—Alessandra— sentí como Isabella me movía —Despierta, tengo hambre.
—Ya va, ¿qué horas son?— pregunté sobándome los ojos
—Las 7 de la mañana.
—¿Tan temprano? Échate a dormir mejor Isabella— dije volviéndome a envolverme en las sábanas
—Noo Alessandra ¿como que temprano? ya no puedo volver a quedarme dormida, paratee— insistió
—Ayy cansona— hablé para luego sentarme y mirar a Victoria que estaba a mi lado
Empecé a moverla y ella solo soltaba quejidos.
—Si Victoria no se despierta le hecho un balde de agua fría— dije ya un poco harta de que no se despertara.
—¿Qué tú qué me vas a hacer a mi?— enseguida de se sentó recostándose en el espaldar de la cama.
—Ahí sí te paras.
—Amigo ya por favor párense que tengo hambre, la puta madre.
Victoria y yo nos reímos y nos paramos para ir al baño y cepillarnos los dientes.
Bajamos a la cocina y como era domingo Clarita no trabajaba, así que nosotras cocinamos unos huevos revueltos con tocineta.
Isabella me dijo que se quería quedar de nuevo en mi casa y accedí sin problema pero no tenía ropa, así que teníamos que ir a su casa para que ella agarrara más ropa y así poder quedarse en mi casa.
Las tres subimos al segundo piso y tomamos una ducha, Isa se puso la misma ropa que el día anterior y yo me puse un short deportivo y encima una hoodie.
Toque la puerta de Victoria y ella salió. Llevaba puesto una sudadera y un crop-top que dejaba ver su abdomen, se veía tan linda.
Le pedí a Victoria que manejara, yo me hice en el asiento de copiloto e Isabella iba en los asientos de atrás. Me puse el cinturón de seguridad y puse música.
Todo el camino nos la pasamos cantando hasta que llegamos a la casa de Isa, Victoria y yo no pensábamos bajarnos del carro pero Isabella nos invitó a pasar y comer una tarta de manzana que había preparado su mamá mientras que ella agarraba su ropa y accedimos sin problema.
Siempre que voy a ver gente nueva me suelo poner un poco tímida o nerviosa así que enganche mi brazo en el de Victoria y entramos.
—¡Mamá! Llegué— gritó Isa apenas entramos en la casa.
De la cocina salió una mujer de pelo rubio y cara agradable.
—Hola hija, ¿cómo la pasaste?— dijo la señora que aún no se daba cuenta de nuestra presencia.
—Bien ma, vine porque quiero volver a quedarme en casa de Alessia hoy y venía por ropa.
—Está bien— dijo y se dio la vuelta, mirándonos a mí y a Victoria —Uy perdóname que no las salude, ¿cómo están ustedes?
ESTÁS LEYENDO
Un amor de verano || Young Miko
Любовные романыKoi No Yokan. La sensación al conocer a alguien y saber que están destinadas a enamorarse.