Argolla.

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Otro día más que el cielo se revestía de su imponente azul, pero de verdad se sentía que no podría disfrutar de eso, no como las personas normalmente lo harían. Hoy le tocaba el horario de la mañana en House Bulgogi, que servía de mañana como un lugar para desayunar y sentite como en un cafetín, ya en la tarde y noche servía como el restaurante.

Iba algo retrasado se quedó dormido y el bus se retrasó de más, el trasporte publico, ademas que era lento pasaban repletos. No que do de otra que tomar el tren. Estaba haciendo mucho frío en las calles aún casi vacías de Seul, solo faltaban tres días fin de año. Y serían los siete meses completos sin ver a su familia.

Llegó rápido buscado en su bolso la llave extra que le dieron para abrir la puerta de empleados. Brinco del susto cuando una camioneta gigante y negra con absolutamente todos los vidrios polarizados, pito el claxon. Estaba justamente parado en uno de los puestos que se utilizaba para aparcar los carros, así que se aparto rápidamente.

Termino de buscar la llave frente a la puerta, sacándola del compartimento mas pequeño de su bolso, que no presto atención a su alrededor. Se sintió observado por lo que volteo para ver de dónde venía la mirada.

Esa mirada…

El tráfico hoy no interfirió en nada, salió temprano consiguiendo uno que otro conductor en la avenida. Doblo en la siguiente salida y rápidamente se dirigió al restaurante de su hyung.

Debería estar manejando a su trabajo, pero, pero, olvido sus cosas el día anterior en una mesa en el restaurante. Ese aroma de solo recordarlo le picaba la punta de la nariz y hacia a su lobo mostrar la panza, arañaba por ir a comprobar que ese aroma y ese rostro eran de este mundo.

Una aroma que nunca había dolido jamás

Simplemente extraño.

Exquisito.

No supo en qué momento llegó al lugar, freno sorprendido, había una persona en los puestos de aparcamiento, sonó el claxon. Inmediatamente vio a la persona pararse frente a la puerta de empleados mientras seguía buscando quien sabe que.

Después de apagar el motor se bajó de su costosa camioneta se bajó quitándose el saco de su impecable traje y la dejo en el asiento del chófer para solo ponerse el abrigo. Iba a caminar cuando el frió viento invernal trajo consigo el aroma que traia a su lobo aun en una especie de trance.

Nuevamente su lobo pidió la atención del omega. Esta vez se sorprendió al sentir llamarlo como suyo, su alfa pedía que lo llevarán con su omega, sintió la necesidad de abrazarlo y protegerlo del insoportable frío que trajo diciembre consigo.

Ignorando las peticiones y ruegos humillantes de su alfa, sacudió la cabeza y se acerco al cuerpecito que estaba flexionado buscando lo que aún no sabía que, tenía algunas cosa fuera, su celular, una libreta, billetera, un bolsito rosa con estampado de maquillaje y unos labios en rojo y unos auriculares inalámbricos.

Más de cerca supo que ese aroma era de el, no había más nadie y el del se vio opacado por el del omega. De pronto vio al de cabellera rubia girar hacia él. Conecto miradas con él y pudo ver sus ojos esos que lo miraron la noche anterior, esos que hoy lo estaban mirando, esos que le parecieron el mismo cielo tan azules que le parecían irreales, esos que su lobo pedía ver siempre.

Su cara era la de un ángel, hermosa, cada facción estaba hechas con dedicación y esfuerzo. La luna se desvivió por crear a ese hermoso ser, cada cosa era perfecto en el, ojos, mejillas, nariz y labios. Y por último su aroma, su delicioso olor, combinación exótica, camomila y fresas frescas pero habia ese toquecito a galletas que no había llegado antes.

Quería ser llenado de ese aroma, y dormir para siempre así, un aroma que le traía paz instantáneamente.

Sin ser consciente dirigió su mirada a sus manos que recogían rápidamente sus cosas, pero paso en cámara lenta al ver un dedo en especial, estaba adornado con algo que no pensó que ese lindo omega tendría, adornado con algo que era sagrado, con eso que no podrías meterte y que ya estaba apartado.

La argolla de matrimonio.

Estaba casado.

El relajante aroma y el lindo omega ya tenían a alguien a quien pertenecían y no era el. No tenía derecho a reclamar como suyo a ese omega. Su lobo aulló dolido y se retiro a un rincón completamente herido con la cola abajo y chillando.

Y su voz. Un ángel.

—¿Va a pasar señor?.

Asintiendo paso rápidamente por su lado notando la inmensa diferencia de estatura, apenas por un centímetro sobrepasaba a su hombro. Era pequeño. No era para él.

Saludo a algunos de los empleados que ya habían llegado y busco sus casas que ya sabía dónde las dejaban cuando se le olvidaban en las mesas.

Y de  la misma forma en la que entró, salió del lugar. Sin ver a nadie, sin verlo a él.















































Espero os haya gustado, es cortito pero bonito.

No había escrito el aroma de Jimin antes porque quería buscar algún olor con efectos relajantes para los alfas. Ley en internet esos como la vainilla, almizcle, fresas, durazno, galletas y camomila. Otro que no son relajantes pero son muy aromáticos eran como el eter, el alcanfor, la menta, y el pútrido, que no lo había escuchado nunca pero aja.

Bueno quería decirles que disculpen el retraso solo que no había podido actualizar ya que la uni me consume. Y más si estudias medicina jeje.

Bueno espero estén bien y prometo que el próximo será más largo para que lean mucho más y puedan esperar el siguiente con menos ansias.

BELLO OMEGA 🌼 KOOKMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora