Parte 10 Tristeza

43 3 0
                                    


Abrí mis ojos lentamente mientras miraba el reloj en mi mesa eran apenas las 5am. No supe en qué momento me había quedado dormida, de hecho aún traía puesta la ropa con la que había salido de casa de Mathias.

Mathias...

Sentí como las lágrimas inundaban mis ojos de nuevo. Dios. Esto dolía demasiado. Dolía y no podía decirlo, dolía y no podía expresarlo... dolía y yo estaba sola.

Sola.

Sin nadie. No lo tenía a él... no tenía a nadie. Mi mama estaba lejos, mi padre ausente y amigos. No tenía, a todos los había alejado por el... por su culpa. Y ahora... ahora él tendría un bebe, él estaba feliz con su esposa su familia. Y yo...yo hecha nada llorando como una verdadera estúpida vuelta un manojo de sentimientos negativos.

Por el... por su culpa tenía miedo... miedo a todo, a la soledad... a caer... por su culpa me olvide de todo lo que yo era y quien debía ser. Por complacerlo, para que se sintiera bien conmigo y...

-¿Cómo pude ser tan estúpida?- me pregunte sin obtener respuesta alguna. Intente dormir de nuevo pero sencillamente no podía... opte por levantarme, darme un baño y fue solo cuando pude divisar mi rostro en el espejo del baño como mis ojos estaban hinchados, rojos expresaban una tristeza que solo yo misma podía entender. Me veía tan patética y mientras observaba mi reflejo hecho desastre sentí pena por mí misma, llore de nuevo. Una vez más. Regrese a mi cama con la toalla atada a mi cuerpo me acosté en mi suave cama mientras lloraba de nuevo. Odiaba llorar, odiaba sentirme así de patética pero ¿Qué se hace cuando entre días y abismo un corazón te miente? Soy una estúpida, lo sé. Me enamore y ahora solo sufro

-¿será que en algún momento seré feliz?- susurre más para mí que para mi mente.- ¿Cómo puedo llorar por algo que sencillamente nunca comenzó?-me pregunte de nuevo mientras las lágrimas salían de mis ojos y decidí colocar un poco de música. En esta no de sin bandera. Sí. Esa canción me llegaba tanto como anillo al dedo, era tan ideal para mí y mientras los acordes sonaban no pude evitar continuar con mi llanto hasta que esta termino y la obligación llamaba a mi puerta.

Llegue al instituto esquivando a todo aquel que pudiera, me sentía como un fantasma deambulando como Alma en pena, como si el viento pudiera arrastrarme con él y gracias a eso podía moverme. No quería hablar, no quería nada solo quería estar en mi departamento acostada en mi cama y llorar. Seguir llorando. Sin querer y por andar de despistada choque contra alguien dejando caer de mi mano el cuaderno que poseía.

-lo siento...-susurre apenada cabizbaja mientras me doblaba pero antes de poder tocar mi útil escolar la persona llego primero que yo y me lo entrego. Entonces observe que era un chico que primera vez había visto en el instituto.

-toma.-Menciono entregándome mi cuaderno, lo tome y pegue a mi pecho como una niña pequeña

-gracias.- Le dije tratando de dedicarle una sonrisa pero lastimosamente no podía, me sentía tan pérdida tan hundida, que ni siquiera por gratitud pude sonreír- disculpa por haberte llegado-susurre

-tranquila, no hay porque-comento mientras me miraba detenidamente y me sentí por un momento incomoda. Primera vez que veía a este chico siendo sincera nunca me había detenido a pensar siquiera en los chicos del instituto.-mucho gusto, Carlos Vega- se presentó estriando su mano para estrecharla con la mía, mano que tímidamente acepte.

-Alma Villamizar- me presente, aunque sinceramente debía de estar hecha un asco. No quise arreglarme, mis ojos hinchados rojos de seguro de tanto llanto debían de darme un aspecto deprimente y demacrable- bueno, gracias por el cuaderno- dije sin más y continúe caminando. Lo que menos deseaba era estar con gente, quería estar sola quería seguir hundiéndome en mi propio dolor hasta que este se acabara por completo. Porque si de algo sabia y estaba segura era que saldría de esto, no sé cuándo tampoco en qué momento pero saldría de esto. Quizás, sin Mathias en mi vida todo estaría mejor. Yo ya no estaría en la de él... él ya tenía sus prioridades y yo debía alejarme y esta vez para siempre.

Mayor que yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora