2: Un gran cambio

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Sin previo aviso, la relación entre Lisa y Jhonatan llegó a su fin, dejando a todos desconcertados. Nadie sabe exactamente qué ocurrió. Los padres del señor Kim, es decir, los ex suegros de Lisa, estaban especialmente sorprendidos, ya que estaban a punto de comenzar los preparativos para la boda.

Jennie, de tan solo 10 años, también quedó perpleja. La última vez que vio a su mamá Lisa en la casa, el cielo estaba nublado y llovía ligeramente. Jennie observó cómo su mamá subía a un taxi, sin imaginar que sería la última vez que la vería en la casa de los Kim por mucho tiempo.

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Un día, Jennie recordó cómo su papá la llevó a una casa enorme. Había empleados por todas partes y muchos coches estacionados. Mientras miraba a su alrededor, alcanzó a ver algunas vacas en un campo cercano, y su corazón se llenó de alegría porque amaba a las vaquitas. Estaba emocionada porque sus vacaciones iban a comenzar y se quedaría en ese lugar tan grande. Le parecía una bendición.

Sin embargo, algo le resultó extraño. Jhonatan, su papá, tenía una expresión apagada en su rostro, algo que no era común en él. Normalmente, durante los viajes largos en coche, ponían música y cantaban juntos hasta quedarse sin voz, pero hoy fue diferente. 

Jennie intentó hablar con él, pero la única respuesta que recibió fue, "ahora no, Ruby". "Ruby, pensó Jennie, ¿por qué me llama Ruby? Nunca me llama así". Aunque le pareció extraño, no le dio mucha importancia en ese momento.

Cuando llegaron a la casa, Jennie se quedó de pie observándola con todas sus maletas alrededor. Parecía que llevaba todo su armario, lo cual le parecía excesivo para unas pocas semanas de vacaciones. 

Jhonatan se paró a su lado, esperando que alguien abriera la puerta. Después de unos minutos, un hombre apareció y dijo Residencia de Sewan Kim, ¿qué se les ofrece?Jennie se quedó atónita. 

¿Sewan? ¿Iba a pasar las vacaciones con su madre? Esa señora le daba miedo, y Jennie sabía que su madre tampoco la quería.

Inmediatamente, Jennie miró a su papá con preocupación. Se aferró a él con fuerza, suplicando, ¡Papá, no me quiero quedar aquí, no me dejes! Las lágrimas comenzaron a correr por su rostro. En ese momento, apareció Sewan Kim con una copa de vino en una mano y un papel en la otra. Sin inmutarse por las lágrimas de Jennie, le dijo a JhonatanFirma esto, recuerda lo que acordamoscon una sonrisa maliciosa.

Jennie vio esa sonrisa y sintió que parecía un demonio. Jhonatan firmó el papel, se lo tiró a Sewan y trató de separar a Jennie de él. Ella se resistió, gritando y llorando. Jhonatan se agachó lentamente hasta quedar a la altura de su hija y le dijo, Hasta luego hija, te esperan adentro

Entra las maletas tú, como te llamesordenó Sewan a uno de los empleados, que obedeció sin cuestionar.

Jennie lo entendió, aunque era solo una niña, era inteligente. Sabía que algo estaba muy mal¡Papá, qué haces, vámonos!Pero Jhonatan se levantó y se fue, dejando a Jennie en la entrada de la imponente casa de Sewan Kim, sintiéndose más sola y asustada que nunca.

 ese día su mundo cambió para siempre.

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Jennie se despertó sobresaltada, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho. Había tenido ese horrible sueño de nuevo, una pesadilla que la perseguía desde hace años. Una y otra vez, su mente repetía la misma escena y la misma frase que la había atormentado desde aquel fatídico día.

Tenía 16 años ahora, pero el recuerdo estaba tan vívido como si hubiera ocurrido ayer. En su sueño, ella estaba nuevamente en la sala del tribunal, pequeña e indefensa, con sus dos padres sentados en tribunas opuestas. Los rostros tensos de su madre y su padre, mirándose con una mezcla de odio y resignación, quedaban grabados en su memoria.

El juez, con su voz severa y autoritaria, pronunciaba las palabras que desgarraban el corazón de Jennie: "La custodia se otorga a la señora Sewan Kim". Esa frase resonaba en su cabeza, un eco que nunca se desvanecía. Jennie recordaba cómo se había sentido, la desesperación y la impotencia inundándola, queriendo correr hacia su papá y aferrarse a él, pero sabiendo que no podía hacer nada para cambiar lo que estaba sucediendo.

A pesar de su corta edad en ese entonces, Jennie había entendido la gravedad de la situación. Miró a su padre con lágrimas en los ojos, buscando algún consuelo, pero él simplemente bajó la mirada, incapaz de sostener su mirada. Su madre, Sewan, en cambio, tenía una expresión de triunfo que Jennie nunca podría olvidar.

Despertar de ese sueño era como revivir el dolor una y otra vez.

 Jennie se quedó en su cama, mirando al techo, tratando de calmar su respiración. Las lágrimas rodaban por sus mejillas mientras la frase seguía repitiéndose en su mente. "La custodia se otorga a la señora Sewan Kim". A los 16 años, Jennie aún no podía escapar del peso de esas palabras ni del sentimiento de pérdida y traición que las acompañaban.

𝐒𝐑𝐓𝐀 𝐌𝐀𝐍𝐎𝐁𝐀𝐋- 𝐉𝐄𝐍𝐋𝐈𝐒𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora