Parte 1

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Como siempre el Disclaimer apropiado: Este es un fanfic que hice en 2016 y estoy volviendo a publicar, tal vez cambie algunas cosas de redacción pero la historia es igual, si desean leerla la iré subiendo, sino, al menos tendré este espacio para no perder el fanfic. La historia tiene escenas bastante malsonantes, comentarios adultos, doble sentido, mencion de abuso sexual infantil, violencia verbal y también personas mal habladas pero creo que eso hace el encanto del personaje (que es un forro) en fin, gracias por leer. Comentarios negativos, ahorrenselos. Ahora hace tiempo que no escribo este tipo de fanfics, pero este me gustó bastante por el humor.

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Tiempo atrás

La vida nunca fue fácil y Kardia Onasis lo sabía mejor que nadie. A la edad de dos años, sus padres se separaron, fue muy doloroso pensarlo siquiera en ese momento, debido a lo cual, se encerró en una burbuja y se mantuvo allí, pensando en lo triste que era pasar por esa instancia. Eran o solían ser, los años donde no era muy común ser hijo de padres separados y cuando lo fuera, tus compañeros te miraban diferente o hacían burlas de ti, como si uno ya no se sintiera mal o culpable.
Con el tiempo, la vida de Kardia cambió, no sabía aun si para bien o para mal. Su madre comenzó una relación vía internet con un joven de mediana edad, al igual que ella, y empezaron a salir. Las noches se le hacían más largas a Kardia, siempre esperando a su mamá para cenar y quedándose dormido encima de la comida. Ella muchas veces le pedía que no la espere más, que coma y se vaya a dormir, pero era muy difícil para él, no estaba acostumbrado.
De pronto, la televisión pasó a ser su única compañía.
Mientras su madre comenzaba una nueva vida, el joven Onasis pasaba más momentos a solas, trataba que el tiempo pase más rápido.

Uno de esos días, se escabulló en el cuarto de su madre y empezó a inspeccionar todo lo que había ahí, desde su ropa, zapatos, hasta su joyería. Fue ahí donde lo encontró, su sonrisa se trasformó de una suave y delicada a una completamente llamativa de oreja a oreja. El anillo de compromiso.

No era la gran cosa, tenía la insignia de la familia Onasis, la cual solía ser un escudo con una pequeña O en sus extremos, un pájaro pequeño, una cabra y un árbol, que simbolizaba lo que los Onasis habían hecho en la ciudad Griega desde épocas lejanas. Habían sido amantes de la naturaleza y comerciantes de carne, además de proveedores de la paz. Por eso tal vez eran tan importantes. Su padre, Aeneas Onasis, le había entregado ese tesoro a su madre para proponerle matrimonio, y ella lo había conservado todo ese tiempo recordando lo valioso que era para Aeneas.
Kardia le preguntó esa misma noche a su madre si podía conservarlo y ella afirmó completamente, dado que ese anillo pertenecía a los Onasis, y Kardia era uno de pies a cabeza.

Con el compromiso de su madre con el novio, la noticia del embarazo llegó, el joven Kardia no salía de su asombro, aun Aeneas, quien no pudo creer en un primer momento dicho espectáculo, estaba sorprendido, pero no podía más que felicitar a su ex esposa por ser feliz y desearle lo mejor. Kardia no aceptaba mucho a ese sujeto, pero este intentó hasta último momento ser amigo del jovenzuelo.


Y nació su hermano, Milo. Era precioso, sus cabellos rubios rizados y sus ojos celestes con destellos turquesa lo convertían en un muñequito, Kardia ahora tenía un hermanito para jugar, a pesar que ya era bastante mayor. Tiempo después su madre y su padrastro se casaron. Todo parecía feliz o al menos eso creían hasta que el pequeño rubio cumplió cinco años.
Kardia estaba abajo escribiendo un ensayo en la computadora, el cual presentaría ese mismo día, pero como vago que era lo dejó para último momento, cuando entonces, escuchó a su madre bajar desesperada por las escaleras. Kardia volteó a ver y notó que la mujer estaba pálida como un fantasma. Su hermano estaba enfermo y tenía mucha fiebre. El señor Antares, padre de Milo, llegó rápidamente del trabajo con el fin de llevar a su esposa e hijo al médico, diciéndole claramente a Kardia que no abriera la puerta a nadie y que se quedara esperándolos. Y los vio partir.

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