El Secreto del Poder. [Radiostatic]

One

Antes de comenzar, pido una disculpa enormemente, re-modificar el capítulo para darle más sentido y poder continuar con normalidad los capítulos al igual que la historia.

Al igual, que aprecio gratamente los comentarios que dejaron en el capitulo modificado.

Ahora sin más que decir, espero disfruten de esta lectura.

Vox se encontraba arreglándose, consciente de que su presentación era crucial. Cada prenda, cada gesto, debían ser impecables. ¿Cómo podría permitirse vestir mal? Eso sería simplemente imperdonable en su posición.

Mientras ajustaba cada detalle de su atuendo, su mirada se desvió hacia aquel frasco que había llegado a odiar con toda su alma y que seguiría odiando hasta el final de sus días infernales: un frasco de supresores de Omega. La simple visión de aquel objeto le recordaba su condición, su lugar en el orden jerárquico infernal. Estar en el infierno ya era una tortura, pero ser un Omega lo hacía tres veces peor, especialmente siendo uno de los pocos omegas que quedaban.

¿Cómo podían estar en el infierno? Los omegas, según las normas impuestas por los Alfas, debían ser sumisos, gentiles y complacientes. Eran considerados simples herramientas para satisfacer los deseos de los Alfas, objetos sin voluntad propia.

Pero él...

Él era todo lo contrario a lo que se esperaba de un Omega perfecto. Desde su vida pasada hasta su existencia infernal, Vox había desafiado constantemente las expectativas impuestas sobre los omegas. Había rechazado la sumisión, había luchado por su autonomía, había desafiado a aquellos que intentaban someterlo.

Aún en vida, había enfrentado situaciones difíciles, incluso llegando a asesinar fríamente a un Alfa que se había sobrepasado con él. Cometió demasiadas acciones, algunas de las cuales no se enorgullecía de recordar, pero cada una de ellas había sido un acto de resistencia contra un sistema injusto.

Sin embargo, tenía claro que no era como los demás omegas.

Había logrado más cosas que cualquier estúpido Alfa nunca lograría. No eran iguales, pero él se consideraba superior a la mayoría de ellos. Había aprendido a vivir en un mundo donde los omegas no tenían voz ni voto, a sobrevivir en un infierno donde los omegas eran simplemente objetos de satisfacción y premios. Había aprendido a camuflarse y actuar, a ocultar su verdadera naturaleza bajo una máscara de indiferencia y control. Se enorgullece de decir que nunca habia amado a ningún Alfa

"excepto uno."

La mención de ese Alfa en particular hizo que la sonrisa que adornaba su rostro se desvaneciera. A pesar de su aparente seguridad y control, el recuerdo de ese encuentro seguía atormentándolo. Ya no odiaba tanto su segunda naturaleza, pero detestaba cuando esta lo contradecía. Su Omega interior a veces se rebelaba, recordándole su condición, su vulnerabilidad.