Había una vez una joven y bella princesa llamada (...) Nieves que vivía en un reino muy lejano con su padre y madrastra/padrastro.
Su madrastra/padrastro, Kars, era un tipo muy hermoso, pero arrogante y orgulloso. Se pasaba todo el día contemplándose frente al espejo, haciendo poses extraña y probándose mascaras de piedra. Todos los días sin falta se paraba frente al espejo y preguntaba a sus pilares:
—Ac/Dc, Wamū ¿Quién es el ser más perfecto del reino?
Entonces los pilares respondían:
—Tú eres el más perfecto de todos los seres
Kars quedaba satisfecho, pues sabía que sus hombres del pilar siempre decían la verdad. Sin embargo, con el pasar de los años, la belleza y bondad de (...) Nieves se hacía más evidente. Por todas sus buenas cualidades, era amada en su reino, y llegó al fin un día en que Kars preguntó de nuevo:
—Hombres del Pilar ¿Quién es el ser más perfecto del Reino?
Y Ac/Dc y Wamū que habían tomado mucho cariño a la pequeña princesa, respondieron;
— ¡Ya deja de mamar con la misma pinshe pregunta! ¡Ya nos tienes hasta la madre!
Y entonces Kars comprendió que sí quería volver a tener la atención de sus hombres del Pilar, debía eliminar a la pequeña princesa.
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La mañana llegó, una mañana brillante con un cielo azul hermoso y el sol brillando en lo alto. La gente del reino empezaba sus labores con alegría pues todo parecía ser perfecto en aquél mundo de cuento de hadas, perfecto para todos, todos excepto;
— ¡No mms cabrón! ¿Por qué siempre tiene que haber una madrastra que me agarra de sirvienta? —(...) Nieves vestía un viejo y desgastado vestido y zapatos rotos, traía consigo una escoba con las cerdas duras que hacían aún más difícil la labor de tallar el suelo
—Ya sabes (...) Nieves, es parte de la trama—y el gato que la acompañaba en sus aventuras, se mantenía recostado en la orilla del pozo—. Además no te quejes, no es cómo que no estés acostumbrada a la explotación laboral
(...) Nieves refunfuño y lanzó la escoba al suelo con ira.
— ¡Pues no me gusta! ¡Soy la princesa! Debería estar vestida con ropas finas y viviendo en una burbuja de privilegios dónde pienso que el pobre es pobre porqué quiere
—Lo siento, pero los cuentos no son así y mejor date prisa, puedes ponerte a cantar, así los animalitos del bosque vendrán a ayudarte con la limpieza
— ¿En serio funciona así? —cuestionó algo escéptica
—Prueba cantando algo
— ¿Y que canto?
—Lo que quieras, tu voz angelical atraerá a los animalitos para que limpien por ti
—Haberlo dicho antes—(...) Nieves retomó la escoba, carraspeó con la garganta y empezó—Ella le gusta vacilar, to' lo' weeken' irse janguear
Ella e' loquita, pero e' dulce como candy
Su' pai' la quieren ver casa', que ya termine la escuela
Pero ella cambia má' de novio que de pantyDe pronto varios animales empezaron a acercarse; los pajaritos empezaron a levantar las basurillas con sus picos, los mapaches usaban sus colitas esponjosas para sacudir el suelo, los venados jalaban las cuerdas del pozo para sacar agua y los conejos limpiaban los asientos de piedra.
—Le gusta a lo kinky, nasty, aunque sea fancy
Se pone cranky si lo hago romanti'
Le gusta el sexo en exceso
Y en el proceso me pide un beso— ¡¿QUE MIERDA ESTÁN CANTANDO AQUÍ?!