Capítulo 22

1.1K 86 0
                                    

Natalia ayuda a Enzo con su equipaje, él no vuela tan ligero como ella, lo cual es normal. En la puerta de la Terminal 4 de Madrid - Barajas piden un taxi. La chica le dice la dirección de su casa. Son cerca de las 18:00 p.m. Natalia piensa a dónde pueden ir después de dejar las cosas en su casa. El domingo lo tiene completamente planeado, pero no sabe que hacer hoy. Siente un poco de presión ante la idea de encontrar un plan que le agrade.

- Nati, te estoy escuchando pensar, ¿todo bien? - le acaricia el brazo. Ella sonríe, le gusta que con solo verla ya sepa que algo le pasa por la mente.

- Mmm... sí, es que no se me ocurre un buen plan. Hay tantos sitios que me gustaría que vieras...

- No quiero que esto te suponga una presión. Puede ser un plan tranquilo, un paseo, un vino, qué se yo.

A Natalia se le ocurre una idea. Comprueba los horarios en su móvil. A las siete y media hay un pase de teatro muy cerca de su casa. Suelen tener obras itinerantes durante más o menos un mes. Ahora están representando un microteatro: Los árboles crecen del revés. Por lo general son obras cortas con guiones potentes y mensajes que dejan al público pensativo. A veces incluso acaban con un giro de guion que el espectador no se espera. Son obras de teatro de como mucho media hora. Saca dos entradas desde el móvil. Después podrían pasar por el supermercado y comprar algo para cocinar en casa.

- Ya tenemos plan - sonríe. - Espero que te guste. Es algo que yo haría un sábado cualquiera. Bienvenido a mi vida cotidiana.

- Decime.

- Primero dejaremos todo esto corriendo en mi casa y luego vamos al teatro.

- ¿Al teatro?

- ¿No te apetece?

- Es solo que no se me habría ocurrido nunca un plan mejor, me encanta la idea. Hace tanto que no voy a ver una obra... - se queda en silencio un segundo intentato recordar cuando fue la última vez que fue al teatro. - ¿Cuál es?

- Es un microteatro llamado Los árboles crecen del revés. No he querido leer de qué trata para que sea sorpresa. Dura entre veinte minutos y media hora. Empieza a las siete y media - vuelve a mirar el reloj, aun tienen margen para soltar las cosas y llegar al teatro.

- Qué interesante, nunca he visto una obra tan corta.

- ¿Qué tipo de teatro has hecho tú? - se interesa.

- Sobre todo teatro de autor. Por lo general eran obras que tardábamos más en montar de lo que luego estaban en cartelera. Del tipo de teatro que no ve mucha gente.

- Suele pasar cuando lo que haces no es comercial. En el mundo artístico pasa más de lo que debería.

- Exacto. Por eso para mí lo bonito del teatro es hacerlo con amigos para poder disfrutarlo de principio a fin.

- Entonces esto te gustará, es un poco ese estilo. Yo intento venir a ver las funciones nuevas que traen cada mes.

- Es bonito apoyarse entre artistas. No es fácil abrirse camino.

- Por no hablar del síndrome del impostor. Cuando tú mismo te autoboicoteas y crees que lo que haces no es suficientemente bueno.

- Por eso me tenés que leerme algo que lo que escribís. Tenés que quitarte esos complejos. Está todo en la cabeza. Nos juega malas pasadas - para Natalia no pasa desapercibido que Enzo vuelve a la carga.

- Ya veremos... ¿a ti no te ha pasado nunca?

- Claro, he tenido mis días buenos y malos, como todos. En el rodaje de La sociedad de la nieve tuve días muy malos que me parecía que todo lo que hacía era horrible. De hecho, incluso llegué a pensar que Bayona me echaba del rodaje de lo mal que lo hacía. Pero le di la vuelta y lo usé como motor. Me esforzaba más constantemente.

- ¿Te gusta verte? Ya me dijiste que la película la viste doce veces, bueno, trece conmigo. ¿No te sientes raro al verte interpretando a alguien? Al final no es como en un vídeo casero en el que puedes verte mejor o peor o te gusta más o menos como suena tu voz.

- Mmm... al principio no me gustaba mucho verme, me parecía que todo el rato lo hacía mal. Pero al final me lo tomé como un aprendizaje, le pedía a Jota si podía volver a ponerme la escena recién grabada para ver qué cosas funcionaban y cuales no. Pero sé que actuar me encanta, no hay plan B para mí. Así que dentro de lo posible intento disfrutar de mis logros y sigo aprendiendo de mis errores para mejorar siempre.

- ¿Cómo puedes ser tan perfecto sin ni siquiera intentarlo? - rueda los ojos en broma.

- ¿Yo?

- A esto me refiero, tan humilde y talentoso - se ríen.

Al fin llegan a su destino. Agarran sus cosas y salen del coche. Enzo lo observa todo a medida que avanzan por las calles hasta llegar al edificio donde vive Natalia. Suben por las escaleras hasta el segundo y dejan sus cosas un momento en el suelo mientras la chica busca sus llaves.

- No sé cómo de desordenado está todo, así que dame un momento para mirar, por favor.

- Nati, da igual, es una casa, es normal que haya un poco de desorden.

- Vivir con Pablo no es fácil, suele desordenar más que ordenar...

Enzo espera fuera impaciente durante unos minutos. Natalia revisa todas las habitaciones y cierra la puerta de Pablo. En efecto, su habitación es un cúmulo de objetos fuera de su sitio, aunque debe reconocer que no está tan mal como otras veces. Debe haber hecho limpieza porque venía visita, piensa. El resto de la casa parece estar bastante decente. Su habitación está perfecta, tal y como la dejó antes de irse. Regresa a la puerta y deja que Enzo entre.

- Bienvenido a mi humilde morada...

Continuará...

A través de sus ojos | Enzo VogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora