Encuentro

220 12 11
                                    

— ¡Vacaciones al fin!

El pelimorado se dejó caer en su cama, sintiendo una calma que llevaba extrañando desde que inició su noveno grado; ahora por fin el ciclo escolar había terminado, en Septiembre sería oficialmente un alumno de décimo grado, lo cual le emocionaba bastante.

— ¡Imagínate Nomicón! — exclamó con felicidad, hace tiempo que había tomado la costumbre de hablarle al gran libro de sabiduría ninja como si fuese más un viejo amigo que un maestro, teniendo en cuenta la cantidad de batallas que habían atravesado juntos gracias a sus enseñanzas — No más hechicero, no más monstruos... ¡No más McFist! Lo cual es genial ya que, ahora, no me sentiré como un tonto por comprar sus productos.

Mientras seguía celebrando por su victoria y su nueva libertad, el libro no tardó en emitir su característico llamado por medio de un brillo rojizo, tratando de captar la atención del joven portador de la máscara Ninja.

— Oh... — dejó de hablar al ver aquella luz carmesí que emanaba de las páginas de aquel libro con cientos de años de antigüedad — Lo siento... ¿Estaba presumiendo? Está bien, lo siento... Ya sé, ya sé, un ninja debe ser humilde... — enseguida empezó a disculparse como respuesta, puesto que no deseaba enfrentarse nuevamente a las reprimendas del Nomicón por ser demasiado orgulloso y testarudo.

Pero para su sorpresa, el libro seguía llamándolo. Claro, tenía que reconocer que esta vez no parecía un llamado tan urgente u enfadado como en ocasiones anteriores, eso debía ser una buena señal.

— ... Brilla dos veces si no estás enojado — era mejor prevenir, sin perder el tiempo el libro emitió los dos brillos seguidos tal y como le había indicado Randy — Oh... Bien, eso es reconfortante.

Decidió no hacerle esperar más y tomó el mítico libro, abriéndolo para descubrir que era aquello que se le quería comunicar con tanta urgencia; Como ya era usual, su mente se teletransportó al interior del Nomicón, dejando su cuerpo inerte e inconsciente en el plano terrenal.

Los minutos pasaban, dejando a la incertidumbre la razón por la que fue convocado, o lo que estaba ocurriendo ahora mismo dentro del libro; el cuerpo de Randy seguía inmóvil en la cama, mirando a un punto fijo en el techo sin parpadear al permanecer en un estado catatónico, era una suerte que se encontrara solo en casa o aquello sería bastante difícil de explicar a su madre.

Finalmente, tras un largo rato, Randy volvió en sí, parpadeando para acostumbrar su vista a la iluminación de su cuarto mientras trataba de procesar lo que acababa de vivir en el interior del Ninja Nomicón. Estuvo unos segundos en silencio antes de sentarse rápidamente en su cama, con una sonrisa en su rostro.

— Eso fue... ¡Ultra brutal! — no perdió el tiempo y básicamente salto de su cama, por poco dándose de bruces contra el suelo al no tener en cuenta que se trataba de una cama alta, provocándole un buen susto momentáneo, pero la emoción volvió a apoderarse de él — ¡Tengo que decirle a Howard!

Y sin más, salió corriendo de su habitación, dejando olvidado sobre su cama al Nomicón, el cual no tardó en brillar con enfado al notar que había sido dejado atrás... Otra vez.

 Otra vez

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Randy Cunningham - Maestría NinjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora