Capítulo VI.

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Hola a todos. Este capítulo representa que las cosas no siempre salen como uno quisiera... Y sólo toca acomodarse ante la situación que nos toque vivir.

Particularmente, tenía pensando subir el capítulo el 18 de mayo pero, mi cuerpo decidió empeorar y ahora ando recuperando fuerzas. Pero también representa que nunca es tarde.

Capítulo dedicado a FloreLokis por su onomástico. Felices equis de años, amiga. Y a mi querida @rbklauss que siempre anda motivándome.

Disfruten su lectura.

💟

Capítulo VI. 

¥ ISABELLA ¥

Pensaba erróneamente que podía soportar lo infantil que se puso Santos. Pero la letra “p” en mi nombre significa paciencia. ¡Exacto! no está en mi nombre porque no la tengo. Decido enfrentar su actitud infantil. 

— Se puede saber qué te pasa. —Le pregunto con la poca paciencia que tengo. 

— ¿A mí? 

— No, a mi perra. A ti pues, idiota. Estás comportándote como un adolescente hormonal. 

— Yo no… 

Santos envuelve su brazo derecho alrededor de mi pequeña cintura. Pega su boca a unos pequeños centímetros de mis labios semi abiertos de deseo. 

—hormonal, sí. Adolescente, no. — Me replica. 

Presiona mis nalgas, llevando mi zona íntima hacia el bulto crecido debajo de su pantalón. Yo tomo su boca, llena de deseo. Nos sumergimos en un mar de deseo del uno por el otro. Perdemos la noción del tiempo mientras nuestras lenguas se sincronizan en un baile lingual.

Lleva su boca a mi oído derecho. Introduce su lengua allí incitándome placer. 

— Te deseo, Isabella. Te quiero tomar para mí. Con rudeza pero con tiempo. Porque quiero disfrutar cada rincón de tu cuerpo. Sin prisas ni demoras. Y yo sé que tú quieres hacer lo mismo conmigo. 

Lleva su rostro, frente al mío, y en él puedo ver su deseo por mí. Yo enredo mis brazos en su cuello. 

—  Te deseo, Santos. — Lo beso. — Mucho, demasiado para lo que puedo permitirme. Pero, siempre hay una excepción a la regla.

Nos volvemos a sumergir en una ola de pasión tan alta que nos sobrepasa, a ambos. Pero estamos a la posible vista de cualquiera y tampoco es que se me apetece que nos vean copular. 

—... Pero, debemos parar.— Rompo el momento.— Estamos a la vista de cualquiera. Y, aunque no lo parezca, me gusta preservar mi intimidad. 

— Tienes razón. Pero, esto no ha terminado, Isabella Montilla. — Me vuelve a presionar hacía él. 

— Por supuesto que no, Santos Torrealba. — Llevo mis labios a su oído izquierdo y con una voz sensual le digo: 

— Esto lo vamos a continuar… Luego. —Termino dándole un beso en los labios, el cual él profundiza. 

Aunque parezca un hombre brusco y salvaje, siempre trata de cuidarme. Me ayuda a acomodar las prendas que se han movido en el encuentro. Con sus dedos en la parte de mis labios, retira con delicadeza y mucho cuidado el exceso de labial movido por nuestros besos. 

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⏰ Última actualización: Jun 03 ⏰

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