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• Alessandra Caruso •
Miraba hacia la ventana del avión admirando las lindas nubes que se formaban en el cielo. Me dispuse a dormir tranquilamente porque sabía que ese viaje sería largo.
Me levanté al sentir la mano de mi papá tocar mi hombro.
—Hija levántate, ya llegamos.
Me paré de mi asiento y agarré mi bolso de mano mientras caminaba hacia la salida con mis papás atrás de mi.
Ahora estábamos en Añasco, Puerto Rico.
Pero este no era nuestro destino. Nuestro destino en realidad era Cinque Terre, en Italia.
Nos mudaríamos ahí debido al trabajo de mis padres. Hicimos una parada en en Añasco ya que durante el verano, unos amigos de mis papás irán con nosotros a Italia también por su trabajo, pero solo será durante verano.
Debido a que los amigos de mis padres no conocían Italia y no tenían un lugar a donde llegar, mis papás les ofrecieron quedarse con nosotros en nuestra gran unidad de casas en Cinque Terre.
Mi papá es Italiano, mi mamá es Colombiana, mis papás se conocieron cuando mi madre fue de viaje a Cinque Terre y ahí conoció a mi padre, se enamoraron y mi papá se fue a vivir a Colombia junto con mi mamá. A veces solemos ir a Italia a visitar a mi familia por parte de papá.
El caso es que en forma de agradecimiento, los amigos de mis padres nos dejaron quedarnos en su casa hasta mañana, para luego salir todos juntos hacia Italia.
Caminamos hacia la salida del aeropuerto luego de haber recogido nuestras maletas.
Mi papá pidió un taxi y luego llegamos a la casa de los amigos de mis padres.
Mentiría si no dijera que quedé sorprendida, su casa era gigante. Al llegar en seguida se abrió el portón y el carro entro. Bajamos las maletas y nos abrió una señora con uniforme, nos dejó pasar y nos llevó hasta la sala, donde esperamos hasta que el amigo de mi papá bajara.
Luego de algunos minutos esperando, bajo el amigo de mi papá con una gran sonrisa.
—¡Leonardo, mi amigo! Mucho tiempo sin verte— dijo el señor mientras abrazaba a mi papá
—Lo mismo digo Carli, ¿como estás?— respondió mi padre
—Muy bien Leo, ¿cómo están ustedes?— habló Álvaro volteando a mirar a mi madre y a mi
