Vegetta.
Vegetta sentía paz después de mucho tiempo.
Regresar a casa, el lugar que tanto extrañó y volver a reunirse con su familia, las personas que tanto añoro por mucho tiempo, le había quitado un peso encima del corazón.
Arreglar las cosas con ellos y asegurar que las cosas no habían cambiado mucho, lo habían tranquilizado. Ya no tenía que preocuparse por si ellos sufrían por su culpa, ya no tendría que preguntarse cada noche si algo malo les había ocurrido en su ausencia, ya no tendría que temer el que olvidaran su cara. Él estaba con ellos, e iba a darles todo lo que no pudo mientras estuvo lejos.
En uno de esos días, algo inesperado ocurrió; Roier había vuelto a la isla.
¿Dónde había estado? Se preguntó Vegetta.
¿Habría ido de aventuras también?
Pero eso no tenía sentido, él se había casado con Cellbit, eran esposos. A diferencia de Vegetta y Foolish, que solo eran novios. Lo recordaba muy bien, era uno de sus últimos recuerdos de la isla antes de haberse ido.
La noticia llegó a Vegetta a través de Foolish, una mañana bastante cálida para el invierno que estaban pasando.
Sin embargo, cuando fueron a verlo, la apariencia que tenía casi causa que un grito de horror salga de sus labios.
- Dios mío, Roier. ¿Qué te ha ocurrido?
Roier, su hijo, aquel chico tonto con el que bromeaba cada vez que tenían oportunidad, y a quien habia adoptado por cariño, parecía haber pasado por todo el infierno y visto a sus peores pesadillas volverse realidad; la sonrisa que solía caracterizarlo se había desvanecido, el brillo lleno de vida y diversión de sus ojos se habia apagado, llevaba ojeras tan profundas que un poco más y parecía un panda. Había sangre seca por su rostro, su usual chaqueta roja ya no la llevaba, en su lugar vestía un traje negro; sucio, andrajoso y en muchas partes de su cuerpo aparecían cortes, como si hubiera luchado contra un ejército entero pero aún así hubiera sobrevivido, de alguna forma.
- Hola, Vegetta.
Su saludo sonó tan diferente que supo que de inmediato supo que algo no estaba bien. La alegría que recordaba de él ya no sonaba en su voz, ahora sonaba tan... apagado.
Vegetta no sabía qué le había ocurrido, pero sintió mucha pena por él.
- ¿Qué ha ocurrido? -volvió a preguntar, preocupado-. ¿Estás bien?
Roier no lo miró cuando respondió.
- Sí, claro. Estoy bien.
Vegetta no le creyó.
- So... (Así que...) -la voz de Foolish a su lado sobresaltó a Vegetta-. I don't see Cellbit around... I'm guessing... (No veo a Cellbit por aquí... Supongo...)
Vegetta notó como Roier trago saliva y volvió a desviar la mirada.
- Yes, Foolish (Sí, Foolish) -el voz de Roier sonó ahogada por un segundo y su tono más duro que nunca-. He stayed. That selfish motherfucker... (Se quedó. Ese hijo de puta egoísta...)
Vegetta oyó amargura en la voz de su hijo a pesar de no entender mucho qué decía. Foolish dio palmaditas al hombro de su hijo.
- I'm really sorry, Roier.
Roier sacudió la cabeza.
- Don't worry, Foolish. It was his decision. He wanted to stay and die. He's dead. No hay nada más que podamos hacer. (No te preocupes, Foolish. Fue su decisión. Él quiso quedarse y morir. Está muerto. No hay nada más que podamos hacer.)
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there's no place like home (fooligeta)
FanfictionLuego de unos largos meses de aventuras, Vegetta estaba listo para regresar a casa y reunirse con Foolish y Leo en las vísperas de Navidad