IV- Rivales

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~Ayúdame a alejarme de mí mismo...~

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—Tranquilo, a veces todos tenemos un mal día —le dijo, haciendo que el chico sonriera de lado —Habrá días mejores, o ya con la experiencia que tengas puedes renunciar y te vas a otro.

La joven seguía consolando, acariciando la espalda de Christoffer, este se sonrojo al sentir la tierna caricia reconfortante que le demostró su vecina.

Le parecía un buen gesto, de parte de su vecina.

Mientras que ellos charlaban de sus días laborales, la tercera persona los observaba desde el sector de pescado, carnes blancas y rojas. Apretaba con cierta fuerza la carne que había agarrado para averiguar su precio, porque el sujeto trataba de hacer memoria con respecto al rostro de esa persona. Sabe que de algún lado lo conoce, pero quizás nunca le dio tanta importancia como ahora...

Ella es suya y de nadie más, esta noche...Esta noche, va a cenar con su crush.

El contacto físico que él deseaba que ella le hiciera, se lo estaba demostrando a otra persona. Aunque sea la mínima caricia, él la quería, la ansiaba más y más. El pulso de su agarre en la carne roja, temblaba, se mordía el labio inferior tratando de que no sangrara. No podía apartar la mirada de esos dos que charlaban tan pacíficamente, como si se conocieran. Para la perspectiva de uno, creería que Christoffer y Charlotte hacen buena pareja, bueno, lo que suponía la pareja de ancianos que murmuraban cosas entre ellos; imaginando que son esa pareja que apenas se conoce.

Jacob odiaba escucharlos y se reían de como uno explicaba la situación del otro en sus tiempos. Movió su carrito del lado contrario, discretamente, se fue por otro pasillo para acercarse desde otro lado para escuchar su conversación. Luego, volvería por las cosas que necesitaba comprar.

¿Te has acostumbrado al vecindario? —le preguntó el muchacho, al sonreír de lado.

—Sí, estoy agradecida con algunos vecinos —contestó con cierto tono de ánimo en su voz. La imagen de Jacob y de él, aparecieron en su mente. Charlotte se había sonrojado con apenas recordar al primero.

Me alegro. También me agrada saber que hay alguien nuevo en el vecindario —admitió el joven, al sonreír de lado — Tengo una pregunta, ¿Te gusta correr por el parque?

La joven frunció el ceño ante tal pregunta, aunque no podía evitar sonreír ¿Acaso ese chico la vio correr en algún momento? Ella asiente en silencio, en parte, se sentía avergonzada porque si de verdad la viera recorrer en el parque más cercano, sería algo incómodo que alguien conocido la reconozca. La idea de salir a correr es para bajar unos kilos, no busca llamar la atención a alguien, prefiere pasar lo más desapercibida como pueda.

—Me gustaría salir a correr, si quieres lo vamos charlando más adelante —contestó Charlotte, con una sonrisa en su rostro —Creo que no estaría mal correr y charlar con alguien.

Ambos jóvenes hicieron contacto visual, pero en el medio del pasillo se encontraba él, observando la situación con una mirada sombría y frívola. Sin medir bien sus movimientos, el carrito de Jacob chocaba contra la parte de las latas de legumbres, haciendo que una lata de arvejas cayera directamente al suelo, causando que ese golpe seco y metálico interrumpiera la charla entre aquellas personas.

—¿Qué fue eso? — volteó bruscamente Charlotte, al igual que el muchacho.

—Creo que a alguien se le cayó eso —señaló Christoffer a la lata que se encontraba abollada.

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⏰ Última actualización: Mar 21 ⏰

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