CAPÍTULO VIII: No quise hacerlo

30 6 0
                                    

— Bueno, mírate — le sonríe el cazador. — No eres nada sin tus espadas, ¿eh? ¡Qué criatura más lamentable!

Está atrapado en el sótano mientras Jiwoong, uno de los cazadores, se acerca con una mueca de desprecio en los labios. Los demás están parados no muy lejos de ellos, cada uno con el mismo odio en sus rostros. Ninguno de ellos le resulta familiar, y en ese momento, Wooyoung se da cuenta de que está jodido. Debido a su condición de mestizo, la mayoría de los cazadores lo odiaban, y Jiwoong fue uno de los que más habló al respecto. No tenía nada de qué preocuparse porque ninguno de ellos se atrevía a tocarle un pelo. Pero ahora que Jiwoong sabe que había traicionado la confianza de Seonghwa, ya no hay nada que lo detenga.

— Aléjate de mí — dice Wooyoung en voz baja mientras mira al cazador que ya está a un par de respiraciones de él. — Te estoy advirtiendo.

— Pensar que el hijo favorito de Seonghwa alguna vez traicionaría a la asociación — sacude la cabeza dramáticamente. — No debería haber confiado en un hibrido como tú desde el principio. Es tan estúpido al permitirte unirte a nuestras filas.

— Cállate — dice Wooyoung entre dientes. — Dije que te mantengas alejado de mí

En lugar de mantenerse alejado, Jiwoong extiende una mano para agarrar a Wooyoung, obligándolo a retroceder rápidamente contra la pared de atrás. El corazón de Wooyoung late salvajemente, lo suficientemente fuerte como para que su voz tiemble con los latidos del corazón. No hay nada que pueda usar como arma; sus espadas gemelas no se encuentran por ningún lado y su fuego está sellado. Wooyoung sabe que necesita ayuda, pero se niega a deberle la vida a alguien, especialmente a la criatura que más odia.

— Qué lástima — dice el cazador. — Eres un adefesio muy talentoso. Realmente no quiero matarte, pero tengo que hacerte pagar por todo, ¿verdad?

— No entiendo de qué estás hablando — sisea Wooyoung en voz baja. — Ahora déjame ir.

Jiwoong detiene su intento de tocarlo y se dobla en risas. — ¿Dejarte ir? Qué buena broma.

Wooyoung observa una amplia sonrisa en su rostro, y antes de que tenga tiempo de darse cuenta de algo, Jiwoong agarra su cuello entre sus dedos, con las pupilas dilatándose salvajemente.

Joder. No puedo respirar.

Wooyoung lucha contra su agarre como un animal salvaje, y el pánico crece cuanto más lucha y no logra escapar. El resto de los cazadores caminan hacia ellos con alegría, y Wooyoung está bastante seguro de que ellos también quieren participar en la tortura. El miedo se dispara a través de su torrente sanguíneo. Wooyoung quiere gritar para atraer cualquier tipo de apoyo, pero no sale ninguna voz. El miedo lo silencia por completo y está perdiendo el conocimiento rápidamente.

Que alguien me ayude.

Piensa desesperadamente mientras se obliga a cerrar los ojos. El dolor ya no arde y, en cambio, es un latido silencioso contra su piel. Wooyoung sabe que se desmayará pronto si esto continúa, pero no es rival para el cazador. Intenta luchar de nuevo, esperando que todavía le quede un poco de fuerza, pero su resistencia se topa con la risa condescendiente de Jiwoong.

— He estado esperando este momento durante tanto tiempo. No puedes escapar de mí, Wooyoung — le susurra al oído. — Ojo por ojo. Tu pareja mató a mi mejor amigo, y ahora voy a matarte a ti en su lugar.

No.

Wooyoung se ahoga. Sus pulmones se sienten tan vacíos. Necesita aire.

Ayúdame.

— Adiós, Jung Wooyoung.

No quiero morir.

Crack.

Aeternum ValeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora