04. Stay with me.

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Foolish.

Foolish, después de muchos meses esperando y sintiendo pena en su corazón, por fin había logrado lo que tanto anhelaba; pasar otra noche con su amado, Vegetta.

Pasaron unas horas de familia, hablando entre los tres bajo las estrellas, montados en la rueda de la fortuna que Vegetta había construido hacía un tiempo. Se contaron sus aventuras, lo bueno y lo malo, y luego se desahogaron, confensando lo que sintieron sin el otro. La falta había sido mutua.

En algún punto, Leo se quedo dormida en los brazos de su padre Vegetta. La llevaron a dormir en la torre, donde antiguamente solía quedarse.

Foolish no se preocupó por dejarla allí esta vez. La diferencia de todas esas veces en las que ella le había pedido dormir allí antes, era que su padre había vuelto. Foolish confiaba en él más que en nadie en cuanto se trataba de ella.

Confiaba en él más que nadie en toda la isla.

Luego de dejar a Leo en su habitación, bajó a las escaleras de salida, y se quedo viendo la torre con cierta añoranza mientras esperaba por su otra mitad. Foolish no quería irse todavía, tenía ganas de quedarse allí y pasar la noche con Vegetta, sin embargo no iba a presionarlo; si él no preguntaba, ni siquiera lo mencionaria.

Cuando el chico de ojos morados bajó, le regalo una dulce sonrisa, pero no dijo nada. Miró al cielo estrellado, y Foolish siguió su mirada también, curioso.

Vegetta suspiró.

- Que linda noche la de hoy. ¿No, Foolish?

El tiburón procesó muy lentamente sus palabras, pero asintió como respuesta.

- Sí, sí, sí. Its a pretty night.

- Its a pretty night -repitió Vegetta sonriendo, y asintiendo-. Quédate.

Vegetta giró hacia Foolish y lo miró fijamente a los ojos. Por un largo rato, Foolish no entendió.

¿Quédate? ¿Quédate? ¿Qué era eso?

Foolish arrugo sus cejas mientras pensaba. Comenzó a buscar en su mente el significado, o alguna referencia que lo ayudara.

Vegetta notó su silencio. Al instante entendió el problema.

- Stay with me. Stay with me tonight, Foolish.

Y así lo hizo. El resto de la noche solo se trató de ellos, de sus besos, de sus abrazos y caricias. De las tontas charlas en las que apenas se entendían porque hablaban diferentes idiomas y ambos se habían oxidado tanto sin la ayuda del otro, pero Foolish no las cambiaría por nada en el mundo.

En los siguientes días, la familia Brown había vuelto a ser la misma de antes. Cada día se reunían; Leo acompañaba a su padre Vegetta temprano en las mañanas y a su otro padre de la tarde hasta la noche. Solían de picnic juntos, a las dungeons. Salían de aventuras como nunca antes.

Semana y media antes de navidad, en una mañana muy nublada y friolenta, la nieve había caído sobre isla quesadilla.

A penas amanecía y Leo había despertado a Foolish con saltos en la cama.

Somnoliento, Foolish se quejó por lo bajo, abriendo un ojo para ver a su hija saltando a unos centímetros de él. Cuando Leo lo vio abrir los ojos, se bajó a un lado de la cama y escribió en su cartel.

Foolish dejó escapar un suspiro cansino.

NIEVE, HAY NIEVE!'

Ponía el cartel.

- Cool, Leo, go play with your dad Vegetta. (Genial, Leo, ve a jugar con tu papá Vegetta)

Dicho esto, volvió a cerrar los ojos. Sintió como Leo lo sacudía para llamar su atención de nuevo. Intentó ignorarla, poniendo una almohada sobre su cabeza para poder seguir durmiendo.

there's no place like home (fooligeta) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora