Capitulo 4

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La tarde continuó para los demás chicos. Carlos estaba entrenando junto a Chico, o mejor dicho, jugando. Cassius, por su parte, estudiaba en la biblioteca con Apple. Mal y Eve habían vuelto a sus dormitorios, donde cada una se concentró en sus pasatiempos: Mal garabateaba bocetos en su cuaderno, mientras Eve trabajaba en nuevos vestidos con su máquina de coser. En medio de sus hobbies, Jane se unió a ellas después de haber hablado con su madre, llegando al cuarto de Mal para contarle lo sucedido.

—Mamá dijo, y cito: “Si un chico no ve tu belleza interna, entonces no vale la pena” —imitó Jane, suspirando derrotada—. ¿No es cruel? ¿En qué mundo vive?

—En Auradon —respondió Mal, sarcástica, sin despegar la vista de su cuaderno.

—Oye, Mal —dijo Eve llamando su atención—. ¿Te gusta? —preguntó emocionada, mostrando el nuevo vestido en el que trabajaba.

—Sí, claro —respondió Mal desinteresada—. Resalta tus ojos.

—Ya lo sé —comentó Eve satisfecha, volviendo a su trabajo.

Jane, por su parte, volvió a soltar un suspiro antes de confesar lo que la atormentaba.

—Jamás tendré novio —dijo Jane, recostándose en la cama, derrotada.

—Por favor, Jane —intervino Mal, llamando la atención de la chica—. Los novios están sobrevalorados, no sirven de nada.

—Vaya, ¿puedo saber quién te dijo eso, Mal? —preguntó Eve, dejando su trabajo para apoyar la cabeza en su mano, mirándola con diversión—. Tú jamás has tenido uno.

—Porque no necesito un novio, Eve —respondió Mal, devolviéndole la mirada—. Solo perdería el tiempo.

—¿Tiempo? ¡La entrega! —exclamó Eve, preocupada, mientras se levantaba rápidamente—. ¡Olvidé por completo hacer la tarea de Chad! ¡Oh, no, no, no! —se lamentaba mientras buscaba la mochila del chico para comenzar los deberes.

—Sí, eso es exactamente de lo que hablo —dijo Mal, sintiéndose victoriosa en su afirmación.

El ambiente fue interrumpido por un toque en la puerta. Una compañera de la academia, sonriente y animada, entró en el dormitorio de las chicas. Al estar frente a ellas, llamó su atención con una presentación entusiasta:

—¡Hola, chicas! Soy Fa Looney —dijo, mirando a las dos villanas, quienes no mostraron mucho interés—. Mi mamá es Fa Mulán —agregó, esperando generar alguna reacción, pero lo más cercano fue Eve lanzando la mochila al suelo para sacar un cuaderno—. ¿No? Bueno, como sea... Mal —dijo, dirigiéndose a ella—. Me encantó lo que hiciste con el cabello de Jane. Sé que eres de la Isla... —esto provocó una sonrisa en Mal—... y también sé que nos odian a la mayoría. Bueno, estaba pensando... ¿podrías hacer lo mismo con el mío, por favor?

—Bueno, primero déjame saber, ¿por qué crees que haría eso por ti? —preguntó Mal, irónica.

—Te pagaré 50 dólares —respondió Looney, levantando una bolsa con dinero, lo que de inmediato captó la atención de Eve.

—Acepto —dijo Eve, tomando la bolsa y comenzando a analizar el cabello de la chica—. Bueno, yo diría sin flequillos, tal vez algunas capas, con algunos reflejos.

—Sí, sí, exacto. Lo quiero alucinante —decía Looney con entusiasmo—. Como el de Mal.

—¿En serio? ¿Con puntas abiertas? —bromeó Eve, lo cual no fue del agrado de Mal. Eve le señaló la bolsa de dinero, haciendo que Mal, irritada, se resignara a atender la petición de la hija de Mulán.

—Está bien —dijo Mal, levantándose para tomar su libro de hechizos y hojear las páginas—. Voy a reemplazar el cabello antiguo por uno bello y nuevo —recitó. Sus ojos brillaron con un verde mágico, al igual que su dedo, mientras lo movía en varias direcciones. Casi al instante, el cabello moreno de Looney pasó de un corte tradicional con flequillo a una melena larga con rizos castaños. Looney se miró al espejo, sorprendida.

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⏰ Última actualización: Sep 17 ⏰

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