería a que eres todo menos educado en el hielo.

—Mmhmm, claro. Definitivamente no era una indirecta al intelecto de un jugador de hockey.

Sus labios se mueven.

—Quizá un poco.

Sonrío.

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