𝙷𝚘𝚕𝚍𝚒𝚗𝚐 𝙾𝚗 𝚃𝚘 𝙷𝚎𝚊𝚛𝚝𝚊𝚌𝚑𝚎 || D͢a͢r͢y͢l͢ D͢i͢x͢o͢n͢

10. Always You

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"Estuve perdiendo mi tiempo cuando siempre fuiste tú"

Robin soltó el humo de su último cigarrillo. La expedición estaba siendo un completo fracaso, tan solo habían encontrado unas pocas latas de comida mismas que eventualmente iban a terminar comiendo en su tarea de estar en la intemperie viajando en la caravana y buscando cosas.

Sentía que no estaba bien el estar ahi con ellos, todos los días pensaba en lo que había ocurrido con él y Daryl en aquella sala de estar.

Estaba tan confundido que aquello lo tenia aterrado. Jamás había experimentado tal cosa, tampoco había sentido tantas emociones en tan poco tiempo. Se había sentido completamente atraído mientras veía aquella revista que Daryl le dijo que viera, renunciando a llegar a la pagina acordada cuando su cuerpo había reaccionado por el sin poder controlarlo.

Y luego Daryl se había atrevido a besarlo. Robin jamas creyó que iba a ser besado por un hombre. Detestaba que se le acercaran en lo mas mínimo después de lo que había vivido a sus diez años, pero Daryl había roto todos sus limites puestos.

Y ahora lo extrañaba, y no quería sentir que lo extrañaba. No quería ni pensar en él. No poder evitarlo era lo que lo comenzaba a joder.

— Tal vez haya cosas detrás de los toldos — dijo Tara.

Habían encontrado un puente donde habían autos viejos aparcados junto con arena por todos lados.

Robin creía que estar buscando ahi era una tarea perdida de forma que arrojo su cigarrillo al suelo y se encamino hacia Heath y Tara que buscaban entre los autos.

— Parece pesado — señaló Tara una mochila enterrada en la arena.

— Espera..— llamó Heath. Siendo tarde cuando Tara había jalado la mochila y con ella tumbando la montaña de arena revelando a los caminantes que estaban bajo esta.

— Mierda — soltó Robin sacando su arma de su cinturón y comenzando a disparar.

Disparaba y empujaba a los caminantes para poder acercarse hacia Tara y ayudarla del momento en aprietos que se encontraba.

— ¡Heath! — llamó Tara.

Robin la vio tirada en el suelo con los caminantes rodeándola. Disparo en su dirección y cuando se iba a acercar uno de ellos lo tomo del brazo impidiéndole el paso.

Los empujo con patadas, emitió una mueca de dolor cuando su espalda choco contra el borde del puente con brusquedad.

— ¡Sálvate! — escuchó Robin la voz de Heath hacia Tara. Los caminantes eran demasiados y los tenían rodeados.

— ¡Somos un equipo! — respondió Tara.

Robin ya no les presto atención, en cambio disparo hasta que sus balas terminaron por lo que se vio en la necesidad de sacar su machete.

— ¡Robin! — llamó Tara.

El castaño volteo en el momento exacto que un caminante mordía su ropa, alcanzo a alejarse por lo que solo le rasgo la playera.

No podia ayudar a Tara o Heath sin antes morir en el intento, vio como Tara luchaba frente a el en la misma situación que Robin.

Los ojos azules de Robin vieron el cielo una última vez antes de ser lanzando al agua.

La altura había sido mas alta de lo que pensó.

Los ojos de Robin se cerraron cuando su cabeza impacto con una roca bajo el agua, la sangre salió con rapidez mientras la marea se encargaba de arrastrarlo lejos.

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Robin sentía un horrible ardor en el rostro y cabeza. Abrió los ojos con fuerza cuando sintió un pinchazo en su dedo derecho, rápidamente noto que un cangrejo se encontraba prendido de su dedo por lo que intento quitárselo terminando matando al animal con una roca.

Su cabeza dio una horrible punzada por lo que inmediatamente se llevo su mano a la nuca notando rápidamente la sangre en ella.

Se inclino a vomitar agua salada, sentía su piel arder por el sol, tenia arena por todas partes y estaba en la playa en medio de la nada.

Sin armas, comida o agua.

Se levanto con dificultad del suelo, avanzo por la playa sin saber a donde ir.

Se sentía cansado, adolorido, con hambre y sed. Quería llorar de la frustración sumándole el hecho de que por primera vez estaba de verdad solo y perdido.

No tenia ni puta idea de que playa era o que camino tomar de regreso a Alexandria. Habían transcurrido las dos semanas y Robin pensó que tal vez iba a ser mas tiempo.

Sus pies comenzaron a doler por lo que se dejo caer en la arena de rodillas, las lagrimas empezaron a bajar por su rostro.

Le ardía la piel como los mil demonios.

Pensó en Judith, Carl, Rick y Daryl. Los quería ver. Los extrañaba. Quería abrazarlos o discutir con ellos.

Recordó las palabras que le dijo a Daryl antes de irse y las que el le había dicho.

Bueno, se habían cumplido. Estaba perdido justo como Daryl deseo.

Solo, triste, frustrado y con una horrible opresión en su pecho.

Ya no le importaba morir en medio de la playa sin nada a su alrededor. Entonces sin mas hizo el esfuerzo por volverse a levantar y por caminar con lentitud.

No iba a parar de caminar hasta que se desmayara, ya no le interesaba. Iba a morir de esa forma deshidratado o bien la marea podia subir y ahogarlo. Ya que mas daba.

Estando ahi solo comenzaba a aceptar lo que verdaderamente sentía. Le atraía Daryl lo que podia significar que no le gustaban las chicas tanto como el pensaba. Tal vez ambos o tal vez todo ese tiempo se había engañado a si mismo fingiendo que le gustaban las mujeres hasta que llego Daryl a estropearlo todo.

— Por favor... — pidió Robin viendo al cielo. Lo único que deseaba era que su sufrimiento terminara y ya morir.

Quería morir. Lo merecía después de todo lo que había hecho. Después de las personas que había matado y los problemas ocasionados. Por obligar a Rick a ser responsable por el cuando no debía. Por haber ocasionado multiples incendios y por haber asesinado a sus padres y abuela en uno de ellos.

Entonces entendió que todo lo malo que le ocurría lo merecía. Había ocasionado un incendio a sus siete años, el primero y con ello matando a sus padres y abuela. Por su culpa Rick tuvo que hacerse cargo de él desde entonces, responsabilidad que no merecía. Lo había cuidado como un hijo, siendo sobre protector con el todo el tiempo, Lori viéndose involucrada.

Robin lo lamentaba profundamente. No había sido su atención hacerlos pasar por tanto. Aquel peso iba a estar sobre sus hombros por siempre e iba a morir sintiéndose culpable.

Nuevamente pedía de favor ya morir.