Parte 14

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Esa mañana el frío abrigó el alba y comenzó a congelarlos. Camus se levantó tiritando, la luz se había cortado por lo que la estufa eléctrica había dejado de funcionar y enfrió la habitación de tal manera que ahora tenía una evidente gripe. Estornudo varias veces y respiró con cansancio. Se colocó las pantuflas y bajó al comedor para desayunar algo caliente, gracias al cielo el resto de la casa estaba más calefaccionada.
Brendan estaba con las mejillas y nariz roja, además se había abrigado hasta la médula, temblaba y sentía un terrible escalofrío, pareciera que los hermanos Verseau estaban enfermos. Dado que Evan se había ido a ver al abogado, la madre y la abuela quedaron solas con los chicos, por lo que Irina se levantó de la silla y exclamó:

—¡Vamos al médico! —la mujer se retiró para alistarse.

—E....estoy bien ¡ACHU! —estornudo Camus, no, no estaba nada bien y se podía ver a simple vista.

—Querido, no digas cosas que son evidentes, mira como estas......lo mejor es que te revise un buen doctor —comentó la abuela Leonor. Camus suspiró, no tenía hambre y había dejado casi todo su desayuno en el plato—. ¿Qué ocurre?

—No tengo mucha hambre....

—Hmmm, niño, realmente estás enfermo —se levantó de la silla y va por más café.

—¡Camus, Bren, vayan a cambiarse! —habló la madre de ambos.

A duras penas, los dos chicos se retiraron a sus cuartos y se colocaron la ropa para partir al hospital donde atendía el médico de cabecera. Itia era un hombre al que Irina le confiaba la salud de sus dos hijos, sin ir más lejos, había sido el médico encargado de curar a Camus cuando este era un bebé y también participó en el nacimiento de Brendan. Por lo cual, si tenía que poner la salud de sus hijos en manos de alguien, definitivamente sería de Itia.
Ingresaron al hospital, consultorio 10. Brendan llevaba una bufanda que cubría su cara y un gorrito, mientras que Camus solamente llevaba un gorro en la cabeza para proteger sus orejas y su sacón era lo suficientemente grande para cubrir parte de su cara. Cuando llegaron se fueron directo a la sala de espera donde había montones de silla y aguardaron su turno.
Itia, quien despedía amablemente a un paciente, se fijó en las fichas de los niños a los que atendería. "Camus y Brendan Verseau". Los llamó con su voz gentil y los dos pelirrojos aparecieron junto a su madre por la puerta.
El primero en ser atendido fue Camus.

—Camus Verseau, 15 años, ¿no? —preguntó con una sonrisa, el pelirrojo afirmó—. Bien, abre la boca y di "Aaaa"

—"Aaaah" —Itia le metió una paleta en la boca para mirar bien la garganta, y con una linterna pequeña se ayuda.

—Está muy roja, parece que tomaste mucho frío y estuviste tosiendo, además se nota que tu nariz está congestionada —le sacó la paleta, cosa que Camus pueda cerrar la boca—. Levántate la camisa —Camus lo hizo rápidamente—. Ahora.....respira normalmente —Itia ve entonces unos enrojecimientos en la espalda, como de unos dedos, y aunque le llama la atención al tener en cuenta que Camus era un adolescente no dijo nada.

—Aaaah......aaah....—respiró lentamente.

—Bien, ya esta —se quitó el estetoscopio—. Te recetaré unos medicamentos para la congestión nasal y la irritación en la garganta, necesitas reposo de 48 horas.....—Itia se sentó en la silla y comienza a escribir la receta, Camus se baja de la camilla—. Bien, ahora el chiquitín.

—Vamos, Bren, no me lo hagas más difícil —dijo Irina mientras Brendan se niega a ser cargado.

—¡No quiero cof cof! —tosió fuerte, Itia levantó la mirada para ver la escena, desde que conoce a Brendan nunca se había comportado así a una revisión médica.

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