Capítulo V

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Holaaaa a todos. Han sido días muy difíciles por mi tema médico y no podía subir el capítulo. Gracias por querer a esta historia tanto como yo.

Este capítulo va dedicado a mi amiga RBKlauss que siempre está pendiente de mí, de mi salud y es la que siempre me anima a seguir escribiendo. A ella denle las gracias por siempre animarme a escribir.

Gracias a todas mis amigas del fandom que siempre están preocupadas por mí y mi bienestar. Ustedes saben quienes son: Flore, Juli, Tyrita y mi querida Rebe✨🌹.

Capítulo V.

¥ ISABELLA ¥

Santos lleva sus manos a mi cintura, jalándome hacia él. Santos pega sus labios con los míos. Nuestros labios empiezan a saborear el néctar del otro. Ellos toman vida propia y no podemos parar. Ellos inician una danza explosiva y salvaje. Sus manos recorren mi trasero. Mis brazos se cierran en su cuello. Nuestros cuerpos se buscan, se presionan el uno con el otro. Hasta que escuchamos unos gritos de auxilio a la distancia que rompen la burbuja del momento.

¿Premio o castigo? No estoy muy segura.

Nuestras miradas están conectadas. No decimos nada. Nuevamente, volvemos a escuchar gritos clamando por ayuda. Dejamos lo que pasó de lado y vamos en búsqueda de aquella voz que pide auxilio a gritos... Lo otro lo podremos resolver los próximos veintinueve días que me quedan aquí.

Llegamos al lugar y nos topamos con el herido: Alessio, el mejor amigo de Santos. Se quejaba de mucho dolor. Tenía un disparo en la pierna.

- Santos, dame tu cuchillo.
- ¿Qué carajos vas a hacer con un cuchillo?
- ¡Que me lo des, maldita sea! - Después de un grito amable. Él me lo da.

Yo corto el pantalón de Alessio donde está la herida de bala. Palpo externaemtw y descubro que la bala sigue adentro.

- Tengo que sacar la bala. Sigue adentro y luego ver si hay daño y cerrar.
- ¿Tú, qué? - Me pregunta Santos asustado.
- El doctor está a kilómetros, en la ciudad. Hasta llegar a buscarlo y traerlo, este hombre puede perder la pierna. ¿Te arriesgas a dejar cojo a tu compadre? Venga Santos, las mujeres también servimos para mucho más que para coger.

Él me mira con cara de macho enojado. El pobre Alessio solo lleva su mirada de Santos hacia a mí con muecas de mucho dolor.

- Lo siento, Alessio. Tienes un amigo muy testarudo. Te llevaremos hacia la cabaña de este amigo terco que tienes. Allí, te ayudaremos.

Lo colocamos entre nosotros y caminamos, con mucha dificultad, hacia la cabaña de Santos.

Al llegar, le pido: alcohol, agua hervida, guantes y un bisturí. Parece loco pero él tiene alguna de esas cosas y yo también.

- Tú ya sabes cuál es la entrada secreta a mi habitación. En el closet, en la parte superior izquierda hay una caja. Es un botiquín quirúrgico. Tráelo. Por favor.

Alessio se queda sorprendido por nuestro diálogo tan... Familiar.

- Tú no digas nada más que "AU" y no me refiero al símbolo del elemento. Tú no escuchaste nada más o te dejo desangrar. - Sentencio mirando al herido.
- Yo no escuché nada.
- Qué lindo paciente.

Me coloco los guantes y procedo a limpiar la herida para poder palparla y verla mejor. Por la posición del disparo la bala quedó en la superficie. Cosa que es favorable para nosotros. Santos trajo el botiquín quirúrgico y pude utilizar todo lo necesario. Empecé por colocar lidocaína en la zona afectada. Felizmente, no tuve que agrandar mucho más la herida con el bisturí, solo una pequeñita incisión, ya que al estar en la superficie; fue mucho más fácil.

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