VI

432 60 5
                                    


---

Will se miraba en el espejo, ajustando su camisa mientras suspiraba al ver cómo su barriga, ahora prominente a los seis meses de embarazo, sobresalía notablemente bajo la tela. Había subido algo más de peso de lo que le hubiera gustado, pero entre sus antojos y la sobreprotección de Hannibal, estaba claro que había perdido la batalla contra los kilos extra. Se giró ligeramente, examinando cómo su trasero también había ganado volumen, lo que le hizo fruncir el ceño.

Hannibal, quien estaba ajustándose la corbata a unos pasos de distancia, lo observó con una sonrisa que Will reconoció al instante.

"Ni se te ocurra, Hannibal" dijo Will con una mezcla de reproche y resignación. "Si te atreves a decir algo sobre mi trasero, te juro que no te hablo en toda la noche."

"No diría nada tan vulgar" respondió Hannibal con una voz suave pero traviesa, mientras seguía anudando su corbata. "Aunque debo admitir que el aumento de peso te sienta bien. Realza ciertas... características".

Will lo fulminó con la mirada, pero no pudo evitar que una sonrisa se le escapara. "Solo porque te gusta que haya más de mí para admirar, no significa que tenga que estar contento con esto" gruñó, estirando la camisa para cubrir su barriga.

Hannibal se acercó y deslizó una mano por la espalda de Will, apretando suavemente su cintura "Sabes que todo esto es por el bien del bebé... y tuyo también. Quiero asegurarme de que ambos estén sanos y fuertes".

Will rodó los ojos, pero dejó que Hannibal lo ayudara a ponerse el saco. "Lo sé, pero eso no hace que me guste más tener que seguir todas tus reglas dietéticas. Extraño mis hamburguesas y pizzas."

"Hablando de eso" dijo Hannibal, cambiando el tema con una sonrisa "no olvides llevar tu suplemento".

Hannibal le entregó una pequeña botella. Will la tomó con una expresión de desagrado, sabiendo muy bien que, aunque era por su bien, el sabor del suplemento era horrendo. Abrió la botella y se obligó a tomar un sorbo rápido, haciendo una mueca mientras el líquido amargo le bajaba por la garganta.

"Esto sabe peor cada día" se quejó, apretando la botella y devolviéndosela a Hannibal.

"Es un sacrificio necesario" respondió Hannibal, guardando la botella con eficiencia "Además, creo que has ganado suficiente peso con todos esos antojos. Estoy considerando reducir algunas de tus indulgencias".

Will se cruzó de brazos, haciendo una mueca aún más pronunciada.

"No empieces a limitarme ahora. Ya es bastante con que me hayas convencido de comer esas cosas raras que intentan parecerse a la comida chatarra".

"Te amo demasiado como para permitir que te maltrates con comida de mala calidad" replicó Hannibal con un tono que parecía más una afirmación que una discusión.

Después del pequeño desacuerdo y con todo listo, salieron hacia la fiesta. La casa donde se celebraba estaba elegantemente decorada, llena de luces suaves y música de fondo que resonaba a través de las paredes, creando una atmósfera cálida pero sofisticada. Hannibal, siempre el anfitrión cortés, comenzó a presentar a Will a varias personas del lugar, la mayoría colegas o conocidos del trabajo.

Will sonrió de manera educada, asintiendo a los cumplidos y las conversaciones que fluían alrededor de él, pero su mente estaba en otra parte. Cada vez que una bandeja con pequeños bocadillos pasaba, él no podía evitar mirar con desdén los platos. Todo parecía demasiado sofisticado y saludable, algo que definitivamente no se alineaba con lo que realmente deseaba esa noche: una porción generosa de pizza grasienta.

Mientras Hannibal hablaba con un grupo de médicos que compartían su pasión por la alta cocina, Will aprovechó la oportunidad para mirar por la ventana. A lo lejos, al otro lado de la calle, estaba su salvación: la pizzería de la que no había podido dejar de pensar desde que llegaron.

Will's Cravings Donde viven las historias. Descúbrelo ahora