C6 - Luz y Sombra en la Misma Noche

2 0 0
                                    

Con un suspiro de alivio y una sonrisa temblorosa, Carlos miró a Tavo, quien finalmente despertaba después de varios días de angustiosa espera. Sus ojos se llenaron de lágrimas de alegría al verlo consciente y hablando.

"Tavo...", murmuró Carlos, con la voz cargada de emoción, "¡Has despertado! ¡Gracias a Dios!"

Tavo parpadeó, confundido al principio, pero luego la comprensión se filtró en sus ojos. Miró a su alrededor, tratando de recordar lo que había pasado. "¿Qué... qué pasó?", preguntó con voz débil.

Carlos se acercó rápidamente a su lado, tomando su mano con ternura. "Hubo un accidente, Tavo. Pero ahora estás aquí, estás bien", respondió con voz suave, tratando de tranquilizarlo.

Con un suspiro de alivio, Tavo se dejó envolver por el abrazo reconfortante de Carlos. Se sentía débil y confundido, pero la calidez de los brazos de Carlos le daba un sentido de seguridad y protección.

"Lo siento, Carlos. No recuerdo mucho...", murmuró Tavo, sintiéndose culpable por no poder recordar lo que había sucedido.

"No te preocupes por eso ahora, Tavo. Lo importante es que estás aquí conmigo", respondió Carlos, acariciando suavemente su cabello.

Tavo asintió débilmente, dejando escapar un suspiro de gratitud. Se sentía agradecido por estar vivo y rodeado del amor y cuidado de Carlos.

Entonces, impulsado por la emoción abrumadora del momento, Carlos se inclinó hacia adelante y depositó un ligero beso en los labios de Tavo, expresando todo su amor y alivio en ese gesto tierno y significativo.

Los dos se quedaron abrazados, encontrando consuelo y esperanza en el amor mutuo que compartían.

Los días de rehabilitación de Tavo transcurrieron lentamente, marcados por la constante presencia de Ángel, quien se convertía en un pilar de apoyo y compasión durante su proceso de recuperación. Cada tarde, a las 7 en punto, Ángel llegaba al hospital, mostrando su preocupación y dedicación al cuidado de Tavo. Con cada visita, Ángel irradiaba calidez y esperanza, ayudando a Tavo a mantenerse fuerte y enfocado en su camino hacia la recuperación.

Durante las sesiones de rehabilitación, Ángel se convertía en un compañero constante, ofreciendo palabras de aliento y motivación mientras Tavo se esforzaba por recuperar su fuerza y movilidad. Con paciencia y determinación, Ángel lo ayudaba a superar los obstáculos, evitando cuidadosamente mencionar a Alejandro para no agregar más estrés a su proceso de curación.

Mientras tanto, durante las noches, Ángel se encontraba preocupado y ansioso por el paradero de Alejandro. Después de varios intentos fallidos de comunicarse con él, finalmente recibió una respuesta. Sin embargo, la voz de Alejandro al otro lado de la línea estaba llena de dolor y angustia, sollozos y gemidos que resonaban en la oscuridad de la noche.

El silencio que siguió al sonido de la risa femenina dejó a Ángel lleno de incertidumbre y preocupación. Trató desesperadamente de volver a llamar a Alejandro, pero solo obtuvo el tono de ocupado o fue dirigido directamente al buzón de voz.

Las horas pasaron con la inquietud creciendo en el corazón de Ángel. ¿Dónde estaba Alejandro? ¿Quién era esa mujer que había entrado en la habitación con él? Las preguntas se acumulaban en su mente, alimentando sus temores y ansiedades.

Con el tiempo, Ángel se vio obligado a aceptar la falta de respuestas inmediatas. Se sentía impotente y frustrado por no poder ayudar a Alejandro en su momento de necesidad. Sin embargo, se negó a rendirse. Decidió que haría todo lo posible para encontrar a Alejandro y asegurarse de que estuviera bien.

Con determinación, Ángel se embarcó en una búsqueda frenética, recurriendo a cualquier recurso disponible para rastrear a Alejandro. Llamó a amigos en común, revisó redes sociales y envió mensajes de texto a todos los contactos que tenía de él. Cada intento de comunicación era recibido con el mismo resultado: el silencio ensordecedor del otro lado.

Mientras tanto, el tiempo seguía pasando, y cada minuto sin noticias de Alejandro aumentaba la preocupación de Ángel. No podía evitar sentirse culpable por no haber estado allí para él cuando más lo necesitaba.

A medida que la noche se extendía, Ángel se encontró perdido en un torbellino de emociones. La angustia y la preocupación lo envolvían, dejándolo con una sensación de impotencia abrumadora.

Finalmente, exhausto y desesperado, Ángel se encontró frente al buzón de voz una vez más. Con un suspiro pesado, dejó un mensaje, rogando a Alejandro que se pusiera en contacto con él lo antes posible, prometiendo estar allí para él en cualquier momento y en cualquier situación.

Con el corazón lleno de esperanza y miedo, Ángel esperó ansiosamente noticias de su amigo, rezando para que Alejandro estuviera a salvo y regresara a casa pronto.

(Esto sigue en desarrollo solo es la base xd)

Cómo te ConociDonde viven las historias. Descúbrelo ahora