Allan es un intenso

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-El dicho de que la curiosidad mató al gato ¿siempre aplica, o no? Isabella no estaba segura de si su curiosidad la iba a matar, pero no le importaba. Mientras descubría si esa curiosidad le beneficiaría o no, su vecino nublaba su pensamiento, y ella estaba decidida a no poner resistencia ante los efectos que le causaba la persona de la casa de al lado. ¿Saldrá bien? ¿Saldrá mal? Realmente, nadie lo sabe.

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Bien, eso es todo cabin crew, pueden retirarse y nos vemos la próxima semana- dijo la profesora mientras mis compañeros se levantaban de sus asientos para salir del aula-

Cuando terminé de guardar mis cosas, salí de ahí con ganas de irme rápido, ya que mi bus saldría en 10 minutos y tenía que llegar a la estación a tiempo. Pero como las cosas no siempre salen como uno las espera, ahí estaba Allan. Pasé a su lado con prisa, intentando unirme al grupo de compañeras que iba más adelante para poder ignorarlo con éxito, pero esto no fue posible ya que Allan prácticamente corrió para perseguirme.

-Hey, a dónde con tanta prisa? Hasta parece que quieres ignorarme-dijo con gracia. Si supiera que eso era exactamente lo que quería-Cómo está la futura TCP más hermosa de este instituto?-

Suspiré pesadamente mientras tomaba la correa de mi mochila-Hola, Allan, estoy muy bien y voy con prisa porque mi bus sale en 7 minutos, así que, si me disculpas, me tengo que ir ya mismo-dije, volviendo a caminar, pero Allan fue más rápido y me tomó suavemente del brazo-

-Sabes que yo puedo llevarte hasta tu ciudad, no? Vamos, Isa, solo quiero hablar un rato contigo y saber cómo va todo- dijo en tono bajo, acercándose un poco, un gesto algo atractivo, pero viniendo de Allan no me resultaba así- Qué dices si vamos por un café y prometo que te dejaré en tu ciudad antes del anochecer-

-Sabes que mi ciudad está a 2 horas y media?- le pregunté, soltándome de su agarre- Mira, no hace falta, ya el bus no tarda en ven...- No terminé de completar mi frase cuando vi llegar al bus a la estación que estaba al otro lado de la calle frente al instituto, así que ni corriendo llegaría. No duró ni 1 minuto e inmediatamente arrancó su ruta, ruta en la que debería ir. Solté un suspiro mientras veía al cielo- Qué estoy pagando universo?- susurré.

-Mmm, creo que ahora no hay mucha opción, no? Lo siento, Isa- dijo con intención de parecer apenado, pero sabía perfectamente que estaba contento el hijo de su madre.

Allan es un intenso

-Como Allan dijo, no tenía mucha opción no podía tomar un Uber hasta la ciudad ya que saldría muy caro, y el próximo bus es hasta la noche- Suspiré como por milésima vez y me volví hacia él- Tú ganas, Allan- dije, y el muy descarado sonrió enormemente mientras caminábamos hacia su auto-

Mientras íbamos hacia alguna cafetería, Allan iba hablándome de quien sabe cuánta cosa, a la cual no iba poniendo atención. Allan es un piloto que trabaja en el instituto donde estudio para ser azafata. Lo conocí a principios de año y, aunque siempre me pareció alguien carismático, confundió mi amabilidad con coqueteo, y esto lo llevó a declararse. Obviamente, lo rechacé. No me malinterpreten, Allan es un tipo apuesto y muy respetuoso, pero es algo intenso y, lo más importante, tiene 30 años. Once años de diferencia son demasiados años, y aunque él no lo tomó mal, más bien parece que simplemente no lo comprendió o no quiso comprenderlo, no lo sé.

-Isa? Me escuchaste? Qué opinas?- dijo aparcándose afuera de un lugar que desconocía-

-Eh? Lo siento, estaba pensando en otra cosa- dije apenada-

-Tranquila, te decía que esta cafetería la abrieron hace poco y según lo que dicen es muy buena, te gustaría entrar o prefieres comer algo diferente?- dijo-

-Eeeemm, aquí estaría bien- Nos bajamos del auto y entramos al local-

Luego de una hora de plática o, más bien, de Allan hablando y yo respondiendo pocas veces, decidí que ya deberíamos irnos. Como dije, mi ciudad está a 2 horas y media. Nos montamos de nuevo al auto, y empezó el viaje. En algún punto del camino, Allan dejó de hablar, y lo agradecí inmensamente. Era sábado, y estar viajando a clases me agota un poco más hoy que fue clase de primeros auxilios, y créanme que lo que menos quería era ir conversando sin parar por tanto tiempo. Estaba tan exhausta que, sin darme cuenta, me dormí en el auto. Luego de una hora, sentí como me movían lentamente el hombro.

-Isa? Ya llegamos, linda-dijo Allan peligrosamente cerca, de un salto me alejé lo que más pude-

-S-sí, déjame en esa esquina, caminaré hasta casa- dije agarrando mis cosas-

- Segura? Puedo llevarte? De todos modos, ya estamos acá, no? - dijo tratando de convencerme-

- Sí, Allan, gracias por traerme. Adiós - dije bajándome lo más rápido posible. Donde me dejó Allan no estaba lejos de mi casa, pero quería bajarme ya de ese auto. No puedo creer que me quedara dormida-

Luego de 20 minutos llegué, al fin. Eran las 8 pm y estaba buscando las llaves en mi mochila para abrir mi puerta cuando me percaté de algo. Alguien estaba mudándose a la casa de al lado. No vi quién era, pero supuse que tal vez alguna pareja o alguna señora, no sé. Estaba demasiado cansada para quedarme de chismosa a averiguarlo. Eso lo dejaremos para otro día. Al entrar a casa, fui directo a mi cuarto. Ya todos dormían. Si a las 8 de la noche todos dormían en mi casa, qué aburridos, no? En fin, al llegar a mi cuarto, tiré mis cosas y me preparé para darme un baño y dormir unos 3 días seguidos. Luego de la ducha, me puse mi pijama y, como dije, a dormir.

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Al día siguiente, desperté tarde. Era domingo y no tenía ningún plan de salir de mi cuarto, pero no contaba con mi gran hambre, así que salí a comer algo.

- ¡Isaaaaaaa! - me recibió una de mis hermanas. Andy era mi hermana del medio, tenía 13 años y era alta y delgada, de piel morena y unos rizos muy hermosos. Toda ella era muy hermosa. Tras ella venía corriendo la menor, Naomi, tenía 5 añitos y unos cachetes divinos, era de piel pálida y también tenia rizos-

-Hola niñas, cómo están? -dije mientras las abrazaba. Andy me contó cómo le iba en su nuevo colegio, y Nao solo reía con las muecas de una de sus hermanas mayores.

Luego saludé a mi madre, una mujer de 41 años, alta, morena y con pecas en su rostro. Era muy hermosa y definitivamente mi ejemplo a seguir. Amaba a mis hermanas y a mi madre. Siempre fuimos nosotras juntas y eso creó un vínculo muy lindo entre todas. Al tiempo, salí al corredor de mi casa y observé cómo el mismo auto blanco que vi anoche seguía allí. Entre mis suposiciones estaba que lo más probable era que alguna pareja se mudaba al lado, o tal vez algún estudiante de las universidades de la ciudad. No lo sé.

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Heeeeeeeeyyy aquí su escritora, estoy muy nerviosa porque esta es mi primera novela y espero hacerlo bien, el cap estuvo corto pero poco a poco ire mejorando, agradecería que le dieran like y espero les gusteeeee, si tienen dudas las responderé.

La casa de al lado [En Curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora