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Continuación...

-Lo siento, es Kitty, mis padres la trajeron ayer ya que la estaban cuidando mientras me acomodaba aquí- dijo levantándose y tomando la gata- debe tener hambre- dijo y se fue a la cocina

La gata era bellísima, era blanca con ojos celestes, muy peluda y gorda Cuando se fue a la cocina lo seguí y tenía alzada a la criatura me acerqué a acariciarla y ella cerró sus ojitos celestes ante mis cariño, me dejó cargarla mientras él estaba poniéndole comida en su platito, luego la llevo al pasillo de su habitación para que comiera ahí

-Siempre algo interrumpe- dije sonriendo-

-Si pero, si quiere seguimos en lo que estábamos- dijo acercándose lentamente a mí, cuando me dí cuenta estaba acorralada de nuevo entre él y la isla detrás de mí-

-Claro- dije sonriendo y luego le lancé una de esas miradas que sé que le gustan, él la analizó con una sonrisa en su cara y me volvió a besar-

Una de sus manos estaba en mi cintura y la otra en la isla, mientras las mías estaban en su pecho jalando un poco su camisa para que se pegara más a mí, me pidió acceso a mi boca con su lengua y de forma gustosa se lo di, me besaba demandante y con muchas ganas, sus labios se movían en una sincronía perfecta con los míos como si estaban destinados a encontrarse por ahí.

Pasé mis manos a detrás de su cabello y jale un poco haciendo que él se acercara más dejándome un poco inclinada sobre la isla, una de sus manos subió hasta mi mejilla y pasó a mi mandíbula donde me obligó a alzar más la cabeza y abrir más la boca para hacer del beso algo más profundo, más fuerte y más necesitado.

En una ocasión lo alejé de mí para poder respirar y uní mi frente con la suya mientras respirabamos agitadamente por unos segundos para luego volver a comernos la boca de tal forma, sentía que Daniel se acercaba más a mí eso hacía que me inclinará en la isla lo que ya estaba provocando cierto dolor en mi espalda pero como si me había leído la mente se agachó un poco cortando el beso, para sostenerme con ambas manos de la cadera y me impulsó sentándome en la isla.

Reí ante eso y él también, luego se metió en medio de mis piernas y siguió besándome mientras sus manos acariciaban mis muslos gruesos, me gustaba tenerlo así me gustaba besarlo y ver como reaccionaba a mis caricias en su cabello, como pasaba sus manos de mis muslos a mi cadera y viceversa, como a veces paraba para recuperar el aliento y verme directo a los ojos, esos ojos negros que parecía que veían más allá de mí, que me miraban como si quisiera comerme y repetir todas las veces que se lo permitiera, que me pedían permiso para verme o para tocar ciertas partes de mi cuerpo.

Estuvimos un par de minutos más besándonos de forma desenfrenada hasta que ya de verdad no podía aguantar, quería que me tocara y poder tocarlo yo a él, no solo pasar mis manos por su cabello, pecho y brazos sino poder tocar más allá de lo que mis ojos podían ver, que me hiciera suya y hacerlo mío, que pudiéramos conocer más allá de nuestra imaginación y poder saciar nuestros pensamientos más calientes. Bajé mi mano hasta el borde de su camisa y la metí tocando piel a piel su abdomen, pecho y espalda, parecía gustarle el tacto ya que apretó su agarré en mis muslos, de un tirón me acercó a la orilla de la isla sin bajarme solo haciendo que mi cuerpo quedara más pegado al de él y entonces supe porque había hecho eso, quería demostrarme que le estaba gustando y lo hizo haciéndome sentir su ereccion que rosaba la parte interna de uno de mis muslos, peligrosamente cerca de mi centro.

Baje mi mano hasta el borde de su short pasando mi dedo por el, en reacción Daniel me pegó más a él y froto su gran ereccion contra esa parte sensible de mí arrancadome un pequeño gemido entre sus labios, de verdad quería que me hiciera suya, así fuera encima de la maldita isla quería que entrará en mí y me hiciera sentir de lo mejor, volví a frotarme contra él una y otra vez haciendo que gruñera un poco en el beso, su mano estaba en mi cadera apretando fuertemente y la otra en mi mandíbula y apretaba fuerte también pero no lo suficiente para dejar una marca, volví a frotarme y parecía volverse loco.

La casa de al lado [En Curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora