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Necesitaba a mi lobo suelto y sacar fuera la energía. Tres días de esconderse y tratar de llegar a un acuerdo con lo que había hecho era nada comparado con el miedo de enojar a Jeno. Sabía que donde quiera que estuviera, estaba enojado porque escapé mientras dormían. No había querido alejarme tanto tiempo. Había sido rechazado por mi manada después de no poder explicar por qué fui marcado por osos. Fui incapaz de decirle a Yangyang lo que pasó pero él había sido dulce y prometió hablar con el lobo alfa para que me dejara volver. Sí, gran posibilidad de que eso suceda. Era muy tarde. Me marcaron de forma permanente. Sus aromas químicos podrían desaparecer, pero mi alma había sido marcada por Jeno, Jaemin y Renjun.

Llevé mi auto a una reserva forestal y apagué el motor. Me metí en los árboles y me desnudé, poniendo mi ropa en una rama. Deslicé mis manos a través de mi cuerpo, pude recordar lo que era servir a tres osos exigentes. Estaba perdido. Me aclaré la mente y mi cuerpo convocó a mi lobo. Estar de vuelta en cuatro patas tomó un momento para ajustarse. Mi equilibrio y el mundo se hicieron más intenso con los olores y los sonidos de la noche. Empecé a correr, contento de estirar las piernas después de estar encerrado en mi apartamento. Mi nariz me guió mientras corría entre los territorios de los clanes, la última cosa que quería hacer era provocar una pelea. Yo era un lobo solitario en este momento y sin una manada, era vulnerable.

Empujé mis patas con fuerza, pasando entre los árboles. Se sentía bien estirar los músculos debajo de la cubierta de la luz de luna. Por un momento, me olvidé del mundo. No estaba solo, tenía tres osos buscándome, no tenía necesidad de preocuparme por lo que haría ahora. Y sin embargo  algo me faltaba. Alguien debía estar a mi lado, corriendo conmigo, no alguien — varios.

Reduje la velocidad a un trote e inhalé los olores del bosque. Me alegré de que ninguno de los clanes y las manadas que vivían alrededor de Chicago habían reclamado esta área como su patio trasero personal. Agudicé mis oídos, vi el movimiento de algo grande y pesado.

Pensé que podría ser un alce, pero el golpe de sus pies era demasiado duro. Me quede inmóvil, y bajé la cabeza, esperando que mi presencia pudiera pasar desapercibida. Por desgracia, estaba a favor del viento y la brisa ligera trajo mi aroma en su dirección. Hice todo lo posible para mantener la calma cuando la figura se acercaba, el sonido de ramitas rompiéndose anunciaba su llegada. Podría escapar, pero, ¿a dónde? Estaba seguro de que podía llegar a mi auto. Podría gruñir, pero sin una manada para apoyarme todo sería un mero espectáculo.

Respiré profundamente y me calmé, cuando una forma oscura surgió de los árboles en cuatro patas. Retrocedí hasta que mis patas traseras estaban contra un roble. Un gigante oso pardo se acercó hacia mí. Yo sabía que era un shifter ya que no había osos salvajes tan cerca de la ciudad. ¿Había pasado accidentalmente una marca e invadido otro territorio? Quería pedir ayuda, excepto que ahora estaba solo y nadie respondía. Hice lo único que pude. Metí mi cola entre mis patas y mantuve los ojos en el suelo, lo que indicaba mi sumisión. Si tenía suerte, entonces me dejaría ir.

El oso se detuvo y cuando no me golpeó con su pata o me rugió, rodé sobre mi espalda y le di mi vientre. Cerré mis ojos y esperaba que él me dejase ir. El sonido de los huesos crujir atrapó mis oídos y me estremecí. Por favor, sólo déjame ir, repetí una y otra vez en mi mente. Algo me tocó el vientre y gemí.

Una suave voz me hizo callar y lo que había imaginado que eran largas, afiladas garras, eran dedos humanos. Se hundieron en mi piel y me acarició suavemente. Aún así, no podía mirar. Un olor familiar penetró mi nariz y mi cuerpo se aflojó hasta que estaba tirado en el suelo como un lobo tomando el sol, calmado, relajado.

— Tranquilo — dijo. Yo no tenía la necesidad de ver su rostro para saber que era Jeno. Su manera de hablar me sugirió que era el trato para los omegas.

Me atreví a mirar. Su expresión era firme y sus ojos brillaban por su animal y calidez. Debería estar aterrado, pero no lo estaba. Fue confuso. La comodidad ante Jeno hizo fluir mi cambio, mis patas se convirtieron en manos, mi pelaje cambio a piel caliente.

Agarré la hierba y deslice mis ojos hacia Jeno, tenía miedo de ver su decepción.

— Lo siento — murmuré.

— Ven aquí — dijo, su voz suave y tersa.

Yo no dudé y me metí en su regazo, sus grandes brazos sosteniéndome cerca. Era tan cálido, suave y duro al mismo tiempo. Enterrando mi cara contra su pecho, inhale profundamente, su olor penetró en mí golpeando mi centro de placer. Sus manos corrieron por todo mi cuerpo, por mi espalda y bajando por los brazos.

Inclinó mi barbilla con los dedos para que pudiera ver sus ojos, mirando el color chocolate resplandeciendo en caramelo. Sabía que tenía que apartar la mirada, pero no pude.

— ¿Quieres explicarme lo que pasó?

Tragué saliva. Le debía una explicación, pero ponerlo en palabras era difícil. — Me asuste.

— Lo sé. — Él retumbó. —Tal vez no fuimos tan claros sobre nuestras intenciones hacia ti. Eso es mi culpa. Pero me hubiera gustado que hubieras venido a mí para hacer frente a tus inseguridades.

Asentí y traté de apartar la mirada pero no me dejó. — Yo no estoy acostumbrado, mi alfa a los omegas les prestaba poca atención, excepto a su pareja. Esa es la razón por la que Yangyang y yo estamos muy unidos. Porque sabemos lo que se siente ser ignorados. Yo lo siento. Todo pasó muy rápido y nunca pensé que iba a pertenecer a tres osos magníficos como ustedes. No sé cómo procesarlo.

— Entiendo. — Se inclinó y me besó, sus labios tomaron posesión de cada pulgada de mi ser hasta que gemí contra él — . Eres mi omega acoplado ahora y nunca serás ignorado de nuevo. Serás colmado de atenciones y amor. Cuanto antes aceptes tu posición, mejor será para todos los involucrados. Y no quiero oír nada acerca de un alfa de nuevo a menos que te refieras a mí. ¿Ha quedado claro?

Respire profundamente, su autoridad acarició mi naturaleza sumisa de una manera maravillosa. — Sí alfa.

Los labios de Jeno se detuvieron como si le gustara mi elección de palabras.
— Bueno. Ahora ven. Los otros están ansiosos por verte.

Me puso de pie y luego me besó en la frente. Sus dedos se entrelazaron con los míos y yo lo agarré firmemente, necesitando que él supiera que valoraba su dominio.

— Una vez que instales tu vida con nosotros, te mostraré nuestro territorio para que puedas correr libremente. Podemos ser un pequeño clan, pero los que viven en la vecindad saben que vamos en serio. Sin embargo, no vagaras sin supervisión. Uno de nosotros siempre estará contigo.

Mientras hablaba, mi cuerpo se calentaba y mi corazón se calmó. La manera en la que detalló su posesión sobre mí, aseguró su lugar como mi nuevo alfa. No es algo nuevo, pensé. Yo fuí marcado por Jeno y nunca habría otro. Mientras caminábamos por el bosque, me apoyé en él, necesitando su fuerza y apoyo. Todo esto era nuevo para mí. En mi manada anterior, tenía suerte si el alfa siquiera me miraba, y mucha más que me ayudara a superar mis problemas o intentar conseguir que sonriera. Me llevó hasta donde estaba mi ropa y me ayudó a vestirme. Cuando salimos de la línea de los árboles vi a Jaemin y Renjun apoyados en un SUV negro brillante, sus caras serias. Miré hacia abajo para hacerles saber que estaba totalmente decidido a someterme.

Jeno me soltó la mano. — Donghyuck ha explicado sus acciones y ha sido perdonado. Estoy seguro de que va a encontrar una manera de compensárnoslo.

La alegría en su voz envió una espiral de necesidad a través de mi cuerpo. Jaemin me dio un beso en la parte de atrás de mi cuello. Era profundo y áspero, supe que estaba molesto de que yo escapara. Renjun me llevó a su lado, su lengua se adueñó de la mía en un baile lento, profundo, que me dejó sin aliento.

— Tú conduces — dijo Jeno y lanzó las llaves a Jaemin.

Cada uno me besó, luego tomé mi lugar en el asiento trasero. Todavía estaba irritado, odiando haber tomado malas decisiones, pero igualmente feliz de haber sido perdonado.

El destino había elegido a mis compañeros sabiamente. Jeno se deslizó a mi lado y extendió sus brazos. Me alegré de que supiera que necesitaba consuelo. Acurrucándome contra él, cerré los ojos y me centré en su sólido y cálido pecho mientras me acariciaba. Aquí era donde pertenecía.

ㅤㅤㅤㅤ𝘁.𝗽.𝗹ㅤㅤ! 罪 ¡ㅤㅤ00 𝗅𝗂𝗇𝖾ㅤDonde viven las historias. Descúbrelo ahora