Al salir de clase Dan seguía dándole vueltas a lo ocurrido, cuando llegaron sus amigos corriendo.
-¡Dani!- gritó Lía saltando sobre la espalda del chico. Él ni se inmutó por el golpe y continuó andando; la chica frunció el ceño y miró a Gus, este se encogió de hombros y aceleró el paso para acercarse a su amigo.
-¿Qué te pasa, chaval? - preguntó el chico de nariz aguileña
-No sé a qué te refieres
- A que Lí te ha llamado "Dani" y saltado sobre ti a lo bestia, pero tú ni te has inmutado...
-Ah... bueno es que... estaba pensando. -sonrío cansado.
Gus se dio por vencido y le devolvió la sonrisa, se despidió de sus amigos y corrió a coger su moto de cross que utilizaba para moverse por la ciudad. Daniel le observó irse, pero fue interrumpido por Lía que se había levantado las gafas para mirarlo inquisitivamente.
-Ahora que se ha ido este tonto, ¿vas a contarme qué te pasa?
-Lí, no me pasa nada- la abrazó de forma fraternal, ella se apartó y le volvió a mirar frunciendo el ceño.
-Es por los test en clase de matemáticas y el tío ese tan raro que ha venido a supervisarlos ¿verdad? - sus ojos ambarinos se abrieron estrepitosamente, pero siguió en silencio. -Yo... le estuve observando, te miraba mucho y en un momento pareció haberte dado un fuerte dolor de cabeza....
-Alíana- la miró fijamente y continuó, aunque ningún amigo la llamaba así- no sé qué ha pasado hoy, y no me da buena espina... Aunque aún solo tengo conjeturas.
- No te preocupes tanto; ese tío era un desagradable, la hacía falta un poco de sexo. - sentenció la chica con una carcajada y su amigo se unió a ella mientras caminaban hacia sus casas.Al día siguiente Daniel se levantó, desayunó y vistió como todos los días; llegó al instituto y se encontró con un gran revuelo de coches negros oficiales, no le costó deducir que eran del gobierno, y una serie de hombres y mujeres trajeados que apuntaban el nombre, la edad y la clase de los alumnos que entraban al centro. Dan escudriñó la escena y se dio cuenta de que el señor Stevenson, el mismo que ayer presenció su repentino dolor de cabeza en la clase de matemáticas, supervisaba todo. El chico pensó con rapidez, ¿qué podía hacer? Estaba claro que no podía actuar normalmente ya que algo extraño estaba pasando, decidió llamar a su prima Beatris en cuanto llegara a casa, para comprobar si su instituto era el único en sufrir esto o, como él creía, ocurría con todos los del país; había una voz en su cabeza que le decía que debía volver a casa y decirle a su madre que se encontraba mal o algo por el estilo, pero en el fondo sabía que debería enfrentarse al señor David Stevenson (dijo su nombre con un retintín asqueado).
- Buenos días, señor Thomas - esa voz le apartó de sus pensamientos y le hizo adoptar una postura más relajada y una sonrisa forzada.
- Hola, señor David Stevenson.
- No hace falta que me llames con el nombre completo. - inquirió impasible - Veo que ya se te ha pasado el malestar, ¿ verdad?
Dan notó que lo decía para restregarselo más - Sí, ya me encuentro mucho mejor, señor David Stevenson. -el chico sonrío inocente; respiró hondo un par de veces, estaba nervioso ante la presencia de aquel hombre, ya que era una de las pocas personas a las cuales Daniel no podía predecir, ni saber sus pensamientos.
- Ya nos veremos, chico.
Entró a clase dejando atrás a ese extraño hombre, se resignó a decirle sus datos a una trabajadora del gobierno. Se dirigió al aula de arte pero la puerta no abría:
- Está cerrada
- No me digas- dijo el chico con un tono burlón, la chica pelirroja lanzó una mirada de odio y se giró cruzando los brazos. -No te enfades, Mel, era una broma.
-"Qué todos los alumnos acudan al polideportivo, repito, que todos los alumnos acudan al polideportivo"-La voz salió de los altavoces como una exhalación e interrumpió la conversación entre ambos.
Una vez en el polideportivo todos se sentaron en las gradas, y el señor Stevenson comenzó a hablar:
- Silencio, -ordenó - ahora os iremos llamando uno a uno, os asignaremos un número y una clase a la que deberéis acudir nada más salir de aquí. - después sus compañeros fueron llamando a los alumnos; Daniel se encontraba oculto en medio de las gradas, con multitud de personas al rededor levanto un poco la cabeza para buscar a sus amigos, los vio juntos un poco más abajo y a la derecha.
-Daniel Luis Thomas, -definitivamente odiaba a ese tío, ¿por qué tenía que llamarle con su nombre completo?, obviamente lo hacía para fastidiarle, para demostrarle que era superior y eso a Dan le quemaba por dentro. Bajo sereno las escaleras y se acercó muy serio. -S.I.S.D. número 001, aula 13C.
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MIND
General Fiction-Hola pequeño Daniel - saludó dulcemente la madre del bebé, tras lo cual cogió al niño cuidadosamente en brazos y lo meció, al tiempo que el largo y castaño cabello de ella se movía. Pasados unos segundos la mujer depositó a Daniel en la cuna de nue...