Capítulo 6

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Ellie

Amy y yo éramos las últimas. Las demás habían salido del despacho del director después de haberles explicado el "accidente". Justo cuando Mia cayó en el suelo, las dos "culebras" llamaron a las enfermeras y luego la llevaron al hospital.

He escuchado que quizás no vuelve a caminar.

Y me sentí mal.

Y luego me sentí bien, aunque tuve que borrarlo de la cabeza tan pronto como se me vino. No estaba bien. Lo que había hecho no estaba bien. ¿Qué me pasaba?

— Amy Hecker, es tu turno. — dijo el director mientras le daba paso. Miré a mi mejor amiga y luego se cerró la puerta.

Observé con disimulo, a pesar de que no había nadie, mis difuminados tatuajes. Al menos se iban yendo pero sabía que estaban tardando mucho en irse.

Quizás porque estaba nerviosa y me cuerpo se ponía en alerta. ¿Y si me echan? Apreté los puños con fuerza.

— Nadie va a echarme de aquí. — dije a solas.

Era extraño. Sabía que algo me estaba pasando pero no entendía el por qué ni incluso porque me estaba pasando justo ahora, cuando todos los que me rodeaban eran inofensivos, frágiles, vulnerables. Mía iría en silla de ruedas por mi culpa. Nunca podrá volver a caminar.

— Y tan solo miré las luces para darles un susto, nada más. — me miré las manos. Estaban limpias pero parecían manchadas de sangre por las venas moradas que aparecieron.

¿Qué hubiera pasado si le hubiera deseado a Mía algo peor?

— Quizás la hubiera matado sin darme cuenta. — respondí enseguida.

Cuando mi mejor amiga salió del despacho, era mi turno. Me levanté y, después de buscar los ojos compasivos de mi mejor amiga, entré. El despacho del director era tan diferente al de L.A Village.

— Siéntate, por favor. — me dijo el director. Estaba serio y sabía que no me iba a ir de allí de rositas.— Ellie, tú has sido siempre una alumna ejemplar. Pero he hecho esta entrevista a todas las chicas por una razón. Mía se va a quedar en silla de ruedas y no va a poder caminar nunca más. La caída le ha partido la espalda en dos y tiene una brecha en la cabeza. Ha perdido demasiada sangre. El caso es que, en todas las entrevistas que he hecho, todas dicen lo mismo. Ha sido tu culpa, Ellie. ¿Puedes confirmármelo?

— ¿Amy ha dicho que yo tenía la culpa?— le pregunté.

— He dicho todas, no solo tú amiga.

Miré hacia a otro lado. Empezaba a sentirme incómoda. Mi mejor amiga había visto cómo Mía y su panda de culebras me había humillado.

— Yo solamente me defendí. Ellas empezaron. — le dije a la defensiva. — Sabe cómo soy. Siempre he intentado evitar problemas. Solo me he defendido. — las venas empezaron a hinchárseme.

— Ellie, entiendo que siempre te ha costado integrarte en esta escuela y creo que el haberte marchado de aquí ha sido peor. He escuchado que en el otro instituto te hacían lo mismo y que preferiste volver.

— ¡Eso es mentira! — dije encarándome con él. La luz de la lámpara empezó a fallar.

— Oye, Ellie, cálmate. A pesar de que no te estoy tratando como una alumna, quiero que me respetes y no empieces a chillar. — se acomodó en la silla. — Me ha sido informado que tu manipulaste las luces y asustaste a las chicas.

— Yo no manipulé nada. No es culpa mía.

Mi querida melliza. Ya te dije que deberías volver.

Cuervo {EN PAUSA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora