Capitulo 5

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Leo y Lila llegaron a la cueva al atardecer. Era una cavidad natural en la roca, cubierta por unas ramas y unas hojas. Leo apartó la vegetación y entró en la cueva, seguido por Lila.

La cueva era amplia y profunda, con varias galerías y recovecos. En el fondo había un manantial que brotaba de la pared y formaba un pequeño lago. El agua era cristalina y reflejaba la luz del sol, que se filtraba por unas grietas en el techo.

Leo desmontó del caballo y ayudó a Lila a bajar. Ató al animal a una estaca y le dio de comer y de beber. Luego se acercó a Lila y le dijo:

- Esta es la cueva de los sueños. Aquí estaremos seguros.

- ¿Por qué se llama así? -preguntó Lila.

- Porque dicen que aquí se cumplen los sueños -respondió Leo-. Que aquí se puede ver el futuro y el pasado. Que aquí se puede encontrar el amor y la felicidad.

- ¿Y tú lo crees? -insistió Lila.

- - No lo sé -admitió Leo-. Nunca lo he probado. Pero me gusta venir aquí, a veces. Me siento en paz y en armonía.

- Yo también me siento así -confesó Lila-. Me gusta esta cueva. Me gusta estar contigo.

Leo sintió una oleada de emoción al oír las palabras de Lila. La miró a los ojos y le sonrió. Ella le devolvió la sonrisa y se acercó a él.

Se tomaron de las manos y se sentaron junto al lago. Se quedaron en silencio, mirando el agua y el cielo. Se sintieron unidos por un vínculo especial, que no podían explicar ni entender.

Pero no estaban solos. Alguien los estaba observando desde la entrada de la cueva. Alguien que los había seguido desde el claro. Alguien que los había traicionado.

Era uno de los cazadores, el más joven y rubio. Era el hermano menor del príncipe Dorian, el que había venido con él para la boda. El que había fingido ser su amigo y su aliado.

Era Eric, el traidor.

Eric había visto cómo Leo salvaba a Lila de los cazadores y cómo huían juntos hacia el bosque. Había visto cómo se escondían en la cueva y cómo se mostraban cariño y afecto.

Eric había sentido una mezcla de rabia, celos y codicia. Rabia por la huida de Lila, que arruinaba los planes de su hermano. Celos por el amor de Leo, que le arrebataba a su deseada. Codicia por la recompensa, que le haría rico y poderoso.

Eric había decidido actuar. Había esperado a que los otros cazadores se alejaran y luego los había seguido a distancia. Había encontrado la cueva y se había acercado con sigilo. Había sacado su arco y su flecha y se había preparado para disparar.

Su objetivo era Leo, el guardia lobo, el licántropo.

Eric sabía que Leo era un licántropo, un hombre lobo. Lo había descubierto una noche, cuando lo había visto transformarse en el patio del castillo. Lo había visto correr hacia el bosque, con su pelo negro y su piel pálida. Lo había visto aullar a la luna, con su voz ronca y profunda.

Eric no le había dicho nada a nadie, ni siquiera a su hermano. Había guardado el secreto de Leo, por odio y por venganza. Había querido matarlo, por ser diferente, por ser un monstruo.

Pero nunca había tenido la oportunidad de hacerlo ni de acercarse a él. Siempre lo había visto desde lejos, vigilante y silencioso. Siempre lo había sentido cerca, pero inalcanzable.

Hasta ahora. Ahora Leo estaba frente a él, vulnerable e indefenso. Ahora Leo era su presa y su enemigo.

Eric no dudó ni un instante. Apuntó a Leo y disparó. La flecha salió disparada hacia su pecho, con fuerza y precisión.

Pero no le alcanzó. Algo se interpuso en su camino.

Fue Lila, la princesa maga, la mujer con poderes especiales.

Lila había sentido el peligro y había reaccionado por instinto. Había levantado la mano y había creado un escudo de luz. Había desviado la flecha y la había hecho caer al agua.

Lila había salvado a Leo y se había puesto en riesgo.

Leo vio cómo Lila se interponía entre él y la flecha. Vio cómo la flecha rebotaba en el escudo de luz y caía al lago. Vio cómo Lila se giraba hacia él y le miraba con alivio y amor.

Leo sintió una oleada de gratitud y de admiración. Lila era una maga, una mujer con poderes especiales. Lila era una heroína, una mujer que lo había salvado.

Leo se levantó y abrazó a Lila. Le dio las gracias y le dijo que la quería. Le besó con pasión y ternura.

Lila se dejó abrazar y besar por Leo. Le correspondió con el mismo sentimiento y la misma intensidad. Le dijo que también lo quería y que no lo dejaría.

Se olvidaron del mundo y de sus problemas. Se entregaron al momento y a su amor.

Pero no estaban a salvo. Alguien los seguía observando desde la entrada de la cueva. Alguien que los había seguido desde el claro. Alguien que los había traicionado.

Era Eric, el traidor.

Eric vio cómo Lila salvaba a Leo y cómo se besaban con pasión. Vio cómo se olvidaban de él y de su ataque. Vio cómo se confiaban y se relajaban.

Eric sintió una mezcla de rabia, celos y codicia. Rabia por el fracaso de su plan, que arruinaba los planes de su hermano. Celos por el amor de Lila, que le arrebataba a su deseada. Codicia por la recompensa, que le haría rico y poderoso.

Eric decidió actuar de nuevo. Esperó a que Leo y Lila se durmieran y luego entró en la cueva con sigilo. Sacó su daga y se acercó a ellos con cuidado.

Su objetivo era Lila, la princesa maga, la mujer con poderes especiales.

Eric sabía que Lila era una maga, una mujer con poderes especiales. Lo había descubierto un día, cuando la había visto curar a un pájaro herido con sus manos. Lo había visto volar hacia el cielo, con sus plumas blancas y su canto dulce. Lo había visto agradecerle a Lila, con su mirada tierna y alegre.

Eric no le había dicho nada a nadie, ni siquiera a su hermano. Había guardado el secreto de Lila, por odio y por venganza. Había querido matarla, por ser diferente, por ser una bruja.

Pero nunca había tenido la oportunidad de hacerlo ni de acercarse a ella. Siempre la había visto desde lejos, hermosa y triste. Siempre la había sentido lejos, pero cercana.

Hasta ahora. Ahora Lila estaba frente a él, vulnerable e indefensa. Ahora Lila era su presa y su enemiga.

Eric no dudó ni un instante. Apuntó a Lila y apuñaló. La daga salió disparada hacia su pecho, con fuerza y precisión.

Pero no le alcanzó. Algo se interpuso en su camino.

Fue Leo, el guardia lobo, el licántropo.

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⏰ Última actualización: Mar 21 ⏰

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