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El cielo estaba tenue iluminado por el sol cuando Will Graham se dirigió al supermercado, su vientre abultado apenas oculto bajo una chaqueta suelta. Sus antojos de embarazo se habían vuelto más intensos y precisos, y ese día solo podía pensar en papas fritas, helado, Coca-Cola y chocolate. Aunque sabía que Hannibal desaprobaría su elección, decidió darse el gusto, sin preocuparse por las consecuencias.

Con una lista mental de sus deseos, Will recorrió los pasillos del supermercado. Su corazón latía con una mezcla de emoción y culpa, como un niño que planea una travesura. Seleccionó varias bolsas de papas fritas, diferentes sabores de helado, una gran botella de Coca-Cola y varias barras de chocolate. Se sintió victorioso al llenar su carrito de compras.

Al llegar a casa, Will intentó entrar sigilosamente, abriendo la puerta con cuidado y escuchando atento a cualquier indicio de Hannibal. Sabía que probablemente estaría en la cocina, preparando algún platillo gourmet. Aunque Will apreciaba esas comidas, en ese momento, nada podría satisfacer sus antojos mejor que los bocadillos que había comprado.
En secreto, Will escondió su botín en varios lugares de la casa: algunas bolsas de papas fritas en el armario del pasillo, el helado en el congelador detrás de las verduras que Hannibal adoraba, la Coca-Cola en el rincón más oscuro de la despensa y las barras de chocolate debajo de su cama. Satisfecho con su labor, se dirigió al salón como si nada hubiera ocurrido.

Hannibal apareció en la entrada de la cocina, impecablemente vestido y con una expresión acogedora sin enterarse del acto cometido por su tan apreciado omega. "Will, he preparado algo especial para ti. Una selección de platos que he investigado para asegurarme de que sean nutritivos y seguros para ti y nuestro hijo."

Will sintió un nudo en el estómago, sabiendo que su secreto no duraría mucho. "Oh, gracias, Hannibal. Pero creo que voy a descansar un poco en el cuarto. Estoy algo cansado", se excusó apresuradamente.

Sin esperar una respuesta, Will subió las escaleras y se encerró en su habitación. Con un suspiro de alivio, comenzó a sacar las papas fritas, el helado, la Coca-Cola y el chocolate de sus escondites. Se sentó en la cama, rodeado de su tesoro, y comenzó a disfrutar de su festín clandestino.

Pero su placer fue interrumpido abruptamente. Sintió una presencia detrás de él. Se giró lentamente y encontró a Hannibal, de pie en la puerta, con una expresión que mezclaba desaprobación y enfado contenido.

"¿Cómo te atreves a traer esa comida de baja calidad a nuestra casa, Will?" reprochó Hannibal con voz gélida, sus ojos chispeando con una ira controlada.

Will, con la boca llena de papas fritas, intentó defenderse. "Es tu culpa por haberme embarazado. Tengo antojos y no puedes culparme por eso."
Hannibal avanzó, recogiendo la comida basura con una expresión de resignada paciencia y molestia, murmurando entre dientes como un padre regañando a su hijo travieso. "Mientras yo esté vivo, esa basura no entrará en esta casa", dijo con firmeza, su tono dejando claro que no toleraría una respuesta.

Will lo miró con una mezcla de frustración y desafío. "¡No puedes quitarme mi comida Hannibal! Que acaso no sabes que si los antojos no se cumplen, el bebé puede salir feo", replicó, sus ojos brillando con obstinación.

Hannibal, con una expresión de exasperación, comenzó a alejarse con la comida basura en brazos, como si hubiera ganado la batalla. Sin embargo, Will no estaba dispuesto a rendirse tan fácilmente. En cuanto Hannibal salió de la habitación, Will comenzó a sacar de sus escondites más bolsas de papas fritas y barras de chocolate.

Mientras mordía una barra de chocolate con una sonrisa triunfal, murmuró para sí mismo: "Hannibal no puede controlar todo, ¿verdad, pequeño?" Acariciando su vientre, añadió en tono conspiratorio, "Nosotros sabemos lo que realmente queremos."

Will se recostó en la cama, satisfecho, disfrutando de su comida basura. "Y así es como se gana otra batalla contra Hannibal Lecter," pensó para sí mismo, sin poder evitar una leve sonrisa en los labios.

Will's Cravings Donde viven las historias. Descúbrelo ahora