Capítulo I

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✨En primer lugar, gracias por estar aquí.

♥️En verdad, espero disfruten la lectura.

🌷Dedicado a RBKlauss y fnaty_klauss.

🌻Os pido que si no les gusta el ship, pues no lo lean y den espacio a quienes si respetan y agradecen el trabajo de crear y escribir historias. No es sencillo, 🥰.

✨Mi DM está abierto a sugerencias ✨

Nuevamente, gracias por llegar aquí. 🥰🌻🌷

💟

Capítulo I.

¥ ISABELLA ¥

… Sentía mucha presión sobre mí. Estos tres meses fuera de este pueblo han sido un alivio y a la vez meses muy dificles.
Después de la pérdida de Xandros yo había decidido no tener más hijos. Pero este angelito que crece dentro mío ha roto todos mis miedos, mis planes realizados desde el dolor y la desesperanza.

Ya había dejado mi trabajo en la Agencia Federal mucho antes de enterarme de mi embarazo inesperado. Todo aquel riesgo al que me sometía por mi trabajo riesgoso ha acabado. El apoyo de mi padre y mis hermanos ha sido fundamental. Mi bebé crece sano y fuerte.

Entré al cuarto mes de gestación justo ¡el lunes! El día que regresé a Puerto Bravo. No puedo negar mi tristeza por pasar por todo este proceso sola. Me hubiera gustado que Santos me acompañara en todo el proceso pero las cosas no se dieron como  nosotros planeábamos. Es un macho bien marcado y tenía que cumplir con su responsabilidad pese a amarme con locura. Decidió casarse con Maria Teresa por ese hijo que ella también esperaba. Cuando yo intenté comentarle de su otra paternidad, él ya se había casado y yo ya no pude hacer nada más… Nada más que marcharme. Pero el destino es un cretino y aquí estoy de vuelta como dueña y señora de “ La Dorada“, ex hacienda de los Guerrero; hacienda vecina. Todo gracias a la compra innecesaria de mi padre.

¿Santos ya sabrá que estoy aquí? Es una pregunta que no tardé en responderme porque unos pasos apresurados y unos gritos me sacaron de mi trance pensativo.

— Señor, deténgase no puede pasar sin autorización. — Indicaba mi capataz, el señor Dionisio.
— ¡Isabella! Ya sé que estás aquí. Sal, por favor, — Gritaba Santos en la sala.

Yo tragué saliva. Mi embarazo ya se me empezaba a notar. Me dolería saber que piense que este bebé es de otro hombre. María Teresa se ha encargado de dejarme como la zorra del siglo. Santos, un macho alfa cavernícola no soporta saber que he tenido una vida antes de él.

— Isabella, o sales o prometo que iré a buscarte habitación por habitación. — Sentenció con determinación.

Salí de la cocina lentamente. Llevaba una minifalda marrón una blusa color blanca y unas botas marrones. El color de la ropa resaltaba mis pecas y mi piel humectada y brillante. Según, mi hermano mayor, mi rostro había cambiado… yo, al menos, no lo notaba.

Salí de la cocina lentamente mordiéndome el labio infirior derecho por el miedo y la incertidumbre.

Mientras caminaba hacia la sala, donde él se encontaba.
Nuestras miradas se conectaron al instante. No dejaba de mirarme. Su mirada de amor y deseo no había cambiado en todos estos meses a pesar de su nueva situación civil.

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