Capítulo 15: Dejame ir.

89 6 6
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


"Te voy a salvar", susurraba con una voz quebrada, repitiendo la promesa como un mantra, una y otra vez. Pero en el fondo, sabía la verdad: "Shinichiro, tú morirás hoy". Las palabras caían pesadas en el aire, cargadas de una fatalidad inminente, mientras Shinichiro escuchaba en silencio, su mirada perdida en un punto fijo, resignado al destino que le habían pronosticado.

Intenté cambiar el curso de los eventos una y otra vez, pero el resultado era siempre el mismo: Shinichiro moría, sin importar cuánto me esforzara. La impotencia se enredaba en mi pecho como una enredadera espinosa, asfixiante.

Caminaba hacia la tienda de Shinichiro cuando los vi: Kazutora y Baji conversando. Me detuve, oculta en las sombras, decidida a escuchar. Tal vez, solo tal vez, encontraría algo que me sirviera para salvarlo.

"Hola, Kazutora. ¿A dónde vamos?", preguntó Baji, su voz despreocupada contrastando con la tensión que yo sentía. Estaba sentado en la parte trasera de la motocicleta de Kazutora, ajeno al peso de la tragedia que se cernía sobre nosotros.

"Bueno, se acerca el cumpleaños de Mikey, ¿verdad? ¡Le daremos un regalo!", respondió Kazutora, su sonrisa no alcanzaba a ocultar un brillo siniestro en sus ojos.

"¿Un regalo? ¿Cómo qué?"

"Una CB250T", la respuesta de Kazutora dejó a Baji sin aliento, en estado de shock. "Nadie tiene uno de esos", murmuró, mientras Kazutora detenía su motocicleta ante un semáforo en rojo.

Baji esperaba alguna explicación, pero Kazutora se quedó en silencio, su mirada fija en algo que solo él podía ver.

"Solo vamos", dijo finalmente, arrancando la motocicleta y acelerando hacia el destino que ambos desconocían que yo ya había visto.

"Este es el lugar", anunció Kazutora, su voz llena de una emoción que no lograba identificar. Ambos estaban parados frente a un taller de motores, la CB250T visible a través de la ventana, como un trofeo inalcanzable.

"Vamos a robarlo", dijo Kazutora, su sonrisa ahora una máscara de determinación.

Era mi oportunidad. "¡Hola, Kazutora, Baji!", grité, tratando de mantener la calma. Estaba frente a las personas que lo mataron, frente a los arquitectos de la tragedia. "¿Cómo están?"

"Bien, ya nos íbamos, tenemos planeado algo", me respondió Kazutora, su voz tan casual como si estuviera hablando del clima.

"Voy con ustedes", dije, interrumpiendo sus planes. Ambos se sorprendieron, sus ojos reflejando una mezcla de confusión y sospecha.

Traté de evitar la muerte de Shinichiro otra vez, pero fallé. Me sentía desesperada, atrapada en un ciclo sin fin de fracasos. "Soy muy tonta, tengo que idear un buen plan", pensaba, mientras una sensación de desesperanza me inundaba.

Pero no importaba cuántas veces lo intentara, el resultado era siempre el mismo: la muerte, implacable y cruel. Sentía que mi cabeza iba a explotar, todo sucedía como antes, pero esta vez yo estaba allí, intentando detener el inevitable desenlace.

"Shin-. ¿Shinichiro?"

"¿Por qué..., ¿Qué estás haciendo aquí?", preguntó Baji, su voz temblorosa revelando el nerviosismo que trataba de ocultar.

"¿Qué? Bueno, esta es mi tienda", respondió Shinichiro, su tono tranquilo contrastando con la tensión que se palpaba en el aire.

Baji estaba a punto de hablar cuando vio a Kazutora corriendo detrás de Shinichiro, el cortador de alambre de acero en su mano y una sonrisa grotesca deformando su rostro.

"¡Kazutora, no lo hagas!", gritó Baji, pero era demasiado tarde.

Corrí para proteger a Shinichiro, pero en lugar de él, fui yo quien recibió el golpe. Caí al suelo, inconsciente, mientras Shinichiro tomaba mi mano, buscando desesperadamente otra oportunidad.

Pero como era de esperarse, terminó muy mal. Murieron ambos, y no importó cuántas veces lo intentamos, siempre moría uno.

"¡Lo siento!", grité, rompiendo en llanto. Shinichiro se sorprendió, nunca me había visto llorar.

Las lágrimas no eran solo por lo que había pasado, sino por todas las veces que no pude hacer nada.

"¡Lo siento! ¡Soy muy débil, soy una inútil, no puedo salvarte! No importa cuánto lo intente", grité, siendo abrazada por Shinichiro.

"No te preocupes, yo estaré bien. Tú no eres débil, eres la persona más fuerte que conozco. No dejes que alguien te haga creer lo contrario. Déjame ir", dijo Shinichiro con tristeza, y al ver mi rostro, ya no pudo contener sus lágrimas.

                                          ════ ⋆★⋆ ════

El auditorio estaba bañado en una luz tenue, las sombras danzaban suavemente sobre las paredes mientras Misaki, ahora con 16 años, se paraba en el centro del escenario. Su presencia era como un faro en la oscuridad, atrayendo todas las miradas hacia ella. El público esperaba en silencio, anticipando su actuación.

La música comenzó a fluir, una melodía suave y melancólica que parecía llevar el peso del mundo en sus notas. Misaki cerró los ojos, tomó una profunda respiración y dejó que la primera palabra escapara de sus labios, su voz un susurro que poco a poco se convertía en una poderosa corriente de emoción.

"Ricordi che svaniscono nella nebbia,eco di un passato che ancora grida giustizia.La tua voce, una volta mia guida, ora è silenzio,e su questo palco canto per te, mia luce perduta."

"Le stelle sembrano piangere nel cielo notturno,Ogni lacrima, un riflesso della mia anima spezzata.Shinichiro, il tuo ricordo è il mio canto eterno,una melodia che porta il tuo nome, amore mio irraggiungibile."

"Ho cercato di essere l'eroina della nostra storia,Combatti il ​​destino con coraggio e onore.Ma il tempo è un giudice implacabile e crudele,e ora non mi resta altro che questo doloroso addio."

"Ho promesso di salvarti, promessa vana,L'eco del mio fallimento risuona in ogni verso.Posso ancora sentire il freddo della tua mano senza vita,un ricordo che mi perseguita, anche nei miei sogni."

"E sebbene il mondo continui a girare, indifferente,Resto qui, cantando nella tua memoria.Perché anche se la vita ci ha separato,Nel mio cuore, Shinichiro, sarai sempre vivo."

Con cada estrofa, la emoción de Misaki crecía, su voz se quebraba con la tristeza de los recuerdos, pero también con la fuerza de quien ha sobrevivido a la tormenta. Las lágrimas brillaban en sus ojos, pero no caían; eran como perlas de una tristeza que había madurado con el tiempo, una tristeza que ahora compartía con el mundo a través de su canción.

El último acorde resonó en el silencio que siguió a su actuación. Misaki abrió los ojos, su mirada se perdía en el infinito, y mientras el público estallaba en aplausos, ella sabía que esa canción no era solo un adiós, sino también un homenaje a aquellos días de lucha, amor y esperanza.

                                                              •••

1105 jolas, ¿como estan? perdon por no poder actualizar, pero esque tengo bloqueo escritor, me disculpo, además de que me agarro la locura, por que me puse a hacer fichas de personajes y un árbol genealógico, de un libro que por el momento solo es un borrador.

Bueno sin mas que decir adiós, tomen agua.

Estrellas en el tiempo •Manjiro Sano•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora