pretty when u cry

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Chiara contemplaba las suaves facciones de la chica que estaba en el otro lado de su cama. Le apartó un mechón pelirrojo de rostro que parecía estar molestándola, pero esta ni se inmutó, ya que seguía dormida.

Mientras seguía observándola, la morena intentaba ordenar los hechos ocurridos la noche anterior, pero se le hacía prácticamente imposible. Demasiado alcohol, demasiadas substancias y demasiado sexo, probablemente. Fue así, mirando a la chica, que se empezó a sentir culpable.

Pov Chiara

De repente abrió los ojos, pillándome completamente desprevenida debido a que seguía mirándola sin ningún disimulo. Ella me sonrió y se incorporó con intención de robarme un beso rápido, pero yo me aparté con culpabilidad.

- Ruslana... No sé qué pasó ayer, de verdad, pero... - Le dije mientras le miraba con ojos tristes e intentaba suavizar mis palabras.

- Pero no puede volver a pasar, ¿no? - Me dijo con una prepotencia a la que intenté no reaccionar ofendida. Era consciente de que toda esa situación de tensión era mi culpa. Ella tenía sentimientos por mí desde hacía tiempo y aunque yo no le correspondiera a ellos, (al menos no de la misma manera que ella) había estado jugando con ella aun siendo consciente de lo que sentía por mí.

Vi como se le ponían los ojos vidriosos y fruncía el ceño, enfadada. Se levantó de mi cama y se empezó a vestir.

- Rusli... Lo siento por no poder corresponderte, sabes que te quiero mucho. - Se dirigía a la puerta de mi habitación para irse de mi casa, pero cuando oyó estas palabras se giró bruscamente hacía mi. - Por favor, no te enfades, si...

- Joder, si me enfado, Chiara! ¡Si llevas meses jugando conmigo mientras yo fingía que no me daba cuenta! Contigo todo es a veces sí, a veces no... - Me miró fijamente muy rabiosa y me di cuenta de que, por mi culpa, se había roto una de las relaciones más bonitas que había tenido nunca.

Los ojos me empezaron a picar y sentí como una lágrima se caía por mi rostro. Ante eso, ella no pudo evitar bajar un poco las defensas.

- Mira, Kiki... Verte solo siendo mi amiga me hace mucho daño, y más cuando me despierto a tu lado habiendo estado toda la noche así... Ya sabes. - Dijo señalando la cama con cierto pavor. - Es que no te entiendo, yo te quiero tanto y tú... Tú no pareces querer a nadie.

- Ruslana, no es justo que digas eso, sabes perfectamente lo que me paso y sabes que no puedo permitirme quererte.

- Sí, igual que sé que si no hubieras vendido tu alma no te hubiera conocido. Pero Kiki, igualmente me duele, verte a mi lado pero no conmigo. Al menos de la manera que me gustaría que estuviéramos.

- Rus...

- Creo que lo mejor es que nos evitemos por un tiempo.

Observé como se marchaba y cuando oí la puerta del piso cerrándose, fue cuando empecé a sollozar mientras recordaba la peor decisión que jamás había tomado: la de vender mi alma al demonio. Todo pasó hacía seis años, cuando mi madre falleció y me quedé completamente sola en el mundo. En ese momento lo único que me quedaba era el sueño de convertirme en artista, el de ser admirada por cualquier persona que se cruzase con mi arte, así que lo decidí llamar. Este me dijo que me daría la felicidad a cambio de la vida de la persona a la que más quería, así que sin dudarlo, acepté. Acepté por el mero hecho de que en ese momento no había ni una sola persona que realmente me importase, y así fue como empecé un sin vivir en el que solo podía reprimir mis ganas de querer.


Hasta que conocí a Violeta, y supe que evitar quererla no podía ser una opción. Ella misma parecía el diablo transformado, ya que parecía haber aparecido en mi vida solo para ser la misma tentación.

Burlesque KIVI (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora