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20 de Agosto del 2019

Eran las dos de la mañana, mi teléfono no paraba de sonar, más de 10 llamadas seguidas y aun no terminaban, ¿Como llegue a esto? quería contestar pero sabía lo que pasaría después.
Abrace más a mi almohada y ahogaba mis llantos en mi vacía habitación, que tenía muchos recuerdos, podía escuchar el sonido de un corazón quebrarse, romperse como un vaso y era el mío.

Después de otras 10 llamadas, por fin el teléfono había dejado de sonar... me levante de la cama con los ojos rojos e hinchados de tanto llorar y solo sonó una notificación, agarre mi teléfono y pude ver un mensaje de el, no quería abrirlo pero mi corazón me dictaba lo contrario y decidí leerlo. Lo amaba tanto.

Estoy muriendo lentamente por tu falta de amor, puedes amarme esta noche más? Tu amor es la droga que jamás dejaría de probar. Te necesito, no podemos terminar esto. Amor te amo, no me interesa si tus padres o tus amigos me odian. ¿Tu me amas no? Solo eso me basta, quiero verte. Besarte, acariciarte, perderme en ti. Quiero hacerte él amor como la primera vez, hoy y toda la vida quiero amarte, piensas terminar 5 años de relación? Se que no deseas esto, me deseas tanto como yo a ti. Esta bien si no quieres contestarme, pero al menos mira tu ventana.

Las lágrimas caían de mi rostro sin terminar, mi corazón latía rápidamente por el, me la pensé más de dos veces antes de mirar la ventana ¿estaría él ahí? No quería terminar esto, no podía, lo llegué a amar tanto y aferrarme tanto a él que era como una dosis diaria; dejé el celular al borde de mi cama y me arme de valor para asomarme a la ventana.

Mi corazón dio un vuelco, sentí la misma sensación del día que lo conocí la primera vez, él me causaba tantas sensaciones. El estaba ahí sentado en la entrada de mi casa, llevaba la gorra que siempre usaba para esconder su identidad, su sudadera negra que le regale el día de su cumpleaños, sus jeans holgados y su cigarro en mano; levantó la mirada, sabia que saldría a verlo, él sabía que él era mi debilidad.

Nuestras miradas se cruzaron, el me sonrió cálidamente; amaba tanto su sonrisa... los piercing que le adornaban su rostro, sus ojos castaños y su cabellera del mismo color que sus ojos, amaba todo de él, me dolía verlo pero no podía evitarlo amarlo. Por más que él fuera imperfecto, mis ojos lo veían como él ser más perfecto sin ningún defecto y ese era el problema; se que él me hacía mal pero no me importaba lo más mínimo ya que yo lo amaba.

Me quede mirándolo mientras me perdía en mis pensamientos; mi teléfono sonó lo que causó que volviera a la realidad, fui de inmediato a tomarlo y contestar, era el.

- ¿Me dejas entrar cariño? O ¿me dejarás morir aquí? Si es así, sal de tu ventana, quiero morir viendo a la persona que amo

- Solo entra pero lanza ese cigarro, mis padres se darán cuenta que estuviste aquí.

- Lo que me pidas mi amor.

No era la primera vez que el entraba por la ventana ya estaba acostumbrado a treparse y al día siguiente levantarse como si fuera su casa. Entro como siempre, como un ladrón que venia a robar algo.

No pude mirarlo a los ojos; el vino corriendo a abrasarme y empezó a besarme apasionadamente como lo hacía siempre, ¿como podía odiarlo? Lo amaba pero no quería enredarme con él de nuevo. Lo empuje alejándolo de mi, me di la vuelta mientras  las lagrimas caían de nuevo, no quería que me vea frágil o verme llorar por el.

- Te amo lo sabes ¿no? Si tu me dejas ahora podría salir y morir ahora mismo. Tobio sabes que lo eres todo para mi. Si me dices que no me amas me quitaría la vida, eres lo que más amo en esta vida. No me interesan los demás, solo tu. Incluso podría llegar a matar por ti.

- Deja de drogarte si tanto me amas Oikawa.

El silencio abundó en mi habitación; Oikawa solo agacho su cabeza más no dijo ni una palabra, se sentó al borde de la cama sacando de su bolsillo una bolsa pequeña con contenido

- Tobio, quiero hacerlo - ahora no solo yo me encontraba llorando, sino también el - te juro que quiero hacerlo, perdón por ocultarte esto pero no quería que llevaras el peso de tener un novio con problemas en tus hombros, te amo enserio pero no se como dejarlo, mi productor me da esto una vez a la semana que se está volviendo adictivo. Te amo y te amo tanto, si tú quieres que deje esto puedo hacerlo pero realmente necesito de ti.

Le quite la bolsa de inmediato y lo guardé en mi bolsillo, me paré en frente de él.

- Renuncia Oikawa, escapemos de aquí, renunciaré todo por ti, puedo ayudarte a dejar este vicio.

Oikawa se levanto de la cama, sus ojos se encontraban rojos ¿se habría drogado hace poco? O ¿estuvo llorando? Levantó sus manos, con una me agarró delicadamente mi rostro mientras con la otra sujeto mis manos.

- ¿Estas dispuesto a escapar conmigo? ¿Estarías dispuesto a renunciar todo esta vida de lujos por irte conmigo? En vez de consumir esa mierda blanca déjame consumirte a ti ¿puedo? ¿puedo consumirte todos los días?

- Puedo dejar todo esto por ti Oikawa, puedo hacerlo si tu estas dispuesto a dejar las sustancias; quiero estar contigo - lo abracé inconscientemente mientras me aferraba más a su pecho - Oikawa dejaré todo por ti, renunciaré a esto.

- Mi auto está afuera, escapa conmigo hoy; te acuerdas de aquella casa con jardín que vimos? La compre solo para ti, viviremos juntos ahí.

- Alistare algunas cosas y podemos irnos hoy.

Me seco las lagrimas mientras me aferraba mas a él, nos tiramos a la enorme cama; él me miro a los ojos y sonreía como un idiota mientras me llenaba de besos por toda la cara.

- Tobio, si yo muero ¿morirías conmigo? ¿Estarías dispuesto a morir conmigo?

- Dime Oikawa ¿tú morirías conmigo?

Se empezó a reír como un idiota, como siempre lo hacia; se levantó para sentarse al borde de la cama mientras me tenía en su regazo, me acomodo los mechones del rostro y me dio un suave beso.

- Claro que lo haría, moriría contigo; quizá se escuche un poco egoísta pero solo quiero amarte a ti y que tú me ames solo a mi.

El reflejo de la luna se adueñó de la habitación, nos miramos con amor como la primera vez, sus ojos y su sonrisa cálida como aquel día. Un día como hoy era como nos conocimos, un día de invierno.

Te amo tanto Oikawa Tooru.

Necesito de tu amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora