El Secreto del Poder. [Radiostatic]

Two

Su cuerpo temblaba convulsivamente mientras las lágrimas brotaban sin control de sus ojos, arrastrando consigo el peso de su dolor y sufrimiento. Sus labios se crispaban ante la intensidad del miedo y la angustia que lo invadían, mientras su mano se aferraba desesperadamente a su vientre, como si pudiera contener el tormento que lo consumía desde adentro. Cada espasmo era como un puñal clavado en lo más profundo de su ser, retorciéndolo en una agonía insoportable que lo dejaba sin aliento.

En medio de su sufrimiento, solo podía escuchar los sollozos desgarradores de su madre, el eco desesperado de su amor y su impotencia. ¿Por qué no venía a su lado para consolarlo? ¿Por qué lo dejaba solo en la oscuridad y el abandono de su habitación? Anhelaba desesperadamente sentir los brazos amorosos de su madre rodeándolo, ofreciéndole el consuelo y la protección que tanto necesitaba en ese momento de desesperación.

Pero en lugar de eso, solo escuchaba los gritos de ira de su padre, el sonido hueco de su furia desatada contra cualquier objeto que se cruzara en su camino. La amargura y el resentimiento se mezclaban con su propio dolor, envolviéndolo en una espiral de autodesprecio y desesperación. ¿Qué valor tenía ahora, como un simple Omega que no podía cumplir con las expectativas de su familia?

Sus lágrimas brotaban en torrentes interminables, su cuerpo se debilitaba con cada segundo que pasaba. Sentía cómo su conciencia se desvanecía lentamente, como si estuviera perdiendo la batalla contra el dolor y la desesperación. Odiaba esta sensación de impotencia, odiaba escuchar los gritos de su padre, odiaba ser quien era en ese momento.

-¡Cariño, por favor, tranquilízate! ¡Estás alterando a nuestro cachorro! -El grito desgarrador de su madre resonaba en su mente, cargado de desesperación y angustia, pero era como un eco lejano en medio de su tormento.

Otros espasmos de dolor sacudieron su cuerpo, recordándole la cruel realidad de su condición. A pesar de sus esfuerzos por contener el sufrimiento, su cuerpo estaba cambiando para dar vida, y cada célula de su ser lo recordaba con una intensidad abrumadora.

-¡Cómo quieres que me logre tranquilizar! ¡Jhonatan resultó ser un estúpido Omega! ¿¡A quién dejaré a cargo de mi empresa ahora!? -La voz de su padre resonaba con furia e indignación, un eco amargo de su propia impotencia y frustración.

Agarró su abdomen con fuerza, como si pudiera contener el dolor y la tristeza que lo consumían desde adentro. Quería gritar hasta desgarrarse la garganta, quería llorar hasta quedarse sin lágrimas, quería sentir el amor y el consuelo que tanto anhelaba, pero sabía que nunca llegaría.

Lentamente, el agotamiento y el dolor lo envolvieron como una manta oscura, mientras los gritos de sus padres se desvanecían en la distancia. Se abandonó al sueño inducido por el dolor, dejando que la oscuridad lo envolviera en un abrazo frío y solitario. Todo hubiera sido diferente si no fuera un Omega, si no estuviera atrapado en esta prisión de dolor y desesperación.