--La cita con el médico había sido un éxito. El bebé estaba sano, y Will no podía estar más emocionado. Mientras caminaban de regreso, pasaron por un pequeño puesto de comida con un letrero que decía "Hamburguesas Don Pepito".
"Hannibal, se me antoja algo de aquí," dijo Will, señalando el puesto.Hannibal frunció el ceño, mirando el lugar con desdén. "Will, ese lugar no parece muy higiénico. No sabemos cómo preparan la comida."
"Vamos, Hannibal. Una hamburguesa no nos va a matar. Además, ¡mira esas salsas!" Will prácticamente salivaba al ver las opciones.
Hannibal suspiró. Sabía que discutir con un Will embarazado y además con antojos era una batalla perdida. "Está bien, pero solo esta vez."
Se sentaron en una de las mesas de plástico rojo y pidieron su comida. Will hizo su pedido con entusiasmo: "Quiero una hamburguesa con doble carne, queso cheddar, tocino crujiente, jalapeños, palta, cebolla caramelizada, pepinillos, lechuga, tomate, salsa de aceituna, y... ¿pueden ponerle un huevo estrellado encima? Además, quiero una orden de alitas fritas, una porción grande de papas y una Coca-Cola.
"El vendedor lo miró sorprendido, pero asintió. "Sí, claro. ¿Algo más?
"Will hizo una mueca cuando el mesero le ofreció distintos tipos de ensalada. "No, gracias. Solo eso."
Después de anotar el pedido, el mesero se volvió hacia Hannibal. "¿Y para usted?
"Hannibal lo miró, incrédulo. "¿Todo eso era solo para ti, Will?
"Will asintió con una sonrisa. "Sí, ¿qué vas a pedir tú?
"Hannibal suspiró y pidió algo ligero: "Solo una ensalada de pollo y un agua mineral, por favor."
Mientras esperaban la comida, decidieron conversar sobre la consulta con el médico y sobre posibles nombres para el bebé. No habían querido saber el sexo de este, prefiriendo que fuera una sorpresa.
"¿Ya pensaste en algún nombre, Hannibal?" preguntó Will con mucha curiosidad.
"Quizás algo clásico, como Madeleine o William, dependiendo del sexo," respondió Hannibal, con una sonrisa.
Will rodó los ojos. "Si sabes que si el bebé sale igual a ti, me voy a ofender. Nueve meses llevándolo en mi panza para que salga igualito a su otro papá."
Hannibal rió suavemente. "No te pongas así, seguro que tendrá algo de los dos."
Las hamburguesas, las alitas y las papas llegaron rápidamente, y Will se lanzó sobre su comida con rapidez. Hannibal, por su parte, comía su ensalada con mucho más calma, observando a Will con una mezcla de asombro y cariño.
Will seguía devorando su comida como si fuera la primera vez que probara alimento, de hecho cualquiera que lo viera en ese instante pensaría que el pobre omega no había probado comida decente en meses. "Es culpa del bebé que ande queriendo comer de todo y ande engordando y por eso también es culpa tuya por embarazarme." Dijo Will un tanto irritado.
Hannibal sonrió. "Vamos Will, no siempre puedes culparme de todo."
Después de pagar, continuaron su recorrido pero a mitad del camino, vieron un puesto de helados, y los ojos de Will se iluminaron.
"¡Hannibal, quiero un helado!" exclamó Will, jalando a Hannibal hacia el puesto.
Entraron al puesto de helados, donde una chica joven y atractiva atendía. Esta no dejaba de hacerle ojitos a Hannibal, prácticamente ignorando al omega embarazado quien la miraba como si quisiera atravesarle el cuello con mil cuchillos.
Al final Will decidió calmarse y pidió su helado: "Quiero uno de chocolate con chispas de colores y menta."
La chica lo miró, confundida. "Lo siento, no tenemos ese sabor."
Will comenzó a ponerse de mal humor. "¿Cómo que no tienen? ¡¿Que clase de heladeria son que no tienen un sabor simple de helado?!"
Hannibal intentó calmarlo. "Will, tranquilo. Pide otro sabor."
Antes de que Will pudiera responder, la chica aprovechó la oportunidad para deslizar un papelito con su número a Hannibal. Will lo vio y se cruzó de brazos, molesto.
"Vamos, Will. No es para tanto," dijo Hannibal, tratando de calmarlo.
"¡No es para tanto! ¿Viste cómo te miraba y te pasó su número? ¡Esto es inaudito!" exclamó Will, claramente ofendido.
Hannibal guardó el papelito sin mirarlo y abrazó a Will. "Solo tú me importas, Will. Vamos a casa."
Con eso, salieron del puesto de helados y continuaron su camino a casa.
En el camino de regreso, Hannibal intentaba acercarse para abrazar a Will, pero este lo detenía. "Ni creas que no vi cómo te guardaste el número de la chica esa. Esta noche, vas a dormir en el sillón porque no creo poder compartir la cama con infieles."
Hannibal suspiró, resignado. "Está bien, Will. Pero ten en cuenta que todo esto es solo un malentendido."
Will le sacó la lengua. "Un malentendido que me hizo querer matarte en ese mismo instante y dejar huérfano de un padre a mi pobre bebé."
Hannibal rió suavemente y se acercó para abrazarlo. "Bueno, al menos me salvaste la vida esta vez. Prometo no aceptar más números de extraños."
Will se dejó abrazar, pero aún no estaba completamente calmado. "Más te vale. Porque la próxima vez no seré tan indulgente."
Hannibal besó la frente de Will y al llegar a su hogar lo guió hacia el sillón. "Ven, vamos a descansar. Fue un día largo y agotador."
Will suspiró y se dejó llevar, apoyándose en Hannibal. "Tú vas a dormir en este sillón, pero me puedes hacer compañía un rato."
"Por supuesto, mi amor," respondió Hannibal con una sonrisa, acomodándose junto a Will en el sillón.
Will cerró los ojos y, aunque intentó mantenerse molesto, no pudo evitar sentirse tranquilo y seguro en los brazos de Hannibal. A pesar de los problemas y las pequeñas disputas, sabía que siempre podían contar el uno con el otro.
Nota del autor:
¡Hey! Este capítulo fue particularmente divertido de imaginar, aunque se me hizo un tanto difícil de escribir debido al bloqueo de escritor. Aún así, me reí mucho pensando en cómo Hannibal, el señor sofisticado y refinado, fue a comer una hamburguesa a un puestito.
Agradezco muchísimo su apoyo continuo, realmente me inspira y ayuda a dar forma a esta historia.
Espero que hayan disfrutado este capítulo tanto como yo disfruté escribiéndolo (o al menos imaginándolo). ¡Nos vemos en el próximo capítulo!
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Will's Cravings
FanfictionWill era un peligro para Hannibal, pero Will embarazado era imposible de controlar. Todo se le antojaba, todo quería y al parecer las negativas de Hannibal solo lo impulsaban más. ¿Cómo podría Hannibal vivir con un omega tan caótico?