𝑆𝑒𝑛̃𝑜𝑟𝑖𝑡𝑎 𝐿𝑒𝑒

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Belcebú me miraba sin disimulo y suspiró al ver mi expresión de sorpresa, con una gran sonrisa volvió a decir.

- Mi futura esposa...

Muy poco a poco pude sentir que mi cabeza se calentaba y una pequeña pero ardiente sensación de vergüenza me invadía el cuerpo entero, sentía encenderse mis mejillas.

Mientras sentía la ardiente vergüenza de ser la protagonista de este momento tan vergonzoso miré a todos los presentes, todos me miraban, algunos asombrados, otros estaban sonriendo, otras parecían estar molestas y el resto simplemente confundidas, en cambio Kim no parecía sorprendido en absoluto.

Habiendo terminado de hablar Belcebú comenzó a bajar conmigo del escenario, agarrando mi muñeca y manteniendo una sonrisa, a su vez Kim junto con el señor Lee se acercaron a nosotros.

- Da-Hyun, ¡Qué tontería acabas de hacer ahora!

El padre de Belcebú parecía enojado aunque parecía mantener su buena compostura ante el público.

- Señor Lee, no es este un lugar adecuado para hablar sobre esto...

Kim se dirigió al padre de Belcebú con cortesía y educación mientras yo espectante trataba de soltar mi muñeca.

- Belcebú, sueltame.

- Ahora no Mi-suk, cierra el pico.

Fruncí el ceño ante su respuesta, el señor Lee se alejaba hiperventilando mientras Kim en su compañía trataba de calmarlo, se dirigieron hacia una puerta al fondo de la sala junto al escenario, por mi parte estaba siendo arrastrada fuera del gran salón por Belcebú hacia un auto deportivo negro estacionado frente al edificio de la reunión.

- ¿Qué está pasando a dónde vamos ahora?

Mientras me metía dentro del auto Belcebú comenzó a manejar, nos estábamos alejando cada vez más del lugar de reunión hasta que finalmente el edificio se perdió de mi vista, fue entonces cuando dirigí mi mirada hacia él y volví a repetir.

- ¿Me vas a decir ya qué coño está pasando? ¿Cómo que tu nueva esposa? No puedes ser más cretino

- Mi-suk relájate un poco, se te ve ese humo salir de los oídos hasta aquí.

Belcebú se rió por mi parte estaba enojada, quería salir del coche y alejarme lo más posible de él.

Sabía que no podía hacerlo así que me crucé de brazos y miré hacia la ventana en el asiento del copiloto.

- Venga Mi-suk, ven aquí.

Belcebú giró por segundos la cabeza hacia mí para después volver a colocar su vista en la vía, a su vez colocó su mano sobre mi hombro, aparté su mano con molestia, manteniendo mis brazos cruzados.

- Déjame, no me toques.

- ¿Cómo dices eso a tu futuro marido?

Esbozó una evidente pícara sonrisa mientras una risa salía de su boca.

- Voy a tocar todo lo que se me venga en gana de mi esposa.

Dijo eso colocando nuevamente su mano esta vez en uno de mis muslos, era evidente que disfrutaba con mi molestia.
Por mi parte crucé mis piernas lejos de él, presionando ligeramente mi cuerpo en la puerta del auto tratando de alejarme.

- ¿Te incomoda que te toque?

- Sí, me incómoda.

El auto se había detenido en un sitio en mitad de la nada, estaba completamente desierto, la noche inundaba el lugar y la temperatura era bastante fría.

BelcebúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora