Capítulo 46

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[Mira a Lima.

- ¿Qué voy a hacer contigo? - se pregunta en voz alta. ]

Enzo regresa de la cocina sonriendo como un niño pequeño con su plato lleno de nuevo. Natalia lo observa a la luz de las velas y no puede evitar sonreír. El chico le ha conquistado en todos los sentidos. Con su forma de pensar, de hablar y de mirar. Le fascina la templanza con la que se desenvuelve, y se siente tan en paz cuando está a su lado, que consigue evadirse por completo de lo que ocurre a su alrededor más allá de él. Ya solo le queda un bocado. El flequillo le cae un poco sobre la cara. Instintivamente acerca su mano para pasarle el mechón por detrás de la oreja. El chico levanta la vista aún con el tenedor en la mano. Se limpia la boca con la servilleta y la deja a un lado de la mesa.

- No me hagás esto - casi susurra.

- ¿El qué? - dice divertida. Se levanta y recoge su plato.

- Ser tan linda, mirarme con esos ojos tiernos y pasarme el pelo por detrás de la oreja. ¿Querés que te coma a besos? - frunce el ceño con intención de parecer enfadado. Ella se dirige a la cocina sin mirar atrás.

- Puede... - responde aún desde la cocina.

Enzo lleva su servicio también a la cocina y cuando se asegura de que ella no tiene nada que pueda romperse en las manos, la ataca por detrás y empieza a acerle cosquillas. Natalia tiene las manos mojadas porque, hasta ese momento, fregaba los cacharros.

- ¡Enzo, basta! - se queja sin poder parar de reir. Le pone las manos aún mojadas encima de las suyas con intención de frenar las cosquillas. Se le resbalan un poco las manos.

En vista de que es incapaz de frenarle, decide que un ataque es la mejor defensa. Se gira como puede sobre sí misma y empieza a hacerle cosquillas a él. Las risas inundan la casa y pronto les cuesta respirar. Enzo da por terminada la guerra cuando agarra a la chica por la cintura y la carga sobre su hombro. Se dirige de nuevo al comedor.

- Enzo Vogrincic, ¿qué pretendes? - la chica ha dejado de oponer resistencia, aún le cuesta respirar por culpa del ataque de risa. - Estaba fregando los platos - señala la cocina aunque él no puede verlo.

- Yo lo termino luego, ahora quiero que estemos acá juntos - dice antes de bajarla y dejarla sobre el sofá.

- Pero no más cosquillas - la chica le apunta amenazante con el dedo.

- Palabra - se dibuja una "X" imaginaria sobre el corazón. Después se deja caer al lado de la chica y se tumba dejando la cabeza sobre su regazo.

Natalia acomada las piernas debajo de su cabeza y empiza a tocarle el pelo. Los suaves mechones se le escapan entre los dedos.

- Si seguís así capaz me quedo dormido... - dice con los ojos cerrados. Sonríe levemente con cada caricia. - Y aún no quiero dormirme...

Y yo no quiero despertar, piensa Natalia mientras le observa.

- No pudes dormirte, aún nos queda el postre. ¿Tienes hueco todavía?

- Obvio, para el postre siempre hay sitio, es como si existiera un segundo estómago solo para el postre. ¿Vos no lo tenés? - bromea.

Se incorpora y vuelven a la mesa. Se sirven una segunda copa de vino para disfrutar del postre. Enzo extiende la mermelada en las revanadas que va cortando y las va repartiendo en los platos. Dan el primer bocado a la vez.

- Oh... - consigue decir Enzo - El bizcocho ya estaba bueno solo, pero con la mermelada es demasido... - ella se ríe y da un sorbo de vino. La observa y sonríe divertido. - Tenés un poco de mermelada justo acá - se señala él la comisura de los labios.

- ¿Aquí? - la chica se lleva la lengua a la comisura contraria.

- No, al otro lado - ella lo intenta de nuevo pero no alcanza todo.

- ¿Ya?

Enzo niega con la cabeza y se acerca para retirarselo con un dedo. Se lo muestra. Ella agarra su mano y se mete el dedo en la boca divertida. Le lanza una mirada desafiante. Enzo entorna los ojos y pasa a mirarla con lujuria. Agarra la mano de la chica y tira de ella para que se levante y se acerque. En el proceso, separa su silla de la mesa para no tirar nada. Cuando la tiene frente a él la agarra de la cintura y la guía para que se siente sobre su regazo quedando con las piernas colgando a cada lado. Natalia coloca sus manos alrededor del cuello del chico y le acaricia la mandíbula con los pulgares. Se sonríen antes de pasar a besarse. Enzo empieza con un beso intenso, pero ella quiere ir despacio, disfrutar de todo el viaje. Puesto que está encima, decide tomar el control. Corta el beso dejando al chico algo desorientado.

- Despacio... - susurra. Él simplemente asiente y se deja llevar. Le estrecha un poco más la cintura.

Ella roza la nariz del chico con la suya arrancándole una sonrisa. Después pasa las manos por su pelo disfrutando del tacto. Le encanta su pelo, su cara, su sonrisa, su aliento cerca de su oído y su voz. Pasa la mano por su cara como si le leyera en braille. Enzo cierra los ojos y acaricia la espalda de la chica dejándose llevar. Natalia se acerca a su boca y deposita un corto beso dejándole con ganas de más. Pasa la lengua por su labio superior y él entreabre la boca dejando escapar un suspiro. Ahora si le besa y la recibe con ganas. Sus lenguas se entrelazan. El chico baja las manos hasta su culo y aprieta sus muslos cuando le muerde el labio inferior. Gime de dolor y placer a partes iguales.

- Si te quedaste con hambre, debiste repetir pasta - estallan en risas.

Continuará...

A través de sus ojos | Enzo VogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora