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Como olvidar, cuando el era tan importante para ella, lo había visto desde su inicio y ahora lo veía tan poderoso, su exito era su felicidad y el amor que le daba su mayor tesoro.

Pero ahora lo veía derrotado y ella como un simple espectadora no podía hacer nada más que ver.

¿Porqué? Se preguntaba a si misma.

¿Porqué me encuentro en un estado tan deplorable cuando el me necesita más que nunca?

Era esta una especie de castigo.

De pronto vio dirigirse a ella un pedazo de escombro que, debido a la intensa ballata se soltó de un edificio. Su respiración se cortó y quedó totalmente quieta, después de todo no podía hacer mucho por salvarse.

- ¿Cómo termine así?- Se pregunto.




















Su familia no era ni tan pobre ni tan rica, desde pequeña había aprendido a valorar hasta un insignificante grano de arroz, su familia se esforzaba todos los días y al ser ella hija única también quería ayudar a su manera.

Con una sonrisa en el rostro se dirigía al centro de la ciudad donde con ayuda de una especie de caja musical, entonaba dulces melodías recibiendo a cambio un par de monedas, las cuales ella  daba a sus padres  para los gastos de la semana.

Un día, volvía a su hogar empujando su carrito cuando vio a la lejanía un inmenso barco a las orillas de un puerto lejano, el barco a pesar de la lejanía era tan grande, que podía verlo a detalle incluso sin sus gafas.

La curiosidad la corrompió y dejando el carrito escondido en un callejón, corrió hacia el puerto para averiguar que sucedía en ese lugar.

Ese fue el día que lo conoció, escondida entre los matorrales vio bajar del barco una familia que ella intuía era parte de alguna nobleza, junto a ellos bajaban gran cantidad de tesoros, oro y joyas. Por su mente la idea de robar alguna de los tan bellos diamantes como regalo para su madre.

La familia no era tan numerosa, constaba de lo que ella creía eran los padres y dos hijos varones, tenían peinados extraños algo muy graciosos para ella por lo que  no pudo evitar el reír. Su risa llamo la atención de uno de los hijos de la familia.
Al notar que la buscaba con la mirada, se escondió otra vez en el matorral pero ya era tarde pues el niño ya sabía de su presencia y se lo comunicó a su hermano en un susurro. Los padres les llamaron para que entrarán en la inmensa mansion y ellos obedeciendo dándole a la chica la oportunidad perfecta para escapar.

Corría todo lo que sus piernas le permitieron, a pesar de que no estaba haciendo algo malo, sentía que acababa de cometer un horrible crimen.

Mientras corría su pie tropezó con una pequeña piedra que no había visto, enseguida se levantó buscando algo con preocupación, al palpar su bolsillo y notando que este estaba totalmente intacto, Suspiró aliviada sacando sus lentes para no volver a tropezar con nada.

- Que fastidio, esto lentes hacen que me vea fea - Se quejo viendo su reflejo en un charco cercano- Pero no vea nada sin ellos.

Y soltando un suspiro cansado, siguió su camino, preparándose para el regaño de su madre por llegar más tarde de lo normal.

Esa fue la primera vez.





















La segunda fue cuando, ella se encontraba en la plaza pidiendo un par de monedas como de costumbre entrando cualquier canción que se le viniera a la mente.

Fue cuando, a lo lejos pudo ver a uno de los niños junto a su madre, ya no vestían ropa de nobles si no que utilizaban prendas comunes y corrientes, de la mano de esta podía ver a un niño sonriente. Ella no pudo evitar preguntarse el como ese niño podía ver, si el pelo llegaba hasta sus ojos y envidio su habilidad, si ella la tuviera no tendría que usar mas esos molestos lentes.
De pronto una pequeña gota de agua cayó en sus lentes, alertando de la poderosa tormenta que se avecinaba, eso la asustó pues nunca había sido fan de la lluvia en verdad odiaba el como el cielo se obscurecia de esa forma tan triste y deprimente, por otra parte el sonido de la lluvia le era hermoso mejor que cualquier canción.

Con calma guardo el dinero que había reunido mientras las gotas comenzaban a caer cada vez más rápido provocando que sus lentes se inundaran, por un momento podría jurar que un pez fácilmente podría usarlos como pecera, por lo cual decidió quitárselos y guardarlos en su bolsillo como le era costumbre, se encamino a su hogar donde sabía que su madre la recibiría con un chocolate caliente y un par de dulces caseros.
Así camino tranquilamente mientras imaginaba el delicioso aroma y sabor de las rosquillas, panqueques y tartaletas que de seguro la esperaban en su hogar que no noto a la persona frente a ella, accidentalmente chocando el carrito contra el, no fue impacto fuerte de hecho creo que pudo ser un simple rose.

Aún así se disculpo profundamente, estaba apenada por el simple hecho de no querer usar sus lentes casi había dañado a una persona.

- Lo lamento mucho, enserio mis más sinceras disculpas.

-¡Ten cuidado niña, ¿Acaso eres ciega?!- Exclamó enojado.- Espera...¡Eres la niña del otro día!!

Al levantar la mirada noto que era el hermano del niño de la plaza, Este igual que su hermano tenía pelo rubio solo que el  se veía presentable. Se quedo helada ¿Porque de todo el mundo debía toparse con el? Lo mejor era fingir demencia.

- ¿De que hablas? Yo no te he visto en mi vida, y no soy ciega- Dijo fingiendo enfado.

- ¡Mentirosa!- Exclamó acercándose a ella tratando de ser amenazante.- ¡Soy un  Dragón Celestial tenme respeto!

- ¡No soy una mentirosa! ¡Digo la verdad!  Y no me importa.- Exclamó sacándole la lengua de forma despectiva.

Disgustada volteo sobre sus pasos pero otra vez debido a la ausencia de sus lentes choco contra un poste de luz. Cayendo al piso, unas cuantas lágrimas se le escaparon ante el punzante dolor puesto que la nariz le sangraba.

Dolorida, sujeto su nariz notando que está sangraba y soltó un zollosos puesto que su nariz le dolía demasiado y temia habérsela roto.

- Wow, en serio eres muy ciega.- Riendo a grandes carcajadas.

-¡Cállate y a ti que te importa!- Exclamó frustrada, buscando sus lentes en su bolsillo.

Palpando noto que estos ya no estaban en su bolsillo, instantáneamente olvidó cualquier tipo de dolor y empezó a buscarlo tanteando en el piso.

Luego de unos minutos, el niño frente a el tendía sus lentes con una sonrisa burlesca.

- Sabia que eras ciega.-Dijo con esa estúpida sonrisa.- Me haces reír, desde ahora eres mi esclava dime dónde puedo comprarte.

-¡¡Cállate!!, ¡Yo no soy esclava, eres raro!- Arrebatándole los lentes

El dolor de su nariz mas la humillación de ser descubierta, le habían causado un inmenso mal humor.

Amor Al Demonio ( Doflamingo X Fem Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora