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Finney Blake, ese chico sentía una fuerte atracción por una chica, la amiga de su hermana, él no podía admitirlo, ni siquiera era capas de mirarla a los ojos ya que era demasiado tímido.
- ¿Vendrás a verme a mi partido? - dijo mientras él y Gwen caminaban a casa.
- Que tonto eres, obvio que si iré.
Finney se quedó un momento en silencio.
- ¿Y tú amiga irá? Tú amiga Melanie - dije mirándola con algo de intriga.
- ¿por qué preguntas eso? - dijo con una pequeña risa.
- ¿Te gusta o que? - dijo Gwen en broma pero al que su hermano se quedó en silencio se le borró la sonrisa.
- Finney, ¿te gusta? - dijo en un tono más neutral.
- ¿Q-que? No. - dijo con una risa nerviosa.
- Finney no me mientas, tú no preguntas por una chica solo por qué si - dijo obvia.
Finney suspiró. - bien... creo que me gusta... un poco.
Ni bien Finney terminó su oración Gwen empezó a gritar como loca.
- ¡Por Dios! !están echo el uno para el otro¡ - dijo Gwen muy emocionada pero rápidamente se tapó la boca por lo que acababa de decir.
- ¿Eh? ¿Qué dijiste?
- N-nada, por cierto, ¿la que te gustaba no era Donna?
Finney le explicó que ya no sentía nada por Donna, desde que vio a Melanie desaparecieron aquellos sentimientos, como si nunca hubieran existido.
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- Melanie, se te caerán los ojos de tanto mirarlo - dijo Gwen obvia.
