CAPÍTULO 14

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El aroma a café recién hecho, impregna el aire del pequeño local. Observo por la ventana el ir y venir de las personas, absorbiendo el bullicio de la ciudad mientras le doy un sorbo a mi cappuccino con desgana.

Los días pasaron después de ese suceso donde Alessandro confeso quererme, pensando que estaba dormida. Seguimos viéndonos, compartimos más momentos de complicidad. Sin embargo, la palabra "noviazgo" nunca más la volvimos a mencionar después de ese día.

Aunque en estos días, en nuestro mundo los rumores de la nueva conquista de Alessandro Agnelli empezaron a crecer como espuma. Los paparazzi nos fotografían en cualquier momento, por suerte, me pude percatar y tomé soluciones para que mi rostro no se vea en ninguna imagen.

Él, siempre limito sus palabras, no confirma ni desmiente nada. Por mi parte, claramente la gente ha unido los cabos sueltos y tratan de unirme a él, a pesar de que mi rostro no se ve, pero mi cuerpo y manera de vestir sí. He negado cualquier tipo de romance, aunque en mi interior anhelo dar el siguiente paso.

La Gala de Inauguración que organiza cada año la FIA está a solo mañana por la noche de realizarse, por suerte este año tocó celebrarse en Londres.

No he podido hablar con Alessandro de poder asistir juntos, en mi mente es la ocasión perfecta para oficializar, de alguna manera, lo que sea que tengamos.

Es un tema espinoso. Por un lado, deseo con todo mi corazón que él me presente como su pareja ante el mundo. Por otro lado, me aterra la idea de ser rechazada públicamente.

Termino de tomar mi café, miro una vez más hacía la ventana, el atardecer tiñó de tonos anaranjados y morados el cielo. Dejo el dinero en la mesa y salgo hacía a mi apartamento.

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Alessandro

El sudor gotea por mi frente, cada golpe a la bolsa de boxeo resuena en mi gimnasio privado. John, me observa con una mirada crítica.

No sé en qué, momento pasamos de entrenar a que me esté aconsejando sobre lo que sea que tengo con Bright.

Lanzo otro golpe, mis nudillos golpean la bolsa con una fuerza que habla más de mi frustración que de técnica.

- No sé qué hacer, John –, admito con voz apenas audible, por el sonido de mis golpes –. Le dije que la quería y ella... ella fingió estar dormida.

El siguiente golpe es más duro, la bolsa oscila violentamente. Siempre he sido un luchador, pero esto... esto es un territorio desconocido.

Amor, es un sentimiento que, para mí, significa ser vulnerable. No forma parte de mí vida, del estilo que llevo. He sido criado para ser fuerte, invulnerable. Un sádico. Un monstruo.

- Paso todo tan rápido –, continúo –. En menos de un mes y medio... no sé, como manejar esto que me sucede John.

John no me responde, solo el sonido de mis golpes llena el silencio. No necesito palabras de consuelo, necesito tiempo para procesar, de entender.

Otro golpe impacta en la bolsa, mi respiración es más pesada que antes.

- No entiendo por qué no puedo simplemente... dejarla ir –, mi voz demuestra mi frustración –. Siempre fui capaz de controlar mis emociones, pero con Astrid... es diferente.

John asiente, no ha dejado de mirarme mientras está apoyado en el espejo frente de mí.

- El amor no es algo que puedas controlar, hijo –, habla finalmente –. Es algo que te controla a ti.

Me detengo y mis ojos grises se encuentran con las avellanas de él –. Pero, no quiero ser controlado –, suspiro, apoyando la cabeza en la bolsa, mientras la sostengo con mis manos enguantadas –. No quiero ser débil.

𝐏𝐀𝐒𝐈Ó𝐍 𝐋𝐄𝐓𝐀𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora