Capitulo 6 🌀

1.3K 63 14
                                    

Alessia simplemente se veía hermosa en ese vestido rojo que le hacía resaltar sus ojos color verde

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Alessia simplemente se veía hermosa en ese vestido rojo que le hacía resaltar sus ojos color verde.

Pero aunque estaba arreglada, todavía se notaba que había llorado.

Aún seguía curiosa por saber el por qué estaba llorando.

—Bueno, ya que bajaron todas podemos irnos— habló el señor Leonardo, a lo que todos asentimos.

La señora Evelyn y el señor Leonardo iban en un carro, Alessia iba en su carro y yo iba en otro carro junto con mis papás.

No tardamos mucho en llegar a aquel restaurante, estacionaron los carros y nos bajamos, mis papás y los Caruso iban adelante hablando mientras caminaban y yo iba un poco más atrás con Alessandra.

Llegamos al restaurante y era hermoso, estaba a la orilla del mar y con un atardecer simplemente divino.

Tomamos asiento y me tocó al lado de Alessia, porque casi siempre nuestros papás se hacían cerca para charlar mejor.

Yo me ordené una pasta Alfredo y Alessia un risotto a la milanesa.

Estuvimos un rato calladas sin hacer nada hasta que ella rompió el silencio.

—Casi no hemos hablado en el día, ¿qué has hecho hoy? ¿Has estado aburrida?— preguntó con una sonrisa.

Aunque ella este mal me pregunta a mí si he estado aburrida, yo debería ser quien pregunta eso.

—Mmm pues, normal, me la pasé leyendo ya que no encontré nada para hacer, ¿qué tal tu día?— devolví la pregunta.

—Normal.

—¿segura?

—Si, ¿por qué?

—Te noto... apagada.

—¿Eso crees?

Asentí y se quedó callada unos segundos mientras me miraba fijamente a los ojos.

—Si no es mucho entrometerme, ¿a dónde fuiste esta tarde?— pregunté

—Ah, estuve en el faro— me dijo casi en un susurro

—Oh, ¿y por qué susurramos?— dije también en un susurro.

—No sé— me siguió el juego y las dos nos reímos —Es que no quiero que mis papás escuchen, el faro es mi lugar para ir y que nadie me busque.

—Ah, ya veo por dónde va la cosa, ¿y por qué a mí sí me lo dices?

—No se, mejor no le hubiera dicho nada— me hablo con ese acento colombiano que me mata, mientras rodaba los ojos.

Un amor de verano || Young MikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora